Elena Adrián

Walter Benjamin. Historias y relatos
Walter Benjamín. Historias y relatos. Muchnik Editores. Barcelona, 2000.
(Hika, 166 zka. 2005ko maiatza)

La editorial Akal acaba de publicar el Libro de los pasajes de Walter Benjamin, la magna obra del escritor, a la que dedicó los últimos años de su breve vida. Y decimos breve vida porque sabido es que el mayor crítico del siglo XX murió a los 48 años en circunstancias trágicas. Walter Benjamin, judío berlinés de acomodada familia, ya desde la adolescencia sintió una actitud crítica hacia la sociedad capitalista, lo cual le llevó de la vida en contacto con la naturaleza al comunismo y llegó a visitar Moscú. Su gran proyecto, el Libro de los pasajes, que dejó inconcluso en 1940, se acaba de publicar, ¡por primera vez!, en castellano, ahora, en 2005. Es imperdonable que un avanzado en todos los sentidos haya permanecido parcialmente desconocido para los lectores en castellano y habría que decir, también, en inglés, pues la traducción a esta lengua por la Universidad de Harvard de sus obras completas data de 2001, saludada por el Nobel Coetzee.

El Libro de los pasajes quizás tuvo una continuación en el contenido de una maleta que se perdió en 1940. En este caso, Walter Benjamin ya no vivía en Alemania, de donde había huido tras el ascenso del nazismo y donde un hermano suyo pereció en un campo de concentración. Se instaló en París pero, con la ocupación alemana de Francia, quiso llegar a España para trasladarse a EEUU, donde le esperaban otros miembros de la Escuela de Frankfurt. Walter Benjamin solicitó ayuda para pasar a pie desde Port Bou a España con la pesada maleta que contenía escritos. Fueron interceptados por policías españoles que les dijeron que no tenían la documentación en regla. De vuelta a Port Bou, aterrado por la posibilidad de caer en manos de la policía alemana, Walter Benjamin, el melancólico, que se había sentido atraído por el suicidio en varias ocasiones, tomó una dosis de veneno y se suicidó. La maleta nunca se encontró. El resto de los escritos del Libro de los pasajes había quedado en la Biblioteca Nacional de París al cuidado de Georges Bataille y han tardado 65 años en ser conocidos por los lectores en castellano.

Con el Libro de los pasajes, Walter Benjamin comienza a analizar los pasajes comerciales que se inauguran en el París del Segundo Imperio, hacia 1830. El libro, muy original, está formado por fragmentos y largas citas de escritores, sobre todo de Baudelaire. El escritor lo analiza todo: los pasajes comerciales, los objetos que compra la burguesía, la construcción por Haussmann de los boulevares, construcción impelida por la necesidad de controlar los levantamientos obreros, el juego, la prostitución y la figura del flâneur, que es el solitario entre la muchedumbre de las grandes capitales, que lo engullen y, para Walter Benjamin, París es la capital del siglo XIX. Según el Nobel Coetzee nuestro escritor consideraba a la sociedad parisina adormecida y, como en el cuento de la Cenicienta, pensaba que el beso del comunismo la despertaría de su sueño. No sólo no lo hizo sino que las víctimas fueron él y su familia: su hermano murió en un campo de concentración nazi y su hijo, Stefan, tuvo que huir a Australia en muy malas condiciones.

Pero hablemos de sus relatos, poco conocidos y publicados en una pequeña edición de Muchnik. Son tres los asuntos que toca Walter Benjamin: la vida natural en la Ibiza de los años 20 y 30, donde veraneaba. Los relatos de hombres de mar, el juego y la experiencia con el hachís. Y estamos hablando de un intelectual de los años 20 y 30 del siglo XX. Hacia finales de la década de los 20, Walter Benjamin decidió consumir hachís con la supervisión de un médico. Veraneaba, como la intelectualidad crítica, en Capri y en Ibiza. En Capri conoció a la comunista Asja Lacis, quien le convenció de adoptar el comunismo y le llevó hasta Moscú. Por cierto Asja fue víctima de un internamiento en un campo estalinista, años más tarde. Hasta tal punto era, entonces, natural Ibiza que el escritor llegó a enfermar de malaria. Pensemos en qué se han convertido las drogas o la explotación capitalista hodierna de Ibiza y del resto de las Baleares.

Respecto al carácter natural de Ibiza no puedo evitar citar una descripción de la isla del relato Una tarde de invierno:

“La economía de la isla es arcaica. No siegan el grano con guadaña sino que lo cortan con hoces, y en algunos lugares las mujeres lo arrancan con las manos, por lo que no quedan rastrojos. Tan pronto se ha recogido el grano, se lleva a la era, donde un caballo, que domina y guía el campesino desde el centro del círculo, deshace las espigas con los cascos. Hace sólo sesenta años aquí no se conocía el pan, por lo que el principal alimento era el maíz. Todavía hoy se riegan los campos a la antigua, con norias que mueven las bestias. En toda la isla no hay más que un par de vacas...”.

Los relatos de marinos, las experiencias con el hachís en el puerto de Marsella, las aventuras de marinos y jugadores, la admiración por la habilidad de contar de los orientales nos llevan a un mundo que ha sido preludio de los movimientos contraculturales de hoy. Vemos a Walter Benjamin, después de 65 años de su muerte, como el precedente de actitudes alternativas, anticapitalistas, partidarias de la vuelta a la naturaleza, de los escritores que valoran el relato y el cuento a la manera oriental.

Por ello recomiendo su libro. Otra cuestión es, ya, el estudio del Libro de los pasajes, valiosa descripción del mercado capitalista. E invito a los lectores a analizar esta obra, antes del fin de la visión de los restos del capitalismo decimonónico, pues el suplemento de viajes de un diario español ya apunta como meta turística la zona de los viejos pasajes, donde, por cierto, ha debido de instalarse una conocida firma de ropa. El mercado que todo lo devora.