Enrique Cuesta y David Perejil

Segundo recuento de personas sin techo en Madrid
(Página Abierta, 192, mayo de 2008)

            El pasado día 26 de febrero se llevó a cabo el segundo recuento nocturno de personas sin techo en la ciudad de Madrid. Esta actividad, continuación del recuento que tuvo lugar el 12 de diciembre de 2006 (1), fue organizada por iniciativa del Foro Técnico Local sobre Personas sin Hogar, y en ella participaron finalmente 457 voluntarios provenientes de diversos ámbitos y entidades. Pocos días después, también se hizo en Barcelona un recuento de personas que duermen en la calle, en este caso a iniciativa de la Fundación de Caixa Catalunya, “Un sol Món” (2).
            El nuevo recuento siguió las pautas de la primera edición: conocer, en primer lugar, el número aproximado de personas que duermen literalmente en las calles de Madrid, así como parte de sus condiciones de vida a través de una amplia encuesta anónima de más de 40 preguntas. Para hacerlo posible se demandó la participación de voluntarios de asociaciones, de ONG y de todas aquellas personas que deseasen participar. Estos objetivos pueden parecer meramente académicos, pero revelan la invisibilidad de la exclusión más extrema, pues lo que no se conoce, o se intuye con poca precisión, tiene menos importancia como problema social.

Los resultados del primer recuento

            Tras varios meses de espera de los resultados del primer recuento, se hizo público el dato de que 621 personas dormían en las calles de Madrid, preferentemente en los distritos más céntricos  y con una significativa mayoría de los varones, que suponían un 72% del total (3), y con una presencia significativa de personas de origen extranjero.
            Junto a una valoración positiva global de la iniciativa del recuento como método de conocer realidad de las personas que duermen en la calle y como herramienta participativa para una ciudadanía implicada, también expresamos críticas en varios aspectos. Cuestiones como el diseño de la encuesta o las zonas que debían peinar los voluntarios, la utilidad o no de los datos, así como su utilización y disponibilidad por parte de todos los participantes, fueron las más importantes demandas.
            El análisis del cuestionario presentado a las personas que se encontraban despiertas y quisieron contestarlo daba, además, una muy sustanciosa e interesante información, cuya utilidad es incuestionable. Sin embargo, el pequeño número de respuestas en algunos campos de la entrevista generaba distorsiones y sobrerrepresentaciones que hacían recomendable ser prudente en su manejo y publicidad. Por otra parte, los errores observados en el diseño de las zonas de recuento y la subestimación u ocultación de algunas zonas, no exploradas, con aproximaciones poco acertadas, o de las que no llegaron los datos al equipo investigador, invitaban a tomar estos resultados como una primera referencia no definitiva y aproximativa.
            Con todo, el Ayuntamiento de Madrid utilizó la cifra ante la opinión pública para justificar las insuficientes políticas de recursos asistenciales  que se han puesto en marcha en torno a este colectivo en las dos últimas legislaturas (4). Además, los datos sólo se pusieron a disposición  de las entidades en el momento de preparar este segundo recuento, sin presentarlos en ningún caso a los voluntarios participantes, lo que contravenía el acuerdo de participación en la actividad. Tampoco se hizo un esfuerzo suficiente para ponerlos a disposición de los medios de comunicación y la ciudadanía mediante su publicación.
            También hay que señalar que, a lo largo del verano de 2007 y durante los meses siguientes, las personas que pernoctan en los distritos centrales se vieron sometidas a  hostigamientos por parte de distintos servicios municipales: controles policiales diarios a altas horas de la madrugada, riegos nocturnos exclusivamente en esas zonas, desalojo de asentamientos hechos de forma unilateral sin contar con los afectados ni con las entidades que con ellos trabajaban... (5).

Los preparativos

            Todo ello configuraba un ambiente poco propicio para solicitar una vez más la colaboración de asociaciones y voluntarios, que contrastó, además, con las noticias que nos llegaban de Barcelona, donde se cerró la participación unos días antes con más de 700 voluntarios para cubrir toda la ciudad. Sin embargo, poniendo por encima de nuestras reticencias los valores y ventajas que vemos a iniciativas de este tipo, decidimos volver a participar, con la experiencia y el resultado de la primera edición. De hecho, hay que destacar que bastantes de las críticas fueron recogidas por los miembros de la Corporación y el equipo investigador (6), el cual, desde un mes antes del recuento, invitó a diversas entidades que se dedican en Madrid al trabajo de calle a participar en reuniones previas para elaborar y revisar los diversos materiales y diseños, sobre la base de lo trabajado en la edición anterior, trazando así un proceso más participativo y que aprovechaba la experiencia de las entidades.
            Pese a algunos inconvenientes, como la falta de tiempo o algunos problemas organizativos, queremos destacar la fluida comunicación con los participantes de la mesa de trabajo, entre ellos la eficiente labor de Bárbara Contreras y Juan Hoyos como responsables de la coordinación con las organizaciones participantes.
            Finalmente participaron en el recuento 457 personas voluntarias, con una media de edad de 29,4 años, de las cuales el 70% eran mujeres. Del total, un 33% eran estudiantes y otro 22% compatibilizan estudios y trabajo. Esta participación, algo superior a la del recuento anterior, tiene como virtud añadida el hecho de contar con mayor experiencia; en torno a la mitad de los voluntarios tenían contacto habitual con las personas sin hogar,ya sea a través de la realización de tareas de voluntariado, como sucede en tres de cada cuatro ocasiones, o como profesionales de dicho campo. Una vez más, se puso de manifiesto el empuje de algunas personas, sobre todo jóvenes (7), preocupadas por diversos problemas sociales y que suelen tener su expresión social a través de diversos tipos de voluntariado y en ocasiones concretas. Sin embargo, también habrá que analizar con detalle el número de personas que repitió tras la primera edición, para conocer el grado de colaboración de los participantes. 
            El buen trabajo realizado por las entidades implicadas hizo posible no sólo una alta participación, sino además la creación de un buen ambiente que era palpable a la entrada del pabellón en el que se recibieron las últimas indicaciones antes de salir a cubrir las zonas asignadas a cada uno para su rastreo. Como punto positivo, también valoramos la participación de las asociaciones y ONG en la presentación del recuento, lo que supone un reconocimiento por parte de los organizadores a su labor y a la aportación no sólo de su tiempo y  experiencia, sino además de un alto número de voluntarios, sin los cuales la elaboración de este recuento sería inviable, al menos en su formato actual. Además, también se ofreció más información y reconocimiento a todos los participantes. Por otra parte, y a pesar de los avances en cuanto a la organización, no pudieron evitarse algunos problemas que habrá que mejorar en siguientes ediciones, como los diseños de algunas zonas o ciertos retrasos en la salida de algunos equipos.
 
Los resultados

            Tras la ejecución del recuento, la principal reivindicación de todas las entidades participantes fue la de obtener los resultados y acceder todas a ellos. Pensábamos que, respetando el tiempo necesario para recibir y analizar la información, era necesario disponer cuanto antes, y en igualdad de condiciones con el Ayuntamiento, de los datos que se obtuvieran de esta experiencia. Aun cuando el resultado no ha sido del todo satisfactorio, creemos que en este sentido se ha avanzado al hacer públicos los datos en un margen de tiempo razonable (8), al menos de los cuantitativos, lo que nos permite, además, hacer las primeras comparaciones.
            Los primeros datos hechos públicos (ver cuadro) nos dicen que, durante el peinado de la ciudad practicado el pasado 26 de febrero, fueron localizadas 651 personas sin techo, 30 más que el año anterior, a pesar del aumento de plazas de acogida respecto al total de la  edición de diciembre de 2006. Lo que, sumado a las 1.109 que aquel día se encontraban alojadas en alguno de los dispositivos de la red, nos daría un mínimo de 1.700 personas sin hogar, cifra un 26% superior a las 1.309 personas sin hogar que dormían en albergues y calles a finales de 2006. Aun así, volvemos a resaltar la provisionalidad de estas cifras, si las comparamos con nuestro conocimiento de las calles de la almendra central de la ciudad, los datos de los países de nuestro entorno y las limitaciones del recuento. En todo caso, nos deben servir como primera aproximación y comparación respecto a la primera edición. Además, se registraron un mayor número de personas despiertas y un mayor índice de respuesta, lo cual mejorará sin duda la calidad de los datos con los que trabajar.
            A falta de un análisis más profundo, los primeros resultados ofrecidos nos muestran unos perfiles similares a los del año anterior. Sube algo el porcentaje de varones y baja también de forma poco significativa el de extranjeros. Así mismo, disminuye el porcentaje de personas que consideran el desempleo como factor desencadenante de su situación actual, a la vez que aumenta el de aquellas que consideran como tal el impago de alquileres o hipotecas.

Primeras conclusiones         

            A la espera de poder analizar el estudio completo, las primeras impresiones ponen en evidencia algunas cuestiones que no podemos dejar de señalar. En primer lugar, la insuficiencia de las medidas implementadas para trabajar con las personas más alejadas de la red asistencial. A pesar de valorar de manera muy positiva el incremento presupuestario, que se ha cuadriplicado en la última legislatura, y de la creación y consolidación de estructuras y recursos específicamente dirigidos a las personas que viven y duermen directamente en la calle, el número de personas literalmente “sin techo” se mantiene e incluso aumenta ligeramente. Se confirman así  los perfiles que dibujaban los datos del primer recuento en cuanto a la edad, número de mujeres y hombres, de extranjeros y nacionales y de cuestiones tales como el uso de los recursos de la red de asistencia especializada.        
            Quizá el dato más llamativo es la disminución de esta población desde el distrito centro, en el que se localizaron 80 personas menos que en la anterior edición a pesar del aumento de la cifra total. Este descenso es explicable en parte por las características propias del colectivo, como la movilidad y la apertura en el último año en ese distrito de diferentes recursos de atención y estancia para las personas sin hogar, aunque el número de plazas disponibles continúa siendo bastante inferior al de personas desplazadas, dándose la circunstancia de que se ha notado un aumento considerable en algunos de los distritos cercanos. Pero este descenso se debe también a las actuaciones y hostigamientos antes mencionados. Ante diversos conflictos, como algunas legítimas protestas vecinales o las menos justificadas demandas de algunos sectores que reclaman un centro de Madrid “limpio” y turístico, la Corporación ha optado por las más diversas formas de presión a las personas que duermen en la calle. Una vez más, y ante conflictos de derechos, las personas sin hogar parecen no existir: la Corporación ignora los derechos de sus ciudadanos-desprotegidos y sólo mira a sus ciudadanos-votantes. 

Lo que queda por hacer

            Con vistas a próximas ediciones de esta experiencia –la próxima ha sido programada para este verano–, habrá que mejorar varias cuestiones, tanto de tipo organizativo (mejor distribución de las zonas y mayor atención a barrios periféricos y otros lugares como intercambiadores de transporte o urgencias médicas), así como ajustes en la encuesta y mejorar la formación previa de los participantes. Será muy importante también seguir avanzando en los criterios participativos de la actividad entre Ayuntamiento, investigadores, asociaciones y voluntarios, así como en la difusión y publicación de los datos.
            Todo ello sin olvidar lo que para nosotros es el objetivo final de esta actividad: estos datos deben servir para poner en marcha una profunda reflexión sobre la situación de las personas sin hogar y la compleja interrelación de factores personales, relacionales y sociales que hacen que una persona caiga en la exclusión más extrema. Y han de servir para mejorar la utilidad de la red asistencial madrileña, en la que se deben seguir haciendo esfuerzos por aumentarla, tanto en cantidad y distribución por toda la ciudad, como en calidad. También se debe mejorar la atención a las personas sin hogar, conocer cuáles son sus puntos de contacto más habituales, qué demandas tienen, cómo son atendidas y cuáles son sus problemas más urgentes. Además, ante el gran número de personas extranjeras sin hogar se deben establecer atenciones diferenciadas según sus distintos problemas, en este caso relacionadas directamente con su situación administrativa, falta de red social o su manera de llegar a nuestra ciudad. Todo ello sin olvidar que deben ponerse en marcha medidas preventivas más enérgicas que impidan que las situaciones de pobreza y exclusión de muchas personas les arrastren a vivir en las calles.
            Y, en esa línea, cada parte de la sociedad debería asumir sus  responsabilidades: las distintas administraciones públicas trabajando por la mejora de las condiciones estructurales de las personas en materias como el empleo, vivienda y atención social; el Ayuntamiento, en concreto, ampliando y mejorando la atención social de las personas sin hogar con más recursos, calidad y con políticas preventivas; la sociedad, aumentando su preocupación por un problema que parece lejano, así como por la vida de sus vecinos más desfavorecidos; y los medios de comunicación, informando de toda la realidad de las personas sin hogar en su conjunto, sin prejuicios y teniendo en cuenta todas las causas, sociales y personales, de sus problemas. Ejemplos tenemos de lo uno y de lo otro: el esfuerzo de esas 457 personas el día del recuento y el triste tratamiento informativo del único medio de comunicación invitado por el Ayuntamiento sobre el recuento, que destacó frente a la sensibilidad de otros.

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(1) Véase Página Abierta nº 178 (febrero de 2007).
(2) El 12 de marzo se hizo en Barcelona. Participaron 708 voluntarios, de los que el 60% eran mujeres y el 40% hombres. El 42% tenía menos de 35 años, y más de la mitad no tenía experiencia de trabajo o voluntariado con personas sin hogar. Fueron localizadas 658 personas durmiendo en la calle.
(3) Un total de 100 personas no pudieron ser identificadas al hallarse tapadas en el momento del encuentro, por lo que este porcentaje puede no ser del todo fiable. Dicho porcentaje, en la encuesta del INE de 2005, se elevaba al 82,7%.
(4) Llama poderosamente la atención el interés del actual alcalde de Madrid y su anterior concejala de asuntos sociales, Ana Botella, por resaltar la cifra, así como el despliegue mediático puesto en marcha por la actual responsable, Concepción Dancausa, en el inicio de la actual campaña contra el frío, cuyas previsiones de plazas cuadran a la perfección con el número de personas totales enunciadas por los resultados del estudio y que habitualmente no tenían ningún reflejo en la prensa.
(5) Este tipo de actuaciones suponen el alejamiento de las personas sin hogarde sus entornos habituales, y con ello, el debilitamiento de sus vínculos relacionales con vecinos y voluntarios que constituyen en la mayoría de los casos su principal red de apoyo.
(6) El recuento nocturno de personas sin hogar está financiado por el Ayuntamiento de Madrid a través del Foro Técnico Local sobre Personas sin Hogar. La elaboración de la metodología y el tratamiento posterior de los datos se lleva a cabo por parte de un equipo de investigadores pertenecientes a las universidades Complutense, Pontificia de Comillas y UNED.
(7) En torno al 70% de los participantes eran menores de 27 años.
(8) Cierto es que estas cifras han sido presentadas en rueda de prensa a los medios de comunicación y enviadas a la vez a las organizaciones, pero sin hacer partícipes de ello a los miembros del Foro Técnico, al que se emplazó para fechas próximas.

Algunos datos del segundo recuento en Madrid

Se encontraron 651 personas sin techo en las calles, frente a las 621 de diciembre de 2006.
· Cerca del 78% eran varones, un 9,5% mujeres y el resto no pudieron ser identificadas.
· El 53% eran de nacionalidad extranjera, y el 47%, española.
· La edad media de las personas encontradas era de 41,5 años.
· El 30% hace algún tipo de trabajo.
· Obtienen sus ingresos por varias actividades (27%), pidiendo en la calle (22%), trabajando (22%) y a través de rentas mínimas (9%), entre otras actividades.
· Las personas que contestaron a la encuesta creen que llegaron a la calle por desempleo (23%), problemas familiares (21%) y por falta de “papeles” (13%), entre otros factores.
· Utilizan poco la red asistencial: comedores (30%), baños públicos (18%) y albergues (15%).
· Hay un factor importante de soledad. Muchos pasan el día en solitario o con otras personas sin hogar. Sólo la mitad mantiene algún contacto con sus familiares. Y cerca de un 75% de estas personas son  solteras, separadas, divorciadas o viudas.
· Más de la mitad (51%) han sufrido agresiones en la calle.

Fuente: Informe del Segundo Recuento de Personas sin Hogar en Madrid.