Anna Carolina Maier
Ni tan iguales: las claves que diferencian a Podemos de Syriza
(The Objetive, 8 de febrero de 2015).

Nos espera un año muy difícil, vamos a tener que trabajar partido a partido, con un contexto distinto al griego. Nadie va a hacer los deberes por nosotros”, expresó Pablo Iglesias,  secretario general del partido Podemos, cuando la agrupación izquierdista Syriza ganó las elecciones parlamentarias griegas.  Iglesias advirtió en ese momento que no se deben hacer paralelismos porque la victoria en Grecia no garantiza el triunfo de Podemos en las próximas citas electorales españolas.

A pesar de ello, la prensa internacional y española han seguido emparentando a Podemos con Syriza debido a que mantienen un discurso político similar (contra el establishment) y en virtud del apoyo abierto que el propio Iglesias extendió al actual primer ministro griego, Alexis Tsipras, durante la campaña electoral en Atenas.

Aunque incluso los adversarios españoles y griegos de ambas agrupaciones han querido vincularlas, los expertos advierten que hay divergencias importantes que dificultan que ambos casos sean asimilables.

Los condicionamientos del contexto

“Las profundas diferencias que hay entre Syriza y Podemos, más que en el contenido de los partidos, están en el contexto de los países donde hacen vida”, asegura Antonio Roldán Monés, analista sobre temas europeos de Eurasia Group.

El experto destaca que ambos partidos se enfrentan a realidades económicas distintas. Mientras Grecia está en la quiebra económica, en un programa de rescate de la troika, tiene una deuda pública de 176%, una situación social al borde del límite, un desempleo juvenil de 60% y más de 3,7 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza; España presenta una trayectoria económica más positiva y no depende de la troika.

En su última revisión sobre las Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional prevé que el país registre este año su mayor expansión económica desde 2007. Se espera que el producto interior bruto crezca 2%.

Lejos de Bruselas, ¿cerca de la gente?

Más allá de la situación económica, las actitudes de los ciudadanos hacia la Unión Europea también van a condicionar el comportamiento que puede mostrar Syriza, mientras gobierne, y Podemos, en caso de llegar al poder.

Aunque las dos formaciones son eurocríticas, 45% de los griegos se sienten ciudadanos de la Unión Europea, mientras que en España esa cifra asciende a 71%, según el más reciente Eurobarómetro. El mayor desapego de los griegos hacia las instituciones europeas le permitirá a Syriza confrontar a la UE con mayor facilidad, a diferencia de Podemos.

“Los griegos creen que en gran parte la situación económica-social deprimida de su país se debe a las recetas impuestas por Europa (austeridad, reformas, memorándums) y han votado a Syriza, para que confronte las recetas impuestas por la troika. Esa actitud es una manera de mantenerse fiel a sus electores”, manifiesta Roldán.

Tsipras, contrario a la política de austeridad, asegura que quiere mantener a Grecia dentro del euro pero insiste en reestructurar la deuda pública griega, para mitigar los problemas económicos de su país.

En España, donde la situación económica no es tan mala y donde los ciudadanos tienen una mayor identificación con la Unión Europea, Podemos recurre a un discurso más moderado, para apelar también a los votantes de centro que no esperan soluciones radicales.

Trayectorias desiguales

El origen de los partidos y la experiencia política de sus líderes son otros aspectos diferenciadores entre Podemos y Syriza.

La formación griega, a diferencia de Podemos, no es un partido nuevo. Se formó en 2004, pero tiene “raíces en la historia y tradiciones de la izquierda griega que renueva cambia y se actualiza”, según Luis Ramiro, de la Universidad de Leicester.

Syriza es el resultado de una alianza entre las fuerzas políticas de la izquierda alternativa, eurocomunistas ecologistas, ecosocialistas y grupos de izquierda radical que monopolizó la izquierda de su país.

El Movimiento Socialista Panhelénico (tradicional de izquierda), más conocido como PASOK, ha caído fuertemente (obtuvo 4,68% en las últimas elecciones), por lo que tienen menos competencia que Podemos que se enfrenta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que aún conserva amplias cuotas de poder.

Syriza “ha pasado por muchos momentos de aprendizaje político, desde la oposición minoritaria a la alternativa política. Madurando su programa. Practicándolo en los municipios y regiones, en la oposición y en el poder”, señala el analista Manel García Biel.

La carrera política del líder de Syriza y actual primer ministro, Alexis Tsipras,  empezó en 2006 cuando fue nombrado candidato de su partido a la alcaldía de Atenas y consiguió el 10,6 % de los votos, un resultado inesperado que le propulsó, a inicios de 2008, a la presidencia de Synaspismós, principal componente de su unidad.

En 10 años, Syriza ha tenido resultados electorales que han venido fluctuando alrededor del 3-6% hasta llegar en la actualidad a ser la opción favorita del pueblo griego.

Podemos, en cambio, es un partido que se formó en 2014 y que nació en una universidad (La Complutense de Madrid). Sus principales dirigentes no son políticos de carrera aunque tienen estudios en Ciencias Políticas, pero no tienen mayor experiencia como responsables de la gestión de los asuntos públicos desde ayuntamientos o comunidades autónomas. No han sido ministros ni parlamentarios. Su única participación electoral ocurrió en las elecciones europeas en mayo de 2014, logrando 5 escaños (de 54) con 7,98 % de los votos, lo que lo convirtió en el cuarto partido más votado de España.

Entre la izquierda y la ambigüedad

Tsipras habla orgullosamente el lenguaje de la izquierda mientras que Pablo Iglesias es más ambiguo en su argumento al definir su partido como “un eje que no es de derecha-izquierda, sino democracia-dictadura”.

En términos de comunicación, el líder de Podemos usa los medios de comunicación como no lo ha hecho Tsipras, ha dirigido los programas La Tuerka y Fort Apache y ha acudido de forma regular a los debates de tertulias que se emiten en varias cadenas de televisión.

Reformas institucionales

La postura de ambos partidos ante el marco constitucional vigente en sus respectivos países marca una diferencia relevante. Podemos hace una apuesta fuerte por la reforma constitucional. Aboga por una enmienda a la totalidad. “Queremos ir a un proyecto constituyente que escriba una nueva constitución”, explica Juan Carlos Monedero, secretario del programa del partido y del Proceso Constituyente, en una consulta para este trabajo.

El partido español propone así una iniciativa legislativa popular (500.000 firmas) que podría promover esta reforma constitucional. Monedero señaló que Podemos todavía elaborando su propuesta programática en todos los ámbitos y que estas ideas para la reforma constitucional, aunque ya están apuntadas, deben ser sometidas a deliberación.

Syriza, por su parte, propone reformas constitucionales claves pero no ha planteado reescribir la Constitución. Sí buscará, en cambio, someter “a referéndum vinculante los tratados europeos y otros acuerdos de importancia”,  “cambiar la ley electoral para que la representación parlamentaria sea verdaderamente proporcional” y hacer reformas para garantizar una separación entre Iglesia y Estado.

Disposición a pactar

Cuando el líder de Syriza, Alexis Tsipras, alcanzó un acuerdo con el pequeño partido de derecha Griegos Independientes (Anel), Panos Kamenos, para formar un nuevo gobierno de coalición en Grecia, quedó claro que su actitud ante uniones y pactos es flexible. Roldán señala que esto se debe a que, a diferencia de lo que ocurre en España, en Grecia esos partidos tan distintos comparten un enemigo en común: Alemania.

“En cambio, Podemos puede pactar con los socialistas para tener un partido de izquierda moderada pero no va a pactar con la derecha”, afirma el analista. Iglesias ha ido marcando sus propios límites al comprometerse públicamente al decir: "Prometo que jamás abrazaré a Mas y a Rajoy", como aseveró ante más de 3.000 personas en Barcelona, en diciembre de 2014.