El País, 7 de enero de 2024.
La generación de los baby boomers, es decir, los nacidos después de la II Guerra Mundial, de entre 60 y 78 años de edad, tiene fama de ser la más privilegiada de la historia y, ahora, también de ser la responsable de que las políticas públicas no presten suficiente atención a las necesidades de los jóvenes, aplastados por todos los servicios sociales que hay que suministrar a esa enorme cohorte de viejos. Desde luego, el envejecimiento de la población que se está registrando en la gran mayoría de los países desarrollados es un hecho indiscutible. Seguramente, no es un cambio aislado, sino que forma parte de cambios más amplios, que afectan radicalmente a muchos aspectos de la vida, social y política, de la humanidad entera y que tendrá efectos impredecibles. Impredecibles quiere decir que no se pueden anunciar con conocimiento fundado.