Domingo Martínez y Ecologistas en Acción
El cierre de Garoña
(Página Abierta, 227, julio-agosto de 2013).

A mediados de junio, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo decretó el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña para el 6 de julio, tal como estaba previsto desde diciembre del año pasado, aunque sostiene que el cierre se produce por «razones económicas» y no de seguridad nuclear. Por ello, las empresas propietarias, Endesa e Iberdrola, dispondrán de un año para solicitar la reapertura de la central, siempre que cuenten con la aprobación del Consejo de Seguridad Nuclear.

Por tanto, la decisión sobre el futuro de Garoña depende ahora de las compañías eléctricas, que en septiembre dejaron pasar el plazo que el Gobierno del PP les brindó para que la nuclear funcionara hasta 2019. Pero para que Garoña retome su actividad, estas compañías deberían hacer enormes inversiones con el fin de cumplir con las nuevas exigencias de seguridad que se aprobaron tras el accidente de Fukushima, además de las que le impuso el CSN en 2009 en el caso de que desease mantener su actividad diez años más.

De modo que aunque Endesa e Iberdrola dispongan de un nuevo plazo para pedir la prórroga, esto no significa que las dos eléctricas vayan a solicitarlo, porque, para funcionar hasta 2019, las inversiones exigidas difícilmente serán rentables. Además, en el caso de que los propietarios de Garoña pidan una nueva licencia de otros 10 años, el CSN estima que la evaluación necesitaría más de dos años, tiempo en el que la central debería estar parada.

En opinión de Ecologistas en Acción, el cierre se debe a las enormes incertidumbres técnicas que existen por el estado degradado de la central. A los 130 millones de euros que los propietarios de la central deberían gastar para introducir las reparaciones propuestas por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en 2009, más las que se deducen de las pruebas de estrés, habría que añadir la posible construcción de una torre de refrigeración y las largas y costosas inspecciones necesarias en la vasija para comprobar si está sometida a los mismos problemas que la de la central de Döel 3 en Bélgica, que presentaba casi 2.000 fisuras.

A pesar de todas estas acciones –señalan los ecologistas–, no se garantiza que no aparezcan nuevos problemas en Garoña, dado el lamentable estado en que se encuentra la central. Se sabe que el circuito primario está aquejado de problemas de corrosión, y que las penetraciones de las barras de control también lo están. Cualquiera de estos elementos podría fallar en el futuro motivando, en el mejor de los casos, largas paradas y nuevos gastos en reparaciones. En el peor, podrían dar lugar a un accidente.

Para Ecologistas en Acción, el cierre de Garoña es una excelente noticia. Consideran que, con él, se despejará la inseguridad de la comarca y de varias comunidades autónomas. Y agrega: «Ahora es necesario que todos los agentes sociales piensen en el desarrollo de los pueblos y se pongan a trabajar para reducir el impacto económico del cierre en la comarca y entre los trabajadores. El tiempo de desmantelamiento de la central propiciará que se vayan tomando iniciativas que permitan un desarrollo local».

Los ecologistas sostienen que, tras el de Garoña, se debe ir pensando ya en el cierre escalonado del resto de las centrales nucleares, «puesto que son perfectamente prescindibles dado el exceso de potencia instalada en nuestro sistema eléctrico».


 

Ecologistas en Acción
Garoña: Cronología inacabada de un despropósito
(10 de junio de 2013).

Desde 2009 hasta hoy se han acumulado decisiones, contradecisiones, chantajes y silencios sobre el funcionamiento de la anticuada central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), inaugurada en 1971.

El tiempo de descuento ha empezado para la central, pero su final continúa siendo incierto. Los últimos movimientos indican que la  central nuclear burgalesa, con un reactor gemelo al de Fukushima, se desconectará definitivamente a partir del próximo 6 de julio, a pesar de los oscuros movimientos, los pulsos y las presiones de los últimos meses. Para exponer el despropósito, Ecologistas en Acción recorre la cronología inacabada de Garoña desde 2009 hasta hoy.

Junio de 2009: Ante el inminente fin de la licencia de explotación de Garoña, el Gobierno pide un informe al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Este organismo resuelve que la central podrá mantenerse en funcionamiento a condición de que se realicen inversiones para alcanzar requisitos de seguridad. El Gobierno decide conceder una prórroga de cuatro años, hasta julio de 2013, en vez de los diez que pretendían los responsables de la central.

Octubre-noviembre de 2011: Tras el accidente de Fukushima, se realizan nuevas pruebas de estrés. El CSN impone nuevas inversiones de seguridad a Garoña, cuyo cubo de cemento es idéntico al de la central nipona siniestrada.

Febrero de 2012: El ministro de Industria, José Manuel Soria, confirma la intención de ampliar el plazo de vida de Garoña, siguiendo la apuesta por la energía nuclear del Partido Popular. La prórroga se cristaliza en junio de ese año, con una orden ministerial que alarga el periodo de funcionamiento hasta 2019, siempre que la central acometa los cambios exigidos por el CSN.

Primavera-verano de 2012: Se desarrollan los trámites de una nueva ley de medidas fiscales que gravarán el combustible gastado. Una medida que encarecerá cada kilovatio nuclear 1,6 céntimos a partir del 1 de enero de 2013. Ante un impuesto que perjudica a la industria nuclear, Nuclenor, titular de Garoña, advierte de que la central no será rentable si no se suavizan las condiciones fiscales.

Septiembre de 2012: A finales de ese mes vence el plazo para solicitar formalmente la prórroga autorizada por el Gobierno. Nuclenor, que es propiedad de Iberdrola y Endesa, no lo hace, por lo que Garoña camina hacia el cierre definitivo. Esta decisión se interpreta como un acto de presión, y desde el Ministerio de Industria se llega a hablar de “burdo chantaje”.

Diciembre de 2012: El día 28 de ese mes, Garoña para, extrae el combustible gastado del núcleo y lo deposita en la piscina. La presión sobre el Gobierno sube.

Enero de 2013: El CSN empieza los trámites para el cese de explotación.

Primavera de 2013: El Gobierno anuncia una reforma del sector eléctrico.

Mayo de 2013: Nuclenor solicita al Ministerio de Industria una prórroga de un año más para continuar tal y como está en ese momento, en parada fría. Parece querer ganar tiempo hasta comprobar el efecto que finalmente tendrá la ley de medidas fiscales. La petición lleva a pensar que los responsables de la industria nuclear y el ministerio mantienen negociaciones secretas.

En este mismo mes de mayo, el ministerio remite la petición al CSN, que autoriza la prórroga el día 27, cediendo a las presiones y con gran daño para su independencia. En la resolución se advierte de que  Garoña tendría que llevar a cabo todas las reparaciones exigidas si quiere reanudar la actividad.

Mayo-junio de 2013: Tras la petición de Nuclenor y el visto bueno del CSN, de pronto el Ministerio de Industria no hace nada. La titular de Garoña no puede tramitar la solicitud oficial de prórroga sin orden ministerial.

Junio de 2013: El día 3, el pleno del CSN aprueba el expediente de cese de explotación, con lo que los trámites para el cierre de Garoña continúan.
El día 5 de junio, el Parlamento vasco se pronuncia a favor del cierre de Garoña con los votos del PNV, PSE, EH y Bildu. UPyD y el PP votan en contra, con la excepción del alcalde de Vitoria, el popular Javier Maroto, que rompe la disciplina de voto y se pronuncia por el cierre. También el Parlamento de Navarra se pronuncia a favor la moción presentada por Izquierda-Ezkerra pidiendo el cierre ese mismo día, con los votos a favor de Izquierda-Ezkerra, PSN, Bildu y Aralar-NaBai, mientras que UPN se abstiene.

El día 6, ante el silencio repentino del ministerio, el CSN envía el expediente de cese aprobado días antes.

Todo indica que Nuclenor y el Gobierno no han llegado a un acuerdo y Garoña cerraría el 6 de julio, como estaba previsto al inicio de esta cronología. A poco más de tres semanas de esa fecha, cabe esperar que no se acumulen nuevos y escandalosos despropósitos en la historia de la central.