(La Vanguardia, 25 de marzo de 2019).
Se acercó un hombre de semblante serio y pelo blanco. “¿Te acuerdas de mí? Me
sentaba a tu lado en el pupitre de la clase del señor Clares”. El señor Clares era el
maestro de La Bisbal que preparaba a los niños de 9 a 12 años. Republicano, como
Victòria Vigo, su mujer. Expedientados, humillados, grandes maestros. El chico que se
sentaba a mi vera ya está jubilado. Se llama Miguel Guillén y es hijo de Cuevas Bajas,
el pueblo del que proceden la mayor parte de los bisbalenses de origen andaluz.