The New York Times, 16 de octubre de 2024.
En 2020, cuando Donald Trump cuestionó los resultados de las elecciones, los tribunales rechazaron decisivamente sus intentos una y otra vez. En 2024, el poder judicial podría ser incapaz de salvar nuestra democracia.
Los renegados ya no son principiantes. Han pasado los últimos cuatro años haciéndose profesionales, diseñando meticulosamente una estrategia en múltiples frentes —legislaturas estatales, el Congreso, poderes ejecutivos y jueces electos— para anular cualquier elección reñida.