Foro Gogoa

No desistir de la esperanza, reconstruir los caminos

            El gravísimo y mortal atentado del 30 de Diciembre en Barajas ha quebrantado y aun quebrado – inhumana, trágica e injustificablemente – el signo, el clima y las expectativas de un tiempo que se nos presentaba, al fin, como propicio para la paz. Ahora, objetiva e irremediablemente, el tiempo es otro. Apostamos por que la esperanza y la voluntad no desistan. Sumamos nuestro propio esfuerzo al de quienes, en adelante, se afanen por reconstruir puentes y caminos. Pero, - lo repetimos a nuestro pesar -, el tiempo es otro. Y distintos o nuevos son también los requerimientos del mismo.
            Ante esta situación, el Foro Gogoa – Cristianismo y Mundo Actual, a través de su Junta Permanente ampliada, nos hemos sentido en la necesidad de hacer públicas estas líneas con un doble objetivo:
            1.- El primero, inevitablemente, tiene que ver con nuestra propia toma de postura ante los hechos, sus consecuencias y el futuro a afrontar. Vaya por delante nuestra sentida solidaridad con las desoladas familias de Carlos y Diego Armando, y con el noble y querido pueblo ecuatoriano, cuyos hijos e hijas inmigrantes tanto están contribuyendo a nuestro crecimiento y bienestar. Y vaya por delante también nuestro rechazo sin paliativos no sólo de este atentado, sino de toda forma de violencia como medio de acción o presión políticas. Quienes la ejecutan o, todavía a estas alturas, permanecen pasivos o mudos ante ella no sólo se sumergen más y más en una inhumanidad e inmoralidad autodestructivas, sino que deben saber, además, que no producen otra cosecha que dolor, frustración y zozobra, al tiempo que vician y obstruyen de raíz cualquier objetivo que puedan esgrimir, por legítimo o razonable que se pretenda.
            Dicho esto, nos parece conveniente sugerir, en esta hora, varias consideraciones:
            a) Que el desaliento y la indignación por las vidas e ilusiones truncadas no deben llevarnos a alimentar – y menos en nombre de una justicia sin duda imprescindible – reacciones, sentimientos y proclamas de corte mera y reductivamente vindicativo y punitivo. Aparte de infligir nuevas heridas a nuestro sistema de derechos y libertades, nos alejaríamos del verdadero sentido y espíritu de la justicia.
            b) Que, sea lo que fuere que nos depare el futuro a corto o medio plazo, cualquier horizonte de paz, si bien será ya distinto en muchos aspectos, deberá retomar esfuerzos y esquemas parecidos a los que han quedado truncados, así como enseñanzas que, por lo hecho o dejado de hacer, se desprenden sin duda de los mismos.
            c) Que ningún futuro de paz llueve del cielo, ni nace tampoco, como por generación espontánea, de la estricta y rigurosa aplicación de los recursos del Estado de Derecho o de una sabia y desnuda ingeniería técnica, jurídica y política. Los valores, pautas y relaciones convivenciales que no seamos capaces de sembrar hoy, tampoco los cosecharemos mañana.
            d) Que no debemos echar en saco roto ni desistir del enorme caudal de esperanza – siempre hasta ahora frustrada -  acumulado a lo largo de estos años. La paz es una necesidad, un anhelo incontenible y un derecho irrenunciable. Y su búsqueda constituye, simultáneamente, un deber universal. Por eso debemos transformar aquel caudal de esperanza en energía social positiva, activa y comprometida por la paz.
            e) Que nos hallamos – nos parece – ante dos caminos: o, con la gran mayoría de esta sociedad, buscamos unidos vías humanas, razonables y justas de pacificación y normalización, con el debido respeto al juego democrático del que nos hemos dotado, o, situándonos por encima de la sociedad, frente a ella incluso, imaginamos que la simple lógica de enfrentar la fuerza a la fuerza – por muy legal que una de las dos sea – nos va a deparar la pacífica convivencia soñada.
            f) Que, por lo mismo y finalmente, ya desde ahora, deberemos comenzar a desescombrar, preparar con prudencia, y reconstruir con decisión e inteligencia los caminos de la paz.
            2.- El segundo objetivo de este escrito es el de notificar a nuestros socios, a los asiduos participantes en nuestras convocatorias y a quienes muestran algún interés en nuestras actividades que ha quedado suspendida la conferencia prevista por el Foro para el día 11 del presente mes y que llevaba por título: “Reconciliación: retos y tareas en el camino de la paz”. En los diez años largos de vida del Foro hemos procurado que, entre otros muchos, el tema de la paz estuviera siempre presente en nuestras reflexiones. Fieles a ello, ya desde Junio del pasado año, lo incorporamos a nuestra programación del presente curso bajo el título arriba indicado. Dada la coyuntura de alto el fuego permanente y de inicio de dinámicas preparatorias que hacían presagiar un afrontamiento serio del “hacer la paz”, nosotros decidimos centrarnos en el  “hacer las paces”, esto es, en aspectos como los de víctimas y justicia, memoria, reconciliación, etc. No imaginábamos entonces lo que ETA nos ha deparado.
            Una de las preocupaciones del Foro ha sido siempre que la palabra a la que servía de cauce y altavoz no sólo fuera actual, rigurosa y útil, sino también oportuna en el tiempo. Consideramos que el tema previsto no ha caducado. Mantiene, más bien, vigencia permanente. Pero reconocemos, con tanta sencillez como honda pena, que, probablemente, no es el tema más idóneo para el tenso momento que estamos viviendo. En este sentido se ha manifestado, además, el mismo ponente que tenía a su cargo, y ya preparada, la conferencia. Pedimos disculpas. Y deseamos tiempos mejores para todos. Tratando de contribuir modestamente a ellos, seguiremos en la brecha.

Por el Foro Gogoa
Conchita Corera
Chema Amigot
Xabi Lasa
Roberto Oiz
Javier Pagola
Guillermo Múgica
Juan Pedro Urabayen
Chema Berro
Pedro Arguiñarena
Juan Bautista Astigarraga