Chico Whitaker
El éxito de un método
(ALAI, 484, abril de 2013).
(Traducción ALAI).

Se me pidió hacer un balance del proceso del Foro Social Mundial (FSM), tras doce años de existencia. No puedo presentar una cronología de lo que ocurrió durante este tiempo, lo que sería inclusive fastidioso. Tampoco analizar en pocas páginas los altibajos del proceso, con la realización -ahora cada dos años- de eventos mundiales mayores y más pequeños, Foros Sociales continentales, nacionales y hasta locales que se mantienen vivos o desaparecieron, Foros Temáticos que se multiplican a través del mundo; o hablar de las articulaciones y redes, así como nuevas campañas, que nacieron en esos encuentros, en la lucha por la construcción del “otro mundo posible”. Daré solamente algunos elementos que tal vez permitan sentir la dinámica del proceso, presentando lo que aconteció en el FSM 2013, en Túnez.

Lo mínimo que se puede decir de ese FSM es lo que dijo uno de sus veteranos, el científico político norteamericano Immanuel Wallerstein, en su “Comentario” No 35 (1): El Foro Social Mundial está vivo y está bien.

Eric Toussaint, otro veterano, del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, fue más allá en entrevista con Sergio Ferrari (2): el Foro Social, de manera incontestable, se mantiene como el único lugar y el marco mundial donde se encuentran los movimientos sociales. En ese sentido, y en la ausencia de otra alternativa, sigue siendo muy importante.

Y el propio título de la evaluación del sociólogo canadiense Pierre Baudet (3) es significativo: ¿Por qué el Foro Social Mundial de Túnez fue un éxito?

De hecho se puede decir que fue un gran éxito, y el éxito de un método. En los eventos mundiales del proceso del FSM se aplica un método, expresado básicamente en su Carta de Principios, que las organizaciones tunecinas que lo promovieron supieron respetar, apoyadas en otras de otros países del Maghreb, así como corresponsabilizando a miembros del Consejo Internacional del FSM a través de su participación hasta en sus decisiones organizativas. Y supieron igualmente obtener el apoyo logístico del gobierno sin que éste interfiera en el evento, puesto que se trata de una iniciativa de la sociedad civil, como lo define la Carta de Principios.

De esta manera se creó durante cinco días, en la Universidad El Manar de Túnez, un verdadero espacio abierto, para el reconocimiento mutuo, el intercambio de ideas y experiencias, la identificación de convergencias y de posibilidades de nuevas articulaciones a nivel local, regional y mundial. En cada evento mundial el método es mejorado, a partir de la experiencia anterior; y es influenciado, en el contenido de los debates realizados –definidos por los propios participantes por medio de las actividades auto-organizadas que inscriben– por la realidad mundial y por la realidad local.

Por eso Eric Toussaint puede decir, en la entrevista citada: El Foro Social al entrar en contacto con una sociedad en movimiento, en ebullición, produce una reacción química, una interacción sumamente interesante.(...). En un país recién salido de 42 años de dictadura, ese resultado “químico” produjo un sentimiento generalizado de alegría y satisfacción al final del Foro.

Naturalmente hubo quien hizo críticas, muchas veces por una insuficiente comprensión del carácter del FSM y de la metodología en él utilizada. Pero es significativo que 300 personas asistieran a la Asamblea de Convergencia de la última mañana del Foro donde se discutió el futuro del proceso, marcada por el entusiasmo de todos. Este tipo de Asamblea es una de las in- novaciones introducidas en el Foro de 2009 que ya se consolidó. En 2013 hubo 30 Asambleas, auto-organizadas, en las que se discutió la continuidad de las articulaciones o se elaboraron sus declaraciones finales, pues el Foro en tanto Foro no adopta una Declaración final única.

La discusión sobre el próximo FSM, por su par- te, ya había sido abierta con una noticia proveniente de la India: las organizaciones que promovieron el Foro de 2004 en Mumbai se habían reunido para reflexionar sobre la realización del FSM de 2015 en aquel país. En la Asamblea de Convergencia antes mencionada se supo que animadores de movilizaciones en Quebec también contemplan sugerir que el próximo FSM sea en Canadá. Y en la propia reunión del Consejo Internacional del FSM, realizada luego del Foro, se colocó la posibilidad de regresar al Maghreb en 2015.

Participaciones nuevas y diversas

El Foro reunió unas 60.000 personas (53.000 formalmente inscritas), que llenaron el complejo de edificios de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y de la Facultad de Ciencias. Un verdadero hormiguero humano –el relieve del área permitía visiones de conjunto– se movía dentro de ellos y en el trayecto entre los mismos, pasando por el restaurante universitario o por los bares montados para la ocasión, haciendo filas por un plato típico, o por un sánduche, para correr hacia alguna de las casi mil actividades que se realizaron, en tres horarios de dos horas y media cada uno, a lo largo del día.

Afiches, tiendas, quioscos, libre distribución de panfletos, denuncias e invitaciones para actividades, en cinco lenguas (por primera vez se incorporó el árabe como lengua oficial del evento), grupos conversando donde podían, creaban el ambiente festivo típico de los Foros. El sol siempre presente ayudó a aumentar la alegría en los reencuentros de antiguos participantes o entre miembros o no de 5.085 organizaciones de 128 países. Grandes delegaciones se esparcían por los espacios, como la francesa con 500 personas, o la brasileña con 200 miembros de sindicatos, ONGs y movimientos sociales, o la suiza, con 60 personas entre las cuales parlamentarios que participaban también del Foro de Parlamentarios, evento paralelo al Foro Social Mundial que ya se volvió tradicional.

Se dieron grandes pasos para consolidar la opción de “extender” el Foro por Internet, para que grupos de todo el mundo pudieran interactuar con los presentes en Túnez. Entre éstos, la mayor parte era de tunecinos, y de tunecinas empeñadas en luchar en su país por la igualdad de las mujeres. Pero los nacionales de otros países árabes como Egipto, Marruecos, Argelia, Palestina, Irak, Libia, eran muchos. Todos pudieron así escuchar a militantes de otras luchas, intercambiar y debatir, libremente, con ellos. Y participar de un encuentro político que es de nuevo tipo hasta en el mundo democrático, por su horizontalidad, auto-organización, respeto mutuo, diversidad, en la nueva cultura política que se construye en el proceso del FSM. Un tipo de encuentro que era nuevo también para los que venían por primera vez a un Foro Social Mundial, como por ejemplo los dos tercios de la delegación francesa.

Hubo también una importante participación de jóvenes. Muchos, entre los tunecinos y tunecinas, eran estudiantes de la propia universidad, estimulados y movilizados por su rectora: además de abrir la Universidad para el FSM y conseguir que el gobierno realice las obras necesarias, ella captó la oportunidad, en la realidad tunecina, de un encuentro del tipo y con los principios adoptados por el Foro. Esos estudiantes participaban tanto de las actividades como del voluntariado para ayudar en lo que fuera útil, como identificar los locales de las salas de reuniones para quien se perdiera por el campus...

De hecho los organizadores tunecinos realizaron el milagro, por primera vez en 12 años de FSM, de imprimir su programa tres días antes del inicio. Mas la indicación de los locales resultó menos clara, con las personas descubriendo sus salas hasta hora y media después de iniciada la actividad. Pero como siempre sucede en los Foros, sus participantes toman la iniciativa de buscar soluciones a los problemas, en una perspectiva de corresponsabilidad de abajo hacia arriba.

Un gran encuentro de reimpulso de perspectivas

Como siempre, los temas discutidos en el Foro fueron variadísimos, incluyendo el análisis de la crisis y sus efectos, la cuestión de las migraciones, la apropiación de tierras, el racismo, la denuncia de los drones, los riesgos de las fábricas nucleares, los proyectos de minería. Wallerstein, en el “Comentario” ya citado, dice que en todos los asuntos se combinan los sentimientos de miedo y de esperanza y ejemplifica con los debates sobre la superación del capitalismo o la introducción de paliativos contra la desigualdad, el papel de los partidos políticos, el de los BRICS (grupo de nuevas potencias emergentes, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el actual programa de la izquierda mundial, la “descolonización” del propio proceso FSM. Allá estaban también, desarrollando libremente actividades en su “Plaza Global”, muchos jóvenes de los movimientos sociales estimulados por la Primavera Árabe -que se inició exactamente en Túnez- como de los Indignados de España o los Occupy de Estados Unidos.

Los enfrentamientos reales del mundo de hoy emergieron necesariamente, cuando por ejemplo una bandera de Israel fue colocada en el suelo para que fuera pisoteada por quién quisiera protestar por lo que está pasando hoy en Palestina. O como cuando marroquíes se des- entendieron con militantes Saharauis –en una de las Asambleas de Convergencia, la de los Movimientos Sociales, interrumpiendo la discusión y aprobación de la Declaración final de esa Asamblea–. Pero también hubo discusiones en las que primó el respeto mutuo, como aquella relacionada con la posibilidad de convivencia democrática, en el propio Túnez, entre un Islam político y los sectores de la sociedad independientes de opciones religiosas.

En el último día, en vez de terminar el Foro con una Asamblea de las Asambleas, para dar una visión de conjunto de todo lo discutido y propuesto, con la presentación de los resultados de cada Asamblea de Convergencia –sistema que nunca ha resultado bien–, se propuso que todas ellas se desplacen a la avenida principal de Túnez, en donde cada una dispondría de 20 metros cuadrados para presentar sus resultados a las demás, así como a la población de la ciudad. Pero no hubo el aliento para concretar esta innovación. Y el Foro terminó con una marcha dedicada al pueblo palestino, cuyo sufrimiento es uno de los desafíos más difíciles de la región.

Es eso, en verdad, un Foro Social Mundial: un gran encuentro de reimpulso de perspectivas, aliento y compromisos de los que luchan por “otro mundo posible”. Y es a ellos y no al Foro –un simple instrumento– que cabe la tarea de transformar el mundo.

Se puede afirmar así que no pasa lo que desearían los que dicen –por la ausencia en los noticieros de los grandes medios, que sólo se interesan por novedades– que el FSM está va- ciándose. El importante papel que cumple fue evidente especialmente para los tunecinos, en su difícil lucha por la redemocratización del país, en la diversidad y en el rechazo de la violencia, dos de los principios básicos de la Carta del FSM. Por eso incluso las fuerzas políticas que participan del gobierno quedaron agradecidas por la realización del Foro Social Mundial de 2013 en Túnez –con un claro sentimiento de alivio, por las tensiones producidas cuatro se- manas antes por un asesinato político–.

Luego del Foro, otra discusión que se dio en Túnez fue sobre el Consejo Internacional del FSM, que vive una crisis creada, según muchos de sus miembros, por su burocratización. Éste se reunió inmediatamente después de haber terminado el Foro y organizó grupos de trabajo para profundizar durante seis meses esas cuestiones, así como las propuestas para la realización del próximo Foro Social Mundial.

Una de las frases de Pierre Baudet sobre el Foro, en el artículo antes citado, se aplica también al CI: el FSM, los FSM deberíamos decir, son instrumentos que es preciso perfeccionar, en lo que será una caminata muy larga...

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1. Commentary No 350, April 1, 2013, Fernand Braudel Center, Binghamton University, (http://www.binghamton.edu/fbc).
2. Boletín Semanal del Foro Mundial de Alternati- vas (FMA) de 11 de abril de 2013 (http://www.forumdesalternatives.org).
3. Publicado en listas de discusión del Consejo Internacional del FSM.