nuevatribuna.es, 27 de enero de 2021.
Necesitamos un Estado capaz de gestionar y dirigir un nuevo proyecto de país, ampliar los apoyos sociales y políticos que lo hagan factible y sortear los obstáculos políticos que en forma de crispación, desgobierno o irresponsable competencia política puedan bloquearlo.
La envergadura y persistencia de la crisis multidimensional desatada por la covid-19 han tenido una notable función pedagógica en al menos tres aspectos: primero, revalorizar el papel del Estado y, en el caso de España y los otros países del sur de la eurozona, de las instituciones comunitarias; segundo, desvelar la gran fragilidad de los modelos de globalización y capitalismo neoliberales imperantes en las últimas décadas y la necesidad de introducir cambios significativos en su regulación para evitar que la crisis de esos modelos desemboquen en una gigantesca destrucción económica y desestabilización social; y tercero, superar la falsa disyuntiva entre salud y economía al clarificar que no puede haber recuperación económica sin garantizar la salud pública y que el fortalecimiento del sistema sanitario público es una condición necesaria y un componente imprescindible de la recuperación económica.