Chema Caballero 
China la está armando
(Planeta futuro. 7 de mayo de 2015).

Entre 2010 y 2014 el comercio de armas a nivel mundial creció un 16 % en comparación con el periodo anterior, 2005-2009, según el último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). El mayor aumento lo han vivido los Estados Unidos con un 23 %, lo que supone que en la actualidad controla el 31 % de este comercio, muy por encima de su seguidor más cercano, Rusia con un 21 % de la venta mundial de armas, aunque sus exportaciones han crecido en un 37 %. Sin embargo, lo más espectacular de la información ofrecida por este estudio es que, en el mismo periodo, China ha aumentado sus exportaciones de armas en un 143 %, convirtiéndose en el tercer exportador a nivel mundial, sobrepasando a Francia y Alemania. Además, parece que esta tendencia va en aumento.

Frecuentemente, China es criticada por vender armas a gobiernos autoritarios o que no respetan los derechos humanos africanos. Sudán es el principal cliente chino en África y a través de él se triangulan a muchos grupos rebeldes o disidentes que combaten en el continente. 

A Sudán le siguen, como principales compradores de armamento chino, Nigeria y Tanzania. A un poco más de distancia vienen Namibia y Camerún. El resto de la mayoría de los países africanos también son clientes chinos y, aunque en la actualidad sus compras sean menores a las de los países citados anteriormente, cada vez son más los que compran y las cantidades mayores. Entre estos es importante tener en cuenta a países como Marruecos y Argelia, que tiene los mayores presupuestos de defensa del continente y que también han comenzado a importar armas chinas.

El éxito de China a la hora de vender armas en África se debe, además de suministrar a dictaduras y violadores de derechos humanos y utilizar a estos para llegar a otros grupos, a los bajos costes y las facilidades de financiación que las acompañan.

Pieter Wezemann, investigador del SIPRI, dice que China vende principalmente armas de baja tecnología, lo que también incluye algunos tipos de carros armados, tanques y aviones de combate muy baratos.

Los expertos en el tema dicen que a veces China hace un doble juego en el continente como está sucediendo en el caso de Sudán del Sur. Mientras vende armas al gobierno de Juba se postula como un mediador en el conflicto del país, entre tropas gubernamentales leales al presidente Salva Kiir y los rebeldes partidarios del ex vicepresidente Riek Machar, presentando propuestas de paz y enviando tropas como parte del contingente de la misión de paz de las Naciones Unidas.

China ha desplegado 700 soldados de infantería en Sudán del Sur que van equipados con drones, vehículos blindados y misiles antitanques. Esto representan, al menos aparentemente, un cambio profundo en la política exterior china de no interferencia en los conflictos africanos: es la primera vez que el país asiático envía tropas a una misión de paz de las Naciones Unidas.

China es el país que más contribuye a las misiones de paz de la ONU y en la actualidad tiene desplegadas a más de 2.000 personas por todo el mundo. Se trata, principalmente, de ingenieros, personal médico, de transporte o guardias de seguridad. Nunca antes había enviado tropas armadas, si excluimos algún batallón de élite a Malí y Sudán del Sur para proteger su propio personal. Curiosamente, la primera vez que lo hace es en Sudán del Sur y habría que ver por qué.

La cuestión está en dilucidar si estamos ante el inicio de una nueva política exterior china para África o simplemente se trata de una excepción a su consigna de no injerencia. Algunos expertos optan por la segunda posibilidad apuntando que la involucración de China en Sudán del Sur se debe a que lleva invertido en el país, especialmente en la extracción de petróleo, miles de millones de dólares que ahora el conflicto hace peligrar.

La presencia militar china en África es mínima comparada a la de otras potencias como Francia o Estados Unidos que desde hace tiempo han desplegado grandes contingentes, sin necesidad de las Naciones Unidas, sobre el terreno. Sin embargo, pudiera ser que la ONU fuera la puerta de entrada para los militares chinos en el continente, donde el gigante asiático sigue siendo el principal social comercial y tiene muchos intereses que defender.

Otro ejemplo del doble juego chino lo encontramos en Darfur. China continúa a vender armas a Sudán a sabiendas de que el gobierno de Jartum las transferirá a Darfur, región sobre la que pesa un embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta medida fue aprobada con el voto favorable de China que tiene derecho de veto en el organismo y no lo ejerció en su momento. Así que el país asiático da la impresión de respetar las leyes internacionales pero su comportamiento lo desmiente, al menos en este caso. Por lo que, en el caso de China (como en el del resto de las potencias que se acercan a África, no nos engañemos) primarían sus propios intereses comerciales y estratégicos sobre la seguridad y la paz del continente. Otro motivo por el que habría que sospechar del reciente envío de tropas chinas a la misión de paz de las Naciones Unidas en Sudán del Sur.

Se podría decir que China está armando la mayoría de los conflictos que están en curso en África, aunque tampoco hay que despreciar el papel que juegan las armas vendidas por Rusia, Bielorrusia o Ucrania, entre otros muchos. Además, da la impresión de que China está replanteando su política exterior y cada vez más está optando por intervenir de forma directa en campos en los que antes no estaba presente de forma activa, como las negociaciones de paz y el mantenimiento de esta. Tampoco sería de extrañar que en los próximos años seamos testigos de una mayor presencia militar del gigante asiático en África con la excusa de apoyar las misiones de la ONU, por ejemplo.