Documento. El auto de Baltasar Garzón.
ETA y la alianza estratégica nacional
(Página Abierta, 210, septiembre-octubre de 2010).

            Este texto forma parte del auto del magistrado Baltasar Garzón del 16 de octubre de 2009 sobre la detención de 8 personas consideradas como la dirección provisional de la izquierda abertzale que forma parte, según ese juez, del entramado de ETA.

            Primero. En esta causa se sigue por el presunto delito de integración y/o colaboración con organización terrorista y en averiguación de las actividades presuntamente delictivas de las personas que forman parte de la nueva Mesa Nacional de Batasuna, ordenándose su detención. Con posterioridad, el 12 de mayo de ese mismo año se informó al Juzgado que, en sustitución de la tradicional Mesa Nacional, funciona una especie de versión reducida de la misma con carácter permanente y en la que se integran unas 8 personas que toman las decisiones urgentes y perentorias en el seno de esta organización integrante del complejo terrorista liderado por ETA.

            Segundo. Como consecuencia de las sucesivas actuaciones de la policía y la justicia, el ámbito de acción de las organizaciones integrantes de la denominada izquierda abertzale y MLNV, se ha ido haciendo mucho menor hasta el punto de que se ha producido una especie de reversión del “desdoblamiento” que no permite la diferenciación entre Ekin-Batasuna y Askatasuna, de modo que son los militantes de Ekin los que gestionan unos y otros grupos y actúan mancomunadamente en las actividades del conjunto.

            Tercero. [...] A partir del año 2003, ETA decidió que la “dirección única” de la izquierda abertzale patrocinada y protegida por la organización terrorista fuera ejercida por Batasuna como «referente principal de la izquierda abertzale en el terreno político». Esto implicaba que Batasuna tuvo que asumir la gestión de los aspectos “políticos” de la estrategia “político-militar” del conjunto, mientras que ETA se reservaba para la gestión de la violencia terrorista.

            Esta caracterización de Batasuna se ha mantenido vigente hasta el proceso de debate interno de ETA, desarrollado entre el verano de 2007 y la primavera de 2008, en el que influyó la casi completa desarticulación de la Mesa Nacional de Batasuna, en sucesivas actuaciones judiciales desarrolladas entre octubre de 2007 y febrero de 2008.

            Por ello, en las conclusiones del proceso de debate interno de ETA, difundidas entre su militancia a lo largo del verano de 2008, se afirmaba que «para desgastar la referencia y la dependencia que existe hacia las instituciones que provienen del marco particionista, será imprescindible crear otra referencia institucional y política en el abertzalismo y en las bases de la Izquierda Abertzale. Ello nos podrá facilitar el que haya condiciones reales para dar saltos políticos» (documento titulado Aurrera begirako ildoa, fase politikoaren ezaugarritzea/Línea de cara al futuro, caracterización de la fase política, intervenido a integrantes del grupo de ETA “Hego Haizea”).

            Cuarto. Para crear esa nueva “referencia institucional y política”, en diciembre de 2008, ETA elaboró un proyecto de carácter “político-militar”, en el que, junto a la acción terrorista, incluía la propuesta de una convergencia entre la izquierda abertzale y distintos agentes políticos y sociales soberanistas, fundamentalmente el partido político Eusko Alkartasuna, para formar una “alianza estratégica nacional” que colaborará en la presión para forzar al Estado español a asumir un nuevo proceso de negociación y que, una vez abierto, impusiera el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Así consta en el documento titulado Herri antolatuaren. Estrategia independentista baterantz, intervenido en Francia a los presuntos miembros de ETA Ekaitz Sirvente Auzmendi, Itziar Plaza Fernández, Asier Borrero y Iurgi Garitagoitia Salegui, el 10 de abril de 2009, en el que plantea que «como resultado de una “óptica político-militar”, y de cara a que durante los próximos años, si se quiere conseguir una mayoría social y política y hacer posible esa convergencia soberanista debemos continuar ajustando la estrategia de la lucha armada al nivel de hechos que el pueblo requiere: por un lado, aumentando el nivel de compromiso para con la lucha popular, y por otro, empleando la lucha armada como método de enseñanza».

            Es decir, no se trata de iniciar una apuesta por las vías políticas institucionales y democráticas, abandonando la violencia terrorista, sino, sencillamente, de adaptar ésta a la evolución de esta peculiar “apuesta política”, en la que los obstáculos no son superados mediante los votos, sino mediante las bombas.

            «En el momento en que el nivel de compromiso con la iniciativa de Nación Organizada haya alcanzado sus objetivos, será el instante en que se detenga la acción directa para recoger los frutos. Para conseguir guiar a la Nación Organizada por la senda del proceso democrático, hay que constituir una dirección unificada. En ese momento ETA dejará las armas y adoptará un acuerdo de compromiso con los representantes de la Nación Organizada. Más allá de esto participaremos en la Alianza Nacional Popular, como si fuéramos un agente firmante más. Junto con el acuerdo de la organización para dejar las armas, firmaremos un pacto de lealtad con Nación Organizada y su programa político».

            «Efectivamente, los miembros de ETA queremos participar activamente en el proceso democrático que se abre para Euskal Herria. No queremos influir en la dirección de la Alianza Nacional, pero sí que las aportaciones tengan el mismo valor que las de los demás participantes en ese marco, en la medida en que sean visiones estratégicas. El objetivo de la Alianza Nacional será el de fijar un protocolo para responder y aplicar la estrategia en el pueblo, con indicación expresa de que ETA pone a disposición de Nación Organizada su fuerza armada».

            «Para que este paso se dé, es necesario tiempo y también condiciones. Lo primero es romper la falsa dependencia que tienen algunos para con las acciones armadas de ETA. En especial EA, Aralar, AB y ELA. La Organización les hace un llamamiento para que se integren en el espacio de lucha que supone Nación Organizada. Tiene que dar pasos en la confrontación Euskal Herria-Estado».

            Esta estrategia, de combinación criminal de votos y bombas, se expresa con la mayor claridad en el referido documento, cuando se afirma que «dentro de la iniciativa, hay que desarrollar una línea de comunicación y contactos con los distintos agentes, más profunda», con el objetivo de «constituir una nueva mayoría social que sirva de base para superar el actual marco jurídico-político», y, como incentivo para ello, se plantea «ofrecer una serie de parones en la lucha armada para que la iniciativa Nación Organizada pueda desarrollar los compromisos necesarios», es decir, periodos de inactividad terrorista hasta que se suscriban los acuerdos necesarios, pero sin que éstos conlleven forzosamente el abandono de la violencia terrorista, cuestión que ETA ha venido a confirmar con posterioridad a través de los comunicados de abril y septiembre de 2009, en los que advierte de que «mientras no se pase de los discursos a los hechos en los pasos para levantar un muro que detenga la represión y los ataques de los Estados y para llevar a este pueblo a un escenario de autodeterminación, que nadie le pida a ETA que renuncie a la lucha con las armas para hacer frente al enemigo»; y que «mientras el enemigo de Euskal Herria se afane en la vía de negación y represión de Euskal Herria, ETA confirma su compromiso de continuar con firmeza con las armas en la mano».

            «Establecer un plazo de seis meses para observar los resultados. Cada parón ha de servir para impulsar el proceso democrático en Euskal Herria. Los alto el fuego que se produzcan tienen validez únicamente de cara a Euskal Herria [es decir, las acciones terroristas continuarían en el resto de España]. Podríamos realizar acciones puntuales en España, pero no ofensivas: para que la cuestión no se refleje como un simple conflicto armado y militar entre España y la Organización».

            Y es de ese proceso de convergencia de la izquierda abertzale con los agentes políticos y sociales del que ETA pretende que surja la nueva «referencia institucional y política en el abertzalismo y en las bases de la Izquierda Abertzale». Como muy bien expresa ETA, se trata de una nueva organización que sirva como referencia política e institucional, tanto para el soberanismo en general como para la izquierda abertzale en particular.

            Utilizando otros términos, sería una operación de engaño o enredo a los agentes políticos y sociales destinatarios de esta “iniciativa”, con periodos de desactivación de la violencia terrorista que hagan creíble la oferta “política” de la izquierda abertzale y en los que aquélla será presentada como la inevitable consecuencia de la situación de “conflicto” con el Estado español y de su resistencia a reconocer el derecho de autodeterminación, concepto que es definido como el empleo de «la lucha armada como método de enseñanza».

            Quinto. Para ejecutar este proyecto, ETA decidió a comienzos de 2009 que la función de «referente político principal» del conjunto organizativo de la izquierda abertzale sea asumida por un órgano que viene funcionando desde 2003, con distintas composiciones, y que es denominado como “Bateragune” o “Comisión de Coordinación” de la izquierda abertzale, cuya función había sido, hasta ese momento, la de actuar como estructura de enlace entre ETA a través de las estructuras de Ekin que constituye la denominada “Bizkar hezurra/Columna vertebral” de la izquierda abertzale y el resto de su entramado organizativo, dando cauce así a las instituciones de la organización terrorista, de modo que los integrantes del “Bateragune” se encargaban de supervisar su aplicación e informar a ETA de los éxitos y los fracasos producidos en la puesta en práctica de sus decisiones, en el resto del entramado que lidera la estructura terrorista.

            Esta mecánica aparece claramente recogida en el documento titulado Ezker abertzaleko eredu organizatiboaren bilakaera, que se encontraba sobre la mesa alrededor de la que se ubicaban Rafael Díez Usabiaga y Arkaitz Rodríguez Torres, en el momento en se produjo la intervención en la sede central del sindicato LAB, en San Sebastián, en fecha 13 de octubre de 2009. Dicho documento contiene un repaso del modelo organizativo y de dirección de la izquierda abertzale, desde la estructura “frentista” de ETA, puesta en marcha en 1968, hasta la remodelación operada en 1999, con la disolución de KAS y la creación de Ekin, pasando por KAS como “coordinadora”, KAS como “bloque dirigente” y KAS como “organización unitaria”.

            El “Bateragune” se estructuró tras la remodelación de 1999 y la creación de Ekin, identificándosele como el instrumento de la dirección política: «El modelo de dirección se limita a Vanguardia-Ekin con un instrumento para desarrollo de la dirección política, el Bateragune». Es decir, la dirección que ejerce ETA (la “vanguardia”) se desarrolla a través de Ekin, que constituye la “Bizkar hezurra” o “Columna vertebral” del conjunto organizativo de la izquierda abertzale y que dispone para la “dirección política” de un órgano denominado “Bateragune”, instrumento de dirección en el que no están las organizaciones sectoriales como tales sino personas de las mismas, no estando establecidos mecanismos estables de aportación, es decir, que no actúan como representantes de las organizaciones sino a título personal, y por tanto participando de la misma estructura de la organización terrorista.

            La existencia y función del “Bateragune” se constata en un documento manuscrito e intervenido a Arnaldo Otegi Mondragón, en el que se contiene la planificación del proceso de negociación desarrollado en octubre de 2006, señalando que tras un «primer acuerdo» se debe «hacer karpeta y pasar bateragune», es decir, que los negociadores en nombre de Batasuna debían informar a los integrantes del “Bateragune” sobre la evolución del proceso.

            Como se desprende del atestado y el registro practicado la elaboración de este documento que se hallaba sobre la mesa en la reunión que, en la sede central del sindicato LAB, en San Sebastián, mantenían Rafael Díez Usabiaga y Arkaitz Rodríguez Torres, está relacionado con su título en castellano, Evolución del modelo organizativo de la izquierda abertzale, y con el último punto de su contenido, titulado “Debate futuro. nuevo ciclo político”, en el que se alude a la necesidad de adoptar un nuevo modelo organizativo y de dirección, como consecuencia del «desmantelamiento organizativo que la represión del Estado está produciendo».

            Sexto. En el auto de suspensión de ANV (febrero 2008) y de procesamiento del Sumario 4/08 (marzo 2009) se puso de manifiesto que Batasuna había pasado a ser el referente político principal. Sin embargo, a comienzos de 2009, y dentro del nuevo ciclo político que ETA pretende poner en marcha, se produce la transferencia de la función de “referente político principal” desde Batasuna al Bateragune para la puesta en marcha de una nueva organización político-institucional que, una vez conformada, será la depositaria de esa condición referencial.

            Según se desprende de la investigación policial, en ese tiempo ya existe constancia de un grupo de personas que estaban desarrollando actividades dentro de la dinámica política propiciada por ETA y que, posteriormente, se presentaron públicamente como integrantes de la “Comisión de Coordinación” de la izquierda abertzale. Así se desprende del conjunto de cartas intervenidas en el registro del despacho de la sede central del sindicato LAB, en San Sebastián, en el que se hallaba Rafael Díez Usabiaga en el momento de la intervención policial, elaboradas en ordenador y almacenadas en una memoria portátil propiedad de éste, todas ellas dirigidas a personas en situación de prisión, tal como se constata con la lectura del acta del registro practicado. [...]

            Séptimo. Para llevar adelante el proyecto diseñado por ETA, el 16 de marzo de 2009, se efectúo en San Sebastián la presentación pública de los integrantes del “Bateragune”, arropados por representantes de todo el entramado organizativo de la izquierda abertzale, identificando como el objetivo a cumplir, precisamente el que ETA había fijado en diciembre de 2008, es decir, iniciar «una dinámica de contraste y de análisis político con todas las fuerzas políticas, sociales y sindicales que quieran construir un Estado para este país» y alcanzar una «acumulación de fuerzas soberanistas para conseguir una izquierda independentista eficaz que permita construir un proceso democrático en Euskal Herria». [...]

            Octavo. Con algunas de las iniciativas a las que alude Rafael Díez Usabiaga en sus cartas, se adelantó a su inclusión en la planificación que, para poner las bases y definir ese proceso de convergencia, el “Bateragune” elaboró y recogió en el documento titulado Eae-ko hauteskundeen balorazioa eta aurrera begirako ildoa, en el que, para el periodo entre marzo y junio de 2009, se fijan cuatro iniciativas: «El Aberri Eguna, el Primero de Mayo y las elecciones europeas, y ya veremos qué resultado tiene la interpelación del sindicato LAB al resto de fuerzas sindicales, para participar en la convocatoria de una huelga general», es decir, la celebración de un “Aberri Eguna” unitario, en fecha 12 de abril de 2009; la celebración unitaria del Primero de Mayo; la huelga general, convocada por todos los agentes políticos y sociales soberanistas, para fecha 21 de mayo de 2009; y la constitución de una candidatura soberanista única en las elecciones al Parlamento Europeo, de junio de 2009.

            Estas iniciativas estaban orientadas a «aglutinar las fuerzas de los sectores independentistas y construir un bloque independentista popular, construyendo un polo alternativo influyente que haga frente a los que quieren responder a la opción de un cambio político con un nuevo fraude político».

            Pero, a diferencia de otras ocasiones, el proyecto excluye al PNV: «La izquierda abertzale, más de una vez, ha hecho peticiones para la reunificación de fuerzas abertzales, siempre en los momentos más importantes: Txiberta, Lizarra-Garazi, Bergara... Al contrario, esta petición de ahora tiene una diferencia grande: la marginación del PNV (más concretamente, la automarginación). Por lo tanto, ese ofrecimiento para formar un bloque independentista va dirigido a los restantes ámbitos abertzales (agentes políticos, sociales y sindicales) y no al PNV.

            «Ese bloque necesitaría como base un acuerdo político de mínimos. El aspecto principal de ese acuerdo sería el no al fraude político y, por lo tanto, negar la reforma de un marco que no estaría basado en los derechos de Euskal Herria. Aparte de eso, ese acuerdo tendría que llevar consigo necesariamente la estrategia nacional y el compromiso para trabajar coordinadamente en la construcción nacional».

            Los objetivos de esta convergencia soberanista, según este documento, son:

            · «Disputar y quitar al PNV tanto la hegemonía en el ámbito abertzale como el estatus de primer interlocutor con el Estado.

            · Poner a nuestro favor la correlación de las fuerzas con el Estado.

            · Articular los sectores populares que están a favor de un Estado propio y activarlos en diferentes quehaceres para la construcción nacional.

            · Tener bien estructuradas y fortalecidas las fuerzas soberanistas-independentistas de cara al proceso de negociación que tendrá que ponerse en marcha antes o después con el Estado».

            Estas cuatro iniciativas aparecen también reseñadas en un documento intervenido a Miren Zabaleta Tellería, en el que, además, consta un capítulo titulado “Bases para la iniciativa política de la izquierda abertzale”, dentro del que se incluyen los siguientes ejes:

            · Gestión de la posición de la izquierda abertzale.

            · Acumulación de fuerzas y liderazgo de la reivindicación del cambio político.

            · Línea armada.

            · TAV (Tren de Alta Velocidad).

[...]

            [El auto continúa haciendo referencia a la documentación de valoración de ETA de los pasos dados por Bateragune, en la que aparecen algunas críticas sobre determinados aspectos de ellos, a la par que recuerda que es ETA la encargada de fijar la estrategia a seguir y la dirección del proceso].

            Según se desprende del análisis de este documento de ETA dirigido al “Bateragune”, puede afirmarse, por una parte, un claro vínculo entre ETA y las “apuestas políticas” contenidas en el documento de planificación para el conjunto organizativo de la izquierda abertzale en el periodo marzo-junio de 2009 (Eae-ko hauteskundeen balorazioa eta aurrera begirako ildoa), y elaborado por el “Bateragune”, y por otra parte, una vinculación evidente entre ETA y el conjunto de personas que, integradas en la “Comisión de Coordinación” de la izquierda abertzale (Bateragune), se han encargado de cumplir su contenido.

            Estos vínculos sólo cobran sentido partiendo de la posición jerárquicamente superior de ETA que priva de autonomía al Bateragune y que llega hasta la represión y advertencia a los responsables de los errores dentro de la Comisión de Coordinación.

            La función de “dirección” única, en lo “político” y en lo “militar”, que asume ETA sobre todo el entramado organizativo de la izquierda abertzale se evidencia en el capítulo del documento dedicado al “Proceso de reflexión de la Izquierda Abertzale”, en el que se señala que el informe elaborado «puede servir para debatir sobre el diseño del Proceso Democrático, pero ese diseño del Proceso vuelve a reunir muchos puntos de vista que no son compartidos por la Organización, nos irrita enormemente que se siga debatiendo sobre un modelo de proceso que no es compartido por la Organización».

            Por esto, los responsables de ETA advierten a sus delegados de la “Comisión de Coordinación” de la izquierda abertzale que «después de acordar en la reunión de verano la estrategia y la línea de trabajo, la Izquierda Abertzale tendrá que recomponer el debate de ese segundo capítulo y el procedimiento para compartirlo», ya que «algunas partes de ese informe nos parecen adecuadas, en los términos debatidos y hablados previamente; es una aportación, y así lo valora la Organización, pero no puede ser el informe de la estrategia de cara al futuro», advirtiendo de que «los diseños profundos y concretos del Proceso Democrático los concreta ETA, y ETA con la responsabilidad de la Izquierda Abertzale; todo lo demás pueden ser diseños de los Procesos Democráticos sin ETA, no los de ETA».

[...]

            Como se ve, los responsables de ETA vuelven a incidir en el objetivo prioritario del documento titulado Herri antolatuaren estrategia independentista baterantz, de diciembre de 2008, sobre la constitución de una “alianza independentista”.

            Sobre este objetivo, ETA advierte de que «la Izquierda Abertzale, sus responsables y las estructuras no se tienen que meter en los altos niveles de definición del Proceso Democrático, no les corresponde a ellos y, además, no es la prioridad de este momento», ya que «y si en los próximos seis años por parte del Estado no hay una mínima voluntad, ¿qué vamos a hacer?, ¿qué es lo que va a ir más allá de la alianza independentista y del acuerdo nacional de la Izquierda Abertzale de la práctica política?, ¿esperar?, ¿admitir que estamos en crisis hasta que se dé un alto al fuego?».