InfoLibre, 27 de agosto de 2019.
Según los datos pre y postelectorales publicados principalmente por el CIS, pero también por parte de otros institutos y encuestadoras, el actual Parlamento de España responde a un reparto 45/45 entre los partidos y bloques de izquierda/derecha. El resto, un 10% de los votantes, se vinculan a partidos soberanistas o periféricos con sus distintas dinámicas de votos y alianzas.
Cuatro de cada diez votantes en nuestro país se consideran de centro, es decir, se autoubican en la escala ideológica izquierda/derecha en las posiciones medias del 4, 5 o 6. Estos forman parte de esa gran bolsa electoral moderada que permite la formación de mayorías en uno u otro sentido. Numerosa literatura sitúa en este espacio a una buena parte del voto swing, el más persuasible y permeable a las campañas. Apartarse de ellos es alejarse de la posibilidad de ser uno de los partidos aspirantes a gobernar en nuestro país. Aceptar un modelo mediocentrista de análisis electoral supone admitir que la gran bolsa de votantes moderada, y muy estacionaria, es la que marca la dinámica electoral en un contexto social y económico avanzado y normalizado como el español. Actualmente ninguna de las cinco grandes formaciones políticas del Congreso actual tiene una fuerza gravitatoria determinante sobre este grupo de votantes.