Cristina Garaizabal

Ideas y testimonios
(Página Abierta, 194, julio de 2008)

            Cristina Garaizabal presentó en su intervención una serie de frases que expresan algunas de las formas de abordar la prostitución. De ellas entresacamos las siguientes.

Posiciones abolicionistas

            Con la prostitución se prostituye la sexualidad femenina:
            La prostitución no afecta solo a las prostitutas, sino a todas las mujeres porque confirma y consolida una determinada manera de construir y comprender la sexualidad masculina contra la que el feminismo lucha. De ahí la necesidad de volver al feminismo radical, para volver a situar la sexualidad masculina en el lugar que le corresponde en la lucha contra la desigualdad de género» (Beatriz Gimeno).
            «La relación entre la mujer en prostitución y el cliente es de poder. Él tiene poder sobre ella, la está comprando. Por el tiempo que dure el contacto sexual. Él la posee. Ella no es un objeto inanimado. Si compras una alfombra, es un objeto inanimado, sin sentimientos. Pero él quiere control, tiene poder económico y sexual. Nunca he oído a una mujer en prostitución decir que le gustan sus clientes. Jamás» (Janice Raymond).
            Explotación sexual y servidumbre:
            La prostitución, en todos los casos o circunstancias, representa una forma extrema de explotación y de violencia contra las mujeres y significa nuestra reducción a la condición de mercancías al servicio sexual de los hombres» (Plataforma por la Abolición de la Prostitución).
            «Legalizando la prostitución lo que haríais es legalizar la violación» (
Julie Bindel).
            «Relacionar la prostitución con la libertad sexual es olvidar la actividad humana que es la sexualidad, que requiere de una relación de igualdad y voluntariedad. Una expresión de libertad compartida y en la que no puede caber la relación comercial que constituye en sí misma una situación de abuso, de poder» (Comisión Mixta del Congreso-Senado, 2007).
            La prostitución denigra:
            «Es alquilar un órgano por 10 minutos, de este modo le quita su individualidad y humanidad, la reduce a una vagina, ano o boca... La mujer en prostitución se convierte en un órgano en el cual vaciarse. Un retrete humano» (Melissa Farley)
            «Las prostitutas están siempre alienadas:
            «Las mujeres que han estado durante periodos de tiempo en situación de
prostitución sufren importantes secuelas, tanto físicas como psicológicas» (Comisión Mixta)«.
            «La inmensa mayoría de la prostitución no es voluntaria, incluso en aquella sobre la que se afirma su carácter de voluntariedad, no lo es realmente» (Informe UGT 2007).
            Las prostitutas son las mayores víctimas de la sociedad patriarcal:
            «La prostituta ha de tener la consideración de víctima, son víctimas del sistema, víctimas de sus proxenetas y víctimas de sus clientes. En numerosos casos han sido víctimas de abusos sexuales en la infancia... (sufren) graves secuelas psicológicas (estrés post-traumático), violencia, abuso etc., y por tanto debemos abordar su recuperación mediante un enfoque integral que abarque los aspectos psicológicos, laborales, legales, etc.»
 (Comisión Mixta).

Hablan las trabajadoras del sexo

            «¿Miedo a qué? Todo el mundo se enfrenta a personas que no conoce. Hay hombres muy bestias que cuando tienen ganas de hacer el amor les da lo mismo ocho que ochenta, pero son los menos. Los clientes son sobre todo cortados...
            »Con nosotras establecen una relación puramente mercantil. Yo cuando llego a la habitación con un hombre ya hemos acordado las condiciones, hay veces que sólo tengo que bajarme las medias. Si quiere más sabe que tiene que pagar. Son hombres que no tienen facilidad para relacionarse. Aunque hay algunas veces que lo que necesitan es hablar con alguien, sólo eso»
            (María, prostituta de la calle  de la Ballesta, Madrid). 
            «Yo me siento poderosa, me siento fuerte, superior a ellos, no es un deseo de revancha, es un juego, el juego del comercio, en el que nosotras marcamos las reglas» (Carla Corso).
            «La penalización o la reglamentación de la prostitución no protege a nadie y mucho menos a las prostitutas. La solución es que la prostitución sea redefinida como un trabajo legítimo y que las prostitutas sean legitimadas como ciudadanas legítimas»
 (Margot St. James, prostituta estadounidense).
            «Cuando se toman medidas preventivas contra la prostitutas, como las campañas que se están dando en Madrid y Barcelona, jóvenes nazis se sienten estimulados a salir para ayudar en las campañas de limpieza, agrediendo e incluso matando a prostitutas que nos sentimos más indefensas y tenemos que trabajar en zonas más inseguras donde la policía nos acosa menos» (Margarita Carreras, trabajadora del sexo de Barcelona).