Belén González

Hechos son amores
(Página Abierta, 190, marzo de 2008)

            Dentro del programa Por Los Buenos Tratos, impulsado por Acción Alternativa (Andalucía), Canarias Alternativa, Liberación (Castilla y León), Amauta (Madrid), entre otras asociaciones y colectivos, se ha presentado recientemente en varias ciudades del país como Sevilla, Málaga, Granada, Las Palmas, Burgos... el cortometraje Hechos son amores, dirigido por Carlos Crespo. Una de sus animadoras explica en este texto el sentido de la iniciativa y los ejes y experiencias de esta campaña contra la violencia en las relaciones de pareja.
            El corto es un viejo proyecto ¡por fin hecho realidad! Un instrumento más del programa Por Los Buenos Tratos (PLBT) (*) iniciado hace ahora tres años y dirigido prioritariamente a jóvenes de entre 16 y 20 años, aunque también hacia agentes sociales, personal docente y estudiantes del ámbito socioeducativo con objeto de expandir la acción que desplegamos con jóvenes y darle continuidad.
            El programa PLBT aspira a hacer frente a los malos tratos en las relaciones interpersonales, y en particular en la pareja, desde una propuesta positiva. Es decir, desde valores como la igualdad entre mujeres y hombres, la autonomía personal, la libertad, la resolución no violenta de conflictos,  la responsabilidad, etc.    
            Intervenir en positivo implica tratar de analizar, interpretar y evidenciar la magnitud del problema de violencia en la pareja,  ejercido mayoritariamente por hombres contra mujeres, mostrando a su vez las ventajas de hacerlo desde los valores citados. Los datos  indican que violencia y relaciones abusivas se dan también entre la gente  joven, aunque su autopercepción sea que es cosa de mayores  y  generalmente asociadas a las expresiones más duras.
            El impacto de la intervención preventiva puede ser mayor actuando desde las primeras relaciones amorosas, cuando el interés por dichas relaciones puede concentrar mayor atención. Por ello, resulta decisiva la intervención contra esta violencia desde el sistema educativo, tal y como a su vez recoge el Plan Nacional de Sensibilización y Prevención de la Violencia de Género. Los centros docentes son parte esencial de la “tribu” que debe comprometerse en la tarea educativa de las generaciones futuras. 
            No obstante, los malos tratos se producen en ámbitos diversos (familiar, escolar, laboral...) y en un contexto más amplio de violencias sociales. Por ello, el programa Por Los Buenos Tratos, el cortometraje y la unidad didáctica se inscriben en los objetivos de la Educación para la Ciudadanía en la medida en que quieren servir de herramienta que contribuya a la necesaria formación de esas generaciones futuras en una ciudadanía crítica y responsable. Nos proponemos intervenir evidenciando y desarrollando la crítica sobre  las concepciones que perpetúan o condicionan las conductas abusivas, formando a su vez en valores y desarrollando habilidades para  prevenir, o en su caso modificar, esas conductas.
            Ejes claves sobre los que pivota la labor crítica del programa son: El género y el sexismo como condicionantes de la manera de vivirnos mujeres y hombres y los modelos de relación desiguales asignados, de superioridad para ellos e inferioridad para las mujeres.  La violencia de género es una expresión de estas relaciones asimétricas. Desprendernos de esos condicionantes socioculturales, negativos para ambos géneros, implica una actitud crítica con esos modelos y formas relacionales nuevas. Implica comprender que la discriminación, la desigualdad o la diferente consideración hacia las mujeres son injusticias que no pueden tener cabida en una sociedad que hace de la igualdad un valor esencial. Ganar en igualdad (de trato e igual consideración) y en mayor libertad para las mujeres no es un privilegio, es de justicia y supone que gana toda la sociedad en riqueza (con ese 50% de capacidades femeninas puestas a su servicio) y en calidad moral y democrática. Hay que renegociar el modelo de relación, que necesariamente tiene que estar basado en la consideración de igualdad y libertad para ambos géneros, el respeto,  los buenos tratos,  etc.   
            El vínculo relacional, el amor, la pareja... es otro eje. Es un ámbito especialmente condicionado por concepciones sexistas, pero además se trata de un ámbito relacional de especial importancia para las personas y con singularidades que conviene desvelar. La idea fusional de la pareja expresada en la media naranja; mitos sobre el amor que, aunque puede mover montañas, “no puede con todo”; justificaciones de relaciones abusivas en nombre del amor; la pareja, además heterosexual, como forma privilegiada relacional que nos permite ser felices...; los celos como la mejor muestra de amor...
            La sexualidad como faceta importante de este ámbito relacional (particularmente condicionada por concepciones sexistas).  Identificada demasiadas veces como peligro o pecado, particularmente en relación con las mujeres. Consideradas zorras si tienen muchas relaciones o si muestran una sexualidad más explícita; responsables únicas y culpabilizadas si se quedan embarazadas sin desearlo... Un ámbito en el que sigue pesando una normativización heterosexista y excluyente de muchas  prácticas sexuales entre adultos y libremente consentidas.
            El recurso a la violencia como forma de hacer frente a los inevitables conflictos de la vida. La no violencia constituye un valor en el imaginario social de la juventud. Sin embargo, adquiere relatividad aplicado a los conflictos cotidianos en la esfera interpersonal.  Particularmente los chicos, aunque aumenta también en las chicas, la violencia puede ser una respuesta justificada ante un conflicto.
            Las concepciones puestas en cuestión en los ejes anteriores contribuyen a legitimar la violencia interpersonal, y en particular la de género. Forman parte del imaginario colectivo condicionándonos en mayor o menor medida a unos y otras. Por eso este programa va más allá de prevenir la violencia interpersonal. El objetivo último de este proyecto es lograr integrar en identidad de unos y otras valores como la igualdad entre mujeres y hombres, la autonomía personal y libertad para decidir sobre nuestras vidas, la resolución pacífica de conflictos, el respeto y responsabilidad ante sí mismo y ante las demás personas...  ideas y prácticas que nos proporcionarán mayor felicidad y contribuirán a una mejor sociedad.   
            Resultaría incongruente combatir unos modelos impuestos fuertemente condicionados por el género y ofrecer como alternativa otros modelos a seguir en nombre del género (aunque ahora el “bueno”). Se trata de lo contrario: de aumentar nuestra capacidad de elección, desprendiéndonos de imposiciones de género u otras (religiosas por ejemplo).
            El modelo de relación amorosa que propone el programa PLBT es que no haya ningún modelo sino la asunción consciente de unos valores y criterios que permitan ensanchar la autonomía personal haciéndonos más libres y capaces de dirigir el timón de nuestras vidas.
            El programa huye de la confrontación de sexos. Por el contrario, considera esencial motivar e implicar a chicos y chicas en él. Unos y otras necesitamos modificar condicionantes sexistas, aunque éstos sean distintos para chicas que para chicos. Ambos necesitamos igualmente implicarnos en nuevos modelos de relación en los que de hecho estamos inmersos. Ambos queremos ser más felices en nuestras relaciones interpersonales e igualmente contribuir a una sociedad mejor.         
            En resumen, el proyecto Por Los Buenos Tratos apuesta por la  necesaria prevención de la violencia interpersonal, poniendo el acento en cultivar la capacidad de reflexión y autotransformación sin olvidar los necesarios cambios estructurales, por lo que formula también propuestas de cambio social en  positivo. 
            Conscientes de que las ideas no caen del cielo (se forman en unos contextos) y de que las conductas y deseos están condicionados por esas ideas, este proyecto es una nueva invitación a la reflexión para aumentar la capacidad crítica en esta esfera interpersonal, visibilizando y asumiendo conscientemente valores que permiten aumentar la autonomía personal y, por ello, nuestra capacidad de elección. 
             “Hechos son amores... y no buenas razones”, parafraseando un viejo dicho popular. El  título quiere llamar la atención que va de amores (asunto importantísimo en la vida de las personas), pero que en el amor no todo vale.
El corto refleja situaciones cotidianas de jóvenes con el objetivo central inicial de conectar con circunstancias vitales de esos chicos y chicas para motivarles e invitarles a reflexionar sobre las relaciones de pareja. 
            En la historia que se relata alrededor de un cumpleaños aparecen tres relaciones de pareja, dos heterosexuales y una de lesbianas, esta última ya finalizada, y dos personajes, uno de ellos gay e inmigrante, que no tienen pareja. El propósito es mostrar la diversidad de relaciones amorosas, que la pareja es una opción, no una condición para ser felices, y mostrando diferentes concepciones y conductas en nombre del amor. Implícitamente se quiere visibilizar que la nuestra es una sociedad intercultural.
            Otro objetivo esencial del corto es mostrar algunos conflictos entre las tres parejas y las distintas formas de abordarlos. En la exposición y resolución de dichos conflictos se muestran, aunque sucintamente (dado el poco tiempo disponible), los criterios y valores que guían nuestro programa. Sobre ellos pivotará la unidad didáctica.
            Las historias quieren servir de espejo en el que los chicos y chicas puedan mirarse para reflexionar críticamente sobre sus propias concepciones amorosas y poder así aumentar su capacidad de elección consciente sobre cómo queremos (y no queremos) vivir nuestros afectos.
            No se ha querido ofrecer modelos de personas ni de relaciones buenas y malas, aunque sí se ha pretendido mostrar un contraste entre conductas (éstas sí enjuiciables) para estimular la reflexión sobre algo tan complejo como las relaciones de pareja. 
            El ejercicio de contraste entre conductas persigue deducir valores y criterios positivos que se manejan en las relaciones representadas y favorecer la crítica a las conductas inaceptables mostrando que los límites son necesarios para evitar una relación de pareja abusiva. Persigue, igualmente, fomentar una actitud más consciente y responsable en este ámbito relacional. Poner el acento en las conductas y no en la maldad o bondad de los individuos pretende contribuir a visibilizar la capacidad de autotransformación de las personas.

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(*) www.porlosbuenostratos.org

Ficha técnica:
Director: Carlos Crespo.
Guión: José David Gil y Marian Caro.
Actores: Ana Mena, Pablo Gómez, Yurdana Ríos, Antonio Raposo, Carolina Montoya, Raquel Ramírez, Jesús Torres y Celia Vioque.
Fotografía: Alejandro Espadero.
Directora de producción: Verónica Díaz.
Producción ejecutiva: El Mandaíto Producciones
Duración: 18 minutos.
Rodaje: Sevilla, octubre de 2007.