El País, 7 de febrero de 2023.
Encontrar un empleo es la principal motivación a la hora de sumarse a las filas de grupos violentos en el epicentro del terrorismo global, según un informe de la ONU, que subraya la necesidad de invertir más en prevención y desarrollo y menos en respuestas militares.
“Cuando mi padre perdió su trabajo, quise ayudar financieramente a mi familia. También quería tener poder y que las personas me respetaran”. El testimonio de Hasan, un somalí de 18 años, resume el sentir de otros miles de jóvenes del África subsahariana, que se unen a grupos extremistas violentos sobre todo por lograr una mínima estabilidad económica en una región castigada por la pobreza, donde el Estado no da respuestas a los problemas más acuciantes de los ciudadanos y el cambio climático comienza a hacer estragos. Este chico forma parte de las 2.200 personas (75% hombres y 25% mujeres) entrevistadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para su informe Viaje al extremismo, caminos de reclutamiento y desvinculación, que analiza las diferentes maneras de poner freno a estos movimientos extremistas, que crecen de manera vertiginosa en los ocho países estudiados (Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger, Nigeria, Somalia y Sudán) y se extienden poco a poco hacia otros como Mozambique, Togo o Benín.