El País, 15 de noviembre de 2023.
Debería preocuparnos seriamente observar cómo muchos profesionales del fútbol no se atreven a opinar públicamente porque inmediatamente van a sufrir un castigo.
Ser seguidor de un equipo de fútbol es una enfermedad juvenil que dura toda la vida, dijo Pier Paolo Pasolini. Bajo la lógica de Pasolini el fútbol se mueve entre dos coartadas: la de los negocios y la del tifosi. Esta última es arengada para dar vía libre a todo tipo de decisiones, en nombre de lo que definía Pasolini como “el fútbol de los puros”. En nuestro país el negocio del fútbol mueve cifras de sector industrial con una contribución al PIB del 1,44 % aproximadamente. Si descendemos a la laboralización de esta actividad queda descrita como una relación laboral especial, con dos convenios colectivos segregados por sexos. Además, con una normativa laboral sujeta al Real Decreto 1006/1985, que regula la relación de los deportistas profesionales. Un Real Decreto caduco y cuya modificación ha sido ampliamente reivindicada sobre todo con relación a cuestiones tan determinantes como la libertad de expresión.