elDiario.es, 10 de febrero de 2024.
Se mete en el mismo saco a las jornaleras que cobran el salario mínimo y a los empresarios agrarios que les niegan la subida alegando problemas de competitividad.
Una de las trampas que nos ha tendido el relato dominante de las movilizaciones agrarias es la existencia de unos supuestos “intereses del campo”, así en genérico. Se mete en el mismo saco a las jornaleras que cobran el salario mínimo y a los empresarios agrarios que les niegan la subida alegando problemas de competitividad. O a la familia que vive de una pequeña granja y a los grandes propietarios que se benefician de buena parte de los fondos europeos de la PAC.