Ángel Rodríguez Kauth (1), Guillermo Fernández Fouce (2)
Lectura psicosocial y psicopolitica de los hechos
posteriores al 11 de marzo en Madrid

 
A MODO DE DISCULPA

Antes de entrar en tema, los autores, que viven a uno y otro lado del Atlántico, pero que como en la metáfora anarquista del Archipiélago, consideran que el agua en lugar de separar nos une- estamos obligados a pedir disculpas a los lectores de papers científicos por el uso -y quizás abuso- en este escrito de adjetivos calificativos que encontrarán. Como explicación existen dos razones: a) desde una perspectiva psicosocial no hemos hecho más que repetir el texto del discurso que atravesó a los españoles -directamente afectados por los atentados terroristas y las consecuencias políticas inmediatas- y al mundo occidental, que los sintió, vivió y dolió como propios. Entendemos que es prudente y conveniente que los escritos de tenor psicosocial y psicopolítico no se alejen en demasía de los sentimientos y pensamientos que afectan al imaginario colectivo de los afectados ya que así se refleja de un modo más fiel los sentipensamientos (Galeano, 1985); y b) no es posible  descarnarse como científicos sociales de la condición humana y por ello expresamos el estado afectivo e intelectivo tal como lo vivimos: con el mismo dolor, bronca y congoja que sus protagonistas.

CRONOLOGIA DE UN EPISODIO ABERRANTE

11 de marzo de 2004. Madrid despierta con la noticia que poco antes habían sucedido atentados terroristas encadenados, los que según recuentos provisorios provocaron más de 180 muertos y cientos de heridos (3). Los atentados (4) se hicieron en cuatro trenes con destino a Atocha, en el corazón de Madrid. La fecha no es  casual: tres días después el pueblo español concurriría a elecciones generales.
Fue el mayor atentado terrorista que sufrió España -y Europa Occidental- en su historia de algo más de 50 años. Se lo definió de inmediato como 11M, en alusión al 11S del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono en Washington. Es a partir de aquel momento en que se inicia una lectura que arroje algo de luz sobre un acto demencial que costó la vida de dos centenares de personas y que selló el resultado de la  convocatoria electoral.
No fue casual la fecha de los atentados debido a que el ánimo preelectoral vaticinaba, según estudios demoscópicos en favor del Partido Popular (PP)- frente al contrincante de más de dos décadas en esas lides, es decir, el PSOE aunque según ellas la distancia se acortaba cada día. Sin embargo los atentados trajeron no sólo el recalentamiento del clima político que estaba alicaído y que  anticipaba una fuerte abstención; con lo cual el abstencionismo  facilitaba las perspectivas de triunfo del PP. Más, la sucesión de  atentados modificaron sustancialmente el clima psicosocial que se vivía en España por -en principio- un repudio unánime en que se mezclaban dolor, impotencia, desconcierto y "bronca".
A poco de conocidos los hechos el pueblo sintió que era manipulado –por los medios- de modo infaman por el gobierno que  repetía insistente en los dichos de sus voceros y también en la de  periodistas obsecuentes de los canales de TV que con alta frecuencia  insistían en "ETA, ETA", lo que llamó la atención que la autoría del  episodio se atribuyera a la organización vasca. Incluso, Aznar llamó  a los directores de periódicos españoles e internacionales para decirles que fue ETA, luego quejas de corresponsales extranjeros por las presiones. Más aún, se enviaron cartas desde la Chancillería a  los embajadores para que apuntasen a ETA como responsable. El sentimiento de manipulación alcanzó su ápice en la manifestación que el Gobierno convocó para la tarde siguiente, cuando millones se reunieron en ciudades, pueblos y villas para expresar su repudio al hecho. La manifestación fue la más grande en la historia de España con las calles colapsadas.
Entonces se vio que muchos manifestantes acudieron con carteles -utilizados en otras ocasiones de actos de salvajismo los cuales  llevaban el sello de la organización vasca- en donde se expresaba "ETA NO". A poco de iniciados los multitudinarios actos los carteles fueron bajados, ya que entonces se sospechaba que ETA no participó y que lo más probable es que fuera provocado por alguna organización terrorista internacional. Por la tarde del 11 lo revindicó en Gran Bretaña una organización islámica; la dinamita usada, que se argumentó utilizaba ETA no era la que usa ETA; además se encontró una furgoneta con un vídeo en árabe en Alcalá de Henares el 11 pero se sostenía que lo más lógico era pensar en ETA; sólo cuando se detuvo a árabes implicados y también porque la policía -enfadada- filtró datos salió el Ministro a decir que aunque las hipótesis estaban abiertas se investigaba con intensidad la pista islámica  recién a la noche del 12 para decirlo. Además, los voceros de ETA rechazaron la autoría de los atentados.
Con estas nuevas confirmaciones que se ocultaron en los medios de comunicación controlados por el gobierno, la indignación subió de tono produciéndose una segunda manifestación por la noche ante  sedes del PP, ellas fueron convocadas por móvil y el ¿quién ha sido? fue mucho más intenso. Había caceroladas y mucha bronca. El PP, nervioso porque los acontecimientos le habían desbordado, salió ese día -jornada de reflexión preelectoral- a decir que se vulneraba la Constitución y se insinuó suspender las elecciones. Circuló un rumor  que pensaron en declarar el estado de excepción pero el Rey lo paró.
El clima psicosocial giró notablemente, ya no se trataba solamente de lo señalado -que se mantenía- sino se agregaba a la "bronca" saber que se usaba desde el Gobierno un acto infame para volcar una votación favorable a sus intereses; pese a que en pocas horas hubo evidencias que fue obra de fundamentalistas islámicos.
Pero, "la mentira tiene patas cortas" y la gente sospechó que ETA no participó en esos actos terroristas, que llevan el sello de Al Qaeda (5), organización que declaró la guerra contra los países que apoyaron a Bush en la invasión a Afganistán y que lo secundaron en la invasión y masacre de Irak -entre ellos España- con lo que el dirigente del PSOE, Rodríguez Zapatero definió, sin eufemismos como "una guerra por si acaso".
El acto terrorista tuvo sus frutos, no sólo sembró el pánico entre la población española que es el objetivo psicosocial principal  de la organización, sino que -cuesta decirlo- obtuvo un resonante éxito a diferentes puntas. En primer lugar modificó el panorama político español, dando lugar a un vuelco en las preferencias electorales. A fuer de verdad no fue un vuelco en sentido propio, el PP obtuvo casi los mismos votos que en las anteriores elecciones, el salto lo dio el PSOE con casi 11 millones de votos frente a unos 8 millones anteriores. Es que el voto de izquierda se movilizó y sectores que no pensaban votar, lo hicieron; además IU se hundió estrepitosamente probablemente pasando sus votos al PSOE. Para las elecciones la mayoría de los abstencionistas olvidaron que un año antes manifestaron su repudio a que España enviase tropas a Irak -en una cifra cercana al 90% (Rodríguez Kauth, 2003)- (6) formando parte de una coalición que iba a contrapelo de lo resuelto por la UN. En ése momento el pueblo reconoció que si los atentados eran obra de Al Qaeda, entonces debían expresar su repudio no sólo en las calles, sino en las urnas. No se trataba de continuar con un modelo que a algunos les llevó prosperidad, sino que el propósito era terminar con el modelo que los condujo a una guerra no deseada. Eso ocurrió, en 48 horas el PSOE invirtió la tendencia electoral y sacó seis puntos de ventaja al PP. Lo logró con la modificación del voto en muchos electores y logrando romper con la abstención prevista. Una victoria que terminó con un régimen que hizo oídos sordos a los reclamos de su pueblo -algo semejante ocurrió en Argentina con el derrocamiento de De la Rúa- y que hasta el final mintió.
El resultado electoral no se explica sólo por los atentados, la gente estaba enojada con el PP; de hecho aunque las encuestas le daban vencedor también manifestaban que querían cambios, aunque no encontraban una alternativa lo suficiente motivante, pero había un contraste de fondo entre la bronca y el mal humor de Aznar y los suyos y el trabajo suave, tranquilo y basado en el diálogo de Zapatero (7). No se olvidaron cosas como la boda de su hijo, la huelga general, el Prestige, la reforma educativa, que dinamitase la UE, que actuase contra la cultura y contra casi todos los sectores posibles de la sociedad. El atentado desencadenó cosas ocultas. Ante lo que se dice que el resultado electoral es un éxito para los terroristas y expresan la cobardía del pueblo español que se rinde ante el terror, lo ocurrido es lo contrario, no es un signo de debilidad retirar las tropas ni es signo de rendición el voto que se dio. Fue enfrentar la situación desde el coraje cívico y sereno para colocar las cosas en su sitio y llevar un mensaje claro: ¡no se puede luchar contra el terrorismo con el terrorismo de Estado o guerras ilegales! España tiene referentes claros de eso: en la historia más reciente el rechazo a los GAL; más remotamente podría señalarse la guerra contra los franceses ilustrados que pretendieron invadir España, demostrándose que con bombas y guerras no se  desarrolla el mejor producto, se llame ilustración o democracia y  la reacción de los pueblos ante estas situaciones es resistir.
El segundo éxito de Al Qaeda tiene -al menos- dos puntas en  política internacional. El primero advirtió que no estaban desarticulados, como lo hacía creer la prensa y, en consecuencia, están en condiciones de repetir actos semejantes en cualquier parte, en especial en Europa, que hasta entonces parecía ajena a ellos. El segundo éxito -que espera ser confirmado- fue un tiro por elevación a las elecciones de los EE.UU. en noviembre; es una advertencia al pueblo norteamericano que el modelo belicista de los "halcones" que acompañan las pretensiones mesiánicas de Bush no sirven para el combate al terrorismo. Es hora de abandonar las armas y negociar, término éste que solamente se usa para hacer "negociados" de los empresarios capitalistas con la complicidad de los políticos del establishment que se prestan para tal fin, pero que no se lo utiliza  en las mesas de negociaciones políticas para zanjar las diferencias entre partes aparentemente irreconciliables. Asimismo, lo que se pretendía era también romper la coalición internacional por uno de sus flancos más débiles avisando a otros países aliados.
Bush apunta a ser reelecto y -tras los atentados en Madrid- no  deja de leerlos como un llamado de atención a la forma en que conduce la política exterior. Sería un débil mental si no asocia la derrota de Aznar con el apoyo armado a Bush en la invasión a Irak (8) como un "voto castigo" para un aliado incondicional. El triunfo de Rodríguez Zapatero complica la situación de Bush en lo interno, ya que aquél aseguró -estaba en el programa electoral sólo que sacaría a las tropas en junio y lo hizo antes- que regresarían los 1300 soldados españoles en Irak, con lo cual Bush debía reforzar ese frente con sus fuerzas (9) y esto los norteamericanos no lo aceptan.
El segundo éxito en política internacional -unido a lo último-  lo obtuvo en que los atentados llevaron una advertencia insoslayable para el resto de los países que mantienen un protagonismo hegemónico en el planeta. El mensaje se dirigió a los que creen que masacrando pueblos indefensos van a ponerle coto al terrorismo y aquí ocupan un lugar destacado los gobiernos de EE.UU. y de Gran Bretaña, teniendo éste que tener presente que a mediados de año se celebran elecciones para la renovación de autoridades en Londres. Lo sucedido en España no sólo puso en "alerta máxima" a las autoridades británicas, sino que hizo expresar a su alcalde que "sólo un milagro" haría que ellos no sufrieran algo semejante.
Por otra parte, el Canciller británico en un alarde de flema inglesa expresó "Que Gran Bretaña no está más expuesta a ataques terroristas internacionales por haber atacado a Irak", cosa que no dijeron sus pares de Alemania, Suecia o Noruega. A Blair estos actos lo desvelan por las elecciones londinenses, como también las generales de 2005. En ellas podría producirse la ruptura del bipartidismo desde antaño, entre el conservadorismo -que es más de lo mismo que lo actual- y el laborismo, convertido en una agrupación desdibujada de sus objetivos obreros, anticapitalistas y antiimperialistas. Por ello psicosocialmente la credibilidad de Blair se desmorona a punto que las últimas encuestas señalan que el Premier perdió el apoyo de las dos terceras partes del electorado.
Este panorama es probable que beneficie al Partido Liberal, que nunca disputó el gobierno. Por otra parte, parece que el alerta máximo nubló el seso de los dirigentes laboristas, ya que afirmaron -para no mostrar temor- que Al Qaeda "no ataca a países específicos, sino a sistemas democráticos", lo cual hace pensar que estarían alejados de la posibilidad por no ser democráticos; en tanto también desoyeron los reclamos masivos de la población por no intervenir en Irak, además de haber perdido a valiosos dirigentes que se alejaron en desacuerdo no solamente con la intromisión en Irak, sino por los manejos no transparentes con que se trabajó la información, hecho en que se asemejan a las conducciones de Bush y Aznar (10). Recordemos que un funcionario del gobierno británico -confidente de la BBC en armas de destrucción masiva- fue encontrado suicidado en extrañas circunstancias, por lo que se abrió una investigación pública. En esto los británicos son modélicos, con un juez independiente que obligó a Blair a declarar en público.
Retornando a las complicaciones de Bush en su reelección se  advierte que centra su campaña afirmando que "después de la guerra en Irak, el mundo es mucho más seguro", lo cual luego del 11M es difícil de creer por un electorado que comienza a sentirse harto de ser bombardeado con informes de la inutilidad de la guerra en que se embarcaron. Máxime cuando la oposición utiliza esos datos para  desprestigiar la campaña belicista de Bush en su alocada empresa. Esto quita el sueño a la administración de los "halcones" anidados  en la Casa Blanca hace cuatro años y que no dejan de ver que su política exterior se hace añicos, no sólo en el frente occidental, sino también en Bagdad, donde a 5 días del 11M explotó un coche bomba en la puerta de un hotel habitado por occidentales que fueron a hacer suculentos negocios con la propuesta de "reconstruir  Irak". La única política exterior que entienden es la de los negocios.
A esto añádasele el escándalo desatado con imágenes  censuradas de féretros de marines, el aumento de sus bajas o las informaciones y fotos sobre vejaciones a presos iraquíes que llevaron al Secretario Rumsfeld a asumir la responsabilidad de esos episodios.
Estos hechos que se suceden en Medio Oriente -e incluso en lugares que geográficamente no se los considera como tales, pero que se incluyen en dicho espacio- como Turquía. Pero de los cuales el occidente "democrático y cristiano" tomó noticia después de los hechos de Madrid. Es que el mundo es un gran pañuelo que, merced a la globalización del Nuevo Orden Internacional, no se lo puede separar en trozos que luzcan seguros o que aparezcan como inseguros.
Para colmo, a las complicaciones internas que les surgen por distintos flancos a Bush y Blair tras las primeras declaraciones de Rodríguez Zapatero de que se mintió con las "armas de destrucción masiva" y eso haría a España retirar sus tropas, entonces aparecieron los polacos -principal socio armado de la coalición- acusando también de "mentirosos" a Bush y Blair, con lo cual ellos tomarían una medida semejante a la del gobierno español. Aunque esto es poco esperable ya que tienen compromisos económicos y políticos con los yanquis. Vale decir, Bush y Blair cada vez se van quedando más aislados en sus planes de conquista del petróleo irakí.
La España de Aznar (11) se alió a la política internacional de Bush, quien contaba con el aval Blair para buscar un arsenal de destrucción masiva en Irak. Pero esas "malditas" armas que desvelaron al mundo durante 40 años (Rodríguez Kauth, 1987) volvieron a surgir. Ya no en el plano de la realidad concreta como lo fue antes, sino en el de las fantasías que alimentaron las  mentalidades paranoides –que como suele ocurrir terminan persiguiendo a los que suponen los persiguen- de quiénes se habían convertido en los mandamases de la política y la economía mundial.
Primero fueron a buscarlas a Afganistán donde aseguraban que además de armas estaría Osama ben Laden y, tras la matanza de población civil y la destrucción de un desierto hosco -que esconde  un bien preciado como el petróleo- en que se asentaban poblados con una cultura "diferente", entonces buscaron otra hipótesis de guerra en la cual estaría "el Mal" (12) al que "el Bien" de los funcionarios mesiánicos combatirían por su "seguridad". Intentaron estandardizar la política de seguridad planetaria pero, como señaló Toynbee (1934-1954) "La más consistente característica de las civilizaciones en decadencia es la tendencia a la estandardización y la uniformidad".
Se instaló una nueva forma de guerra, la "guerra contra el terror" (Chosmky, 2001) más, en el intento hay un error conceptual. Ya no es la guerra de líneas o de espacios a conquistar, sino de una original estrategia para enfrentar conflictos (Schelling, 1984) para la que se necesitan respuestas originales y no la perimida de "que la mejor defensa es un buen ataque"; sin embargo se continuó con los "ataques preventivos" como forma de proteger la seguridad propia, sin importar la seguridad del rival, ya que no son más que números en los propósitos imperiocapitalistas (Rodríguez Kauth, 2004).
Esto es, la misma política que los yanquis usan en su país: una  excusa para lograr el botín y tener el control de la situación y a la gente temerosa. Se parece a otras políticas conservadoras, peligrosísimas y difíciles de combatir, como las que usó Aznar con la inmigración. Vale decir, con una ley restrictiva y con escasos medios policiales se fuerza a los inmigrantes a delinquir y colocarse en una posición sin alternativas: luego que se causó el problema se propone el protagonista como solución (13).
Si la guerra es "contra del terror" es lógico que se usen mecanismos para desterrarlo: aquí existen dos ámbitos diferentes. El primero es el terror impuesto a la ciudadanía por el pánico que cunde cuando se producen actos terroristas. En este caso sólo es útil para prevenir -y eventualmente reparar- el uso de técnicas psicológicas. El miedo se convierte en pánico como reacción individual, mientras que como conducta colectiva lo que se produce es el terror. Cronehed (1998) señala que "El terror es un híbrido, un cruce de diferentes rasgos del carácter, cuyas fuerzas oscuras son llevadas adelante por una cantidad casi infinita de rostros".  Añadiendo que tanto las características del terror y las fuerzas que éste tenga "... pueden influir en una sociedad, son todavía relevantes y de muchas maneras independientes de la época".
El terror es una expresión del miedo, que tanto funciona como paralizante o movilizador de conductas (Rodríguez Kauth, 2003b), dependiendo de la situación en que se encuentren y de cómo se lo trabajó psicológicamente su atención psicosocial por especialistas. Vale hacer notar la invalorable actuación en Madrid y Alcalá de Henares de voluntarios que trabajan en "Psicólogos sin Fronteras" en la atención a los millares de víctimas sobrevivientes, como así con los familiares de muertos y heridos, tanto en los tanatorios como en los hospitales en los que atendían a los heridos y sus secuelas psicológicas. Es de hacer notar, con respecto a las reacciones negativas y positivas, que hubo más reacciones positivas que negativas en la gente, mucho menos pánico colectivo del que se supone, mucha más ayuda mutua, muy pocos casos patológicos.
La segunda estrategia -si bien lleva contenidos psicológicos-  se dirige a buscar soluciones políticas, sociales y económicas,  considerando que en ellas debe primar la tolerancia (Guisan, 1992; Fetscher, 1991), la cual es de política, religiosa, cultural, étnica  y económica, de usos y costumbres. Es preciso tener en cuenta que se instaló una nueva hipótesis bélica en la escena mundial, impuesta por quienes gozan de la razón de la fuerza de los grandes depósitos de armamentos de destrucción masiva de quienes conducen al Nuevo Orden Internacional. Chomsky (2001) fue explícito al criticar las consecuencias que traen las modernas estrategias de lucha contra el terrorismo que sólo contemplan la utilización de la Ley del Talión (14). Es decir, responder al terror de los grupos organizados por fuera de las estructuras representativas de los Estados, con la inmediata represión armada contra algún Estado soberano del cual se sospecha que puede tener vinculaciones con un grupo terrorista.
Tal estrategia refleja la más baja condición humana al reproducir desde un Estado el ataque contra poblaciones civiles que nada han tenido que ver con los hechos que ellos sufrieron. Es por eso que calificamos como "terrorismo de Estado" a ésta política bélica, ya que si el término se reserva para las ocasiones en que el Estado se convierte en terrorista contra sus ciudadanos, creemos que es justo en esta oportunidad hacerla extensiva a los actos en que un Estado aplica técnicas terroristas contra otro en inferioridad de condiciones para defenderse. Esto convirtió a Europa en un correlato vivencial a lo que sucede en Bagdad: un clima de terror generalizado. No es extraño que algunos periodistas definieran a los atentados del 11M de una manera eufemística como "Madrid es Bagdad".
El objetivo propuesto por Kant (1795) de la "paz perpetua" usando únicamente métodos de represión hasta el límite de la propia frontera para alejar a invasores, ya no parece posible, ni por parte de unos ni de los otros. La nueva guerra al terrorismo emprendida por las potencias imperiocapitalistas desdibujó los límites fronterizos y se aleja la propuesta hecha por el filósofo alemán.
Las informaciones sobre los sucesos del 11M siguen dando datos, entonces es preciso hacer un corte en el relato cronológico, aunque la historia fluya como un río tormentoso sin principio ni fin y que  arrastre datos que en el futuro podrán esclarecer los hechos. Sin embargo, todo historiador tiene la necesidad de encontrar un punto en el cual cierre el relato para entrar en las lecturas específicas que le convocan y que aquí son la psicosocial y psicopolítica.

LOS HECHOS DE MADRID -Y DE ESPAÑA- LEIDOS DESDE LO PSICOSOCIAL

El sacudón que sufrió el pueblo español con los episodios del 11M movieron los cimientos de un pueblo organizado, pese a ello, la población en su mayoría, incluso los extranjeros, se sobrepuso con rapidez del pánico inicial provocado sobre ellos en "efecto cascada". En un principio se sembró el terror, pero fue superado con la construcción de cadenas de solidaridad para con las víctimas. Se vio que aparecieron donantes de sangre, al que los hospitales pidieron que cesaran sus aportes porque tenían sobradas cantidades de plasma como para cubrir las necesidades.
Los profesionales de la salud se acercaron a Madrid a colaborar en lo que requiriesen los centros asistenciales. Un problema que se tuvo en IFEMA fue el alto número de gente a la que se le pidió que marchasen a casa porque estábamos saturados de gente; también es verdad que la intervención provocó problemas porque había gente  inexperta, estudiantes de psicología y que luego tuvieron problemas  ellos e hicieron intervenciones inadecuadas. Una de las críticas a los medios de comunicación fue llamar a ir al IFEMA -habían familiares y cadáveres- para hacer apoyo psicosocial. Así el pánico se hizo bronca y, mientras el primero lleva a conductas erráticas y entorpecen el salvataje, el segundo se concentra en dos objetivos: a) ayudar en lo que fuese posible y no molestar con la curiosidad morbosa a quienes trabajan en el lugar y; b) se canaliza en la búsqueda de responsables directos e indirectos de los hechos.
En cuanto a la búsqueda de los causantes no hubo mayores persecuciones contra vascos ni luego a musulmanes. No existió afán por la vindicta y venganza personal. Muchos residentes de origen árabe dijeron que se sentían observados como responsables, pero no se atentó ni contra la vida ni los bienes patrimoniales de aquellos.
Cabe señalar que algunos inmigrantes sin papeles que iban en los trenes corrieron sin recibir atención y sólo después de días, se acercaron a ser atendidos a los servicios sociales, lo que expresa su situación de vulnerabilidad, su situación de vivir con el miedo.
Un punto que -como psicólogos- nos llamó la atención ha sido la participación desinteresada de los colegas en acercarse a las víctimas -y familiares- poniendo sus conocimientos por afuera del ámbito de las estrategias terapéuticas crípticas; sólo se dedicaron a escuchar -lo cual no es poco- el dolor y las manifestaciones de bronca que el episodio trajo. Acompañaron el dolor usando una "gran oreja" para escuchar y, eventualmente, dieron algún consejo útil en momentos en que la mayoría de los consejos caen en saco roto.

INTENTO DE LECTURA PSICOPOLITICA

España, a diferencia de países empobrecidos, goza -en general- de buen pasar económico y social. Esto resulta clave para comprender la sucesión de hechos políticos de un par de días después. En España los partidos no tienen "votos cautivos" -el perverso clientelismo-  habitual en países latinoamericanos. Salvo excepciones, la mayoría del electorado español es independiente de las dádivas que puedan recibir de los gobernantes que disponen de fondos para "asistencia social" en su beneficio y no en el de los que la necesitan.
Si se lo entiende se comprenderá: a) el giro de la preferencia  electoral. Según periodistas españoles el 8% modificó su intención de voto tras los atentados; b) el fracaso de la abstención que beneficia al gobierno y; c) con visión de futuro la necesidad que tendrá el gobierno de Rodríguez Zapatero de legitimar ante su pueblo un mandato logrado sobre un enorme sacrificio de víctimas.
Para el análisis más pormenorizado nos detendremos sólo en las dos primeras, ya que hacerlo sobre la tercera sería hacer metafísica política. Retomando la afirmación original, el clientelismo como forma de ejercer poder político no es compatible con la democracia como la expresión más acabada de la acción política.
La alternativa citada primero no explica por sí el vuelco electoral al PSOE, ya que hasta días antes el electorado español apoyaba a Aznar gracias al crecimiento económico. Pese a que se lo desmerece apelando a la corrupción ocurrida durante su  gobierno,  el país los gozó sin disgustos y los cuales -salvo los esclarecidos de siempre- se relativizaron con la premisa no-ética de "roban pero hacen". Sin embargo, el gobierno de Aznar no atendió a que en democracia los gobernantes oyen la voz del pueblo, la que no sólo se testimonia en las urnas, sino que se expresó un año antes, cuando el  gobierno se alió con Washington y Londres. Ese puede considerarse  como el principio del fin de Aznar y sus partidarios, a lo que se añade la prepotencia, chulería y soberbia de 8 años.
Cuando impera la riqueza sobre la pobreza -que en España existe, pero limitada a mínimas expresiones entre los ciudadanos y que afecta a inmigrantes e indocumentados- entonces los sectores medios pueden darse el lujo de cambiar bienestar económico asegurado por posturas éticas que los protejan. No sólo el electorado español aplicó un "voto castigo" a la sordera gubernamental, sino que  observó en los atentados que se jugaba su seguridad, un valor caro para la "clase media". A esto se sumó que la ciudadanía se sintió  manipulada -usada- por el gobierno al responsabilizar de los hechos a ETA, cuando llevan el sello inconfundible de Al Qaeda. Esta gota  colmó el vaso, es decir, la paciencia de los electores y decidieron darle un rotundo repudio a quienes gobernaban a espaldas de sus reclamos de política exterior en su alineamiento con el capitalismo y de espaldas a la Unión Europea, que se oponía a la invasión de  Irak. Todo esto se dio en un juego de contrastes; prepotencia, chulería y falta de diálogo por un lado y diálogo, consenso y suavidad por el otro.
Los pueblos que no pasan necesidades básicas insatisfechas no  están encadenados al clientelismo que alienta la corrupción política entre los necesitados de "ayudas"; por eso la ciudadanía  primero se alarmó y luego se indignó. Indignación en principio dirigida contra los autores de los atentados, más rápidamente tomó otro rumbo: fue a  quienes los manipularon como títeres. No les deben "favores" como para vivir indignamente y así viraron sus preferencias electorales.
Al pragmatismo se lo observa en las diversas formas que se tuvo  para deslegitimar al gobierno que mintió y manipuló la información de primera hora. Hubo múltiples ofertas electorales; se lo pudo hacer desde el abanico que va de IU a los partidos regionalistas y, salvo el caso de la Izquierda Catalana -asociada meses antes con el PSOE para formar gobierno- el resto no ganó escaños parlamentarios, sino que perdieron algunos que tenían en el anterior parlamento.
Es ante la disyuntiva de "perder" el valor del voto en candidatos más afines ideológicamente, optaron por darle un voto de confianza a la única formación partidaria que estaba en condiciones de triunfar sobre aquellos en los que se había descargado la ira. La subjetividad fue atravesada por una concepción pragmática de la política. Esto se vio reflejado -especialmente- en viejos militantes de IU que tienen como eterno rival al PSOE (15). Pese a ello, en esta oportunidad prefirieron votar tras el objetivo común a la mayoría de los españoles, cual era la derrota del Partido Popular en las urnas.
Otro tanto les ocurrió a muchos de los militantes de buena parte de los partidos regionalistas, los que por esta vez prefirieron asegurar la formación de un gobierno enfrentado a Aznar sin hacer especulaciones parlamentarias -sobre la base de los escaños de sus partidos que normalmente se resuelven a nivel de cúpulas y no de militantes- para asegurar con su protagonismo el objetivo propuesto por esa mayoría que quiso ver cuanto antes el alejamiento de un gobierno que los manipuló a última hora sobre la congoja de los cadáveres emergentes de atentados que -además- fueron rechazados de plano. En definitiva, lo que queremos significar es que en los casos presentados sus actores actuaron por afuera de uno de los signos más perversos de la contemporaneidad, cual es el de los fanatismos, que tanto daño hicieron a la historia de la humanidad y que en época de transportes espaciales, de desciframiento del genoma humano, de rayos ultrasónicos, etc., ha retornado con fuerza suficiente como para testimoniar hasta que punto lo humano puede moverse de un extremo a otro, de la sabiduría a la brutalidad.
Como colofón de lo expuesto y, a modo de síntesis de los conceptos trabajados, es posible afirmar que el terrorismo actuado, o con anuncios anónimos de colocación de explosivos en lugares públicos, especialmente en instituciones de enseñanza -para hacer cundir el pánico entre los padres de los niños- es el objetivo último que pretende la acción del terrorista.

NOTAS

(1) Profesor de Psicología Social y Director del Proyecto de Investigación "Psicología Política", en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina.
(2) Dr. en Psicología Social. Presidente de la ONG “Psicólogos sin Fronteras”, Madrid.
(3) Posteriormente las cifras se elevaron a más de 200 muertos y más de un millar de heridos, algunos de los cuales sufrieron pérdidas médica y psicológicamente irreparables, los que luego se redujeron a 190 muertos y más de 1.500 heridos.
(4) Fueron un total de 15 bombas las que se pusieron.
(5) Frente a lo que se dijo y salvo en una oportunidad en la que ETA  reconoció su confusión y pidió perdón.
(6) La situación económica era buena y parecía determinar el voto.
(7) Bambi Zapatero, frente a Aznar como el Rey León, según la prensa española.
(8) No se le puede llamar "guerra", como hacen los medios de prensa, debido a que no hubo una declaración previa y a que tropas extranjeras invadieron un territorio soberano
(9) Provocó un efecto dominó en las tropas de Honduras, por ejemplo,  reclutadas por Aznar en sus visitas a Latinoamérica de apoyo a Bush.
(10) Blair -26 febrero 2004- señaló que "Quién revela información secreta pone en peligro la seguridad nacional". Esto lo dijo cuando salió al cruce de la acusación hecha por una ex Ministra de que en su gobierno -previo a invadir Irak- accedió a información confidencial de que se hubo escuchas telefónicas en el despacho del Secretario General de la UN por orden británica.
(11) Y decimos bien, ya que al igual que la Alemania de Hitler y de los nazis, Aznar llegó a gobernar hace ocho años con una enorme cantidad de votos, mientras que el dictador alemán arribó acompañado por una mayoría de votantes (Reich, 1933; Goldhagen, 1997).
(12) Una compilación excelente -por lo documentada y las  referencias acerca de los lugares en que se puede recabar información- de cómo se produjo ése proceso, se encuentra en Tortosa (2003).
(13) El documental “Bowling for Columbine” –de M. Moore- muestra muy bien como funciona la estrategia.
(14) M. Ghandi advirtió que "Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego".
(15) Existe un viejo lema no escrito -y escondido en secreto- que dice algo así como "que para un zurdo no hay algo peor que otro zurdo".

BIBLIOGRAFIA:

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