Helena Smith
El éxodo griego hacia Australia
(The Guardian, 22 diciembre 2011).

  Para los jóvenes europeos de países asolados por la crisis, la floreciente Australia se ha convertido en el nuevo Eldorado de las oportunidades. Esto es especialmente cierto en el caso de la nueva generación de licenciados griegos, que se incorpora así a la mayor comunidad de expatriados helenos del mundo.

Desde hace ya muchos meses, un flujo mayoritariamente compuesto por jóvenes hombres y mujeres recién aterrizados y provenientes de Grecia ha llamado a las puertas del gran edificio de la calle Lonsdale en el centro de Melbourne. El bloque que data de los años cuarenta es la sede de la comunidad más numerosa de griegos en Australia.

Como en las nostálgicas imágenes de la fiebre del oro de comienzos del siglo XX, los hombres y mujeres se han ido a la otra punta del mundo en busca de una vida mejor. Sin embargo, a diferencia de los griegos de antaño, estos nuevos emigrantes son más brillantes, van pertrechados de diplomas que les ha costado mucho conseguir y en materias que entrañan gran dificultad.

"Todos se han graduado en la Universidad, ingenieros, arquitectos, mecánicos, profesores, banqueros, y harán lo que sea para trabajar", explica Bill Papastergiades, el abogado y presidente de la comunidad. "Es muy desesperante. Estamos todos aterrados. A veces aparecen únicamente con una maleta. Sus historias son desgarradoras y en cada avión llegan más", relata al Guardian en una entrevista telefónica.


Otra cara del drama humano griego

El éxodo es únicamente otra cara del drama humano que atraviesa Grecia, lugar en que empezó la crisis de la deuda europea. Desde junio, los líderes de la comunidad de Melbourne dicen que se han visto desbordados con miles de cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas de griegos desesperados por emigrar a un país que, a salvo de las turbulencias del mercado global, ahora se considera el país que ofrece unas oportunidades sin parangón.

Únicamente este año, 2.500 ciudadanos griegos se han mudado a Australia a pesar de que los funcionarios en Atenas dicen que otros 40.000 también han “mostrado interés” en iniciar el duro proceso para establecerse allí. En octubre, el Gobierno australiano celebró en la capital griega una “exposición de competencias” con aforo limitado a 800 personas y se recibieron más de 13.000 solicitudes.

Con Grecia en vías de entrar en su quinto año de recesión, una tasa de desempleo del 18% – y un inaudito 42,5% de la juventud sin trabajo – se cree que la fuga de cerebros sólo puede ir en aumento. La economía australiana, por el contrario, se calcula que crecerá un 4% en 2012.

"A menudo hay gente que simplemente dice que no quiere que sus hijos se críen allí", comenta Papastergiades. "El otro día atendí una llamada de teléfono de un fontanero que llevaba sin trabajar ocho meses, tenía tres hijos que alimentar y estaba tan desesperado que incluso había barajado suicidarse”.

Tessie Spilioti es una de los que ya se ha reubicado en Australia. "Ningún sitio en el mundo es comparable a Grecia, echo de menos mi tierra y a mis amigos todos y cada uno de los días", ilustra Spilioti, que se crió en Australia antes de instalarse en Atenas hace 27 años. "Pero Australia es un país positivo. Es la tierra de la abundancia, hay un sentimiento de que hay de sobra para todos y de que existe una oportunidad", recalca entusiasmada. "Eso no existe en Grecia. En lugar de eso, la gente cae presa del pánico, no hay buenas vibraciones, psicológicamente están mal y crece la sensación de que casi están en estado de sitio. Nunca pensé que me iría, pero con el estrés de la supervivencia diaria supe que iba a ser muy difícil evolucionar".


Dos generaciones perdidas

Se cree que se han perdido dos generaciones como consecuencia de la gran crisis económica de Grecia. Según los expertos, la nueva diáspora incluirá con seguridad a griegos más jóvenes que cuentan con muy buena formación y que son multilingües pero que no son capaces de sobrevivir en un país cuya economía está en caída libre, en parte debido a las tajantes medidas de austeridad que Grecia se ha visto obligada a aplicar a cambio de las ayudas.

Un estudio realizado recientemente por la Universidad de Tesalónica muestra que la gran mayoría de los griegos que ahora buscan trabajo en el extranjero y que se marchan con su joven descendencia se dirige a países tan diversos como Rusia, China e Irán. Entre los encuestados, muchos ni siquiera habían intentado buscar trabajo en Grecia, porque no le veían futuro a hacerlo en una economía que tendrá que apretarse y ceñirse mucho el cinturón al menos a lo largo de la próxima década.

En Australia, esta afluencia entristece a esos otros griegos que la pobreza y la guerra obligaron a emigrar en los años cincuenta y sesenta. Durante años se ha menospreciado a la diáspora. <los sucesivos Gobiernos de Atenas se negaban a conceder el derecho de voto de los griegos de origen que viven en el extranjero, incluso en lugares como Melbourne, cuya próspera comunidad griega cuenta con más de 300.000 personas. Ha sido una sorpresa muy desagradable ver cómo desembarca de manera masiva todo ese talento juvenil proveniente de su patria, dispuestos a hacer cualquier trabajo, por servil que sea, para salir adelante.

"Hay muchos sueños rotos”, reconoce Litsa Georgiou, de 48 años, que el año pasado se trasladó a Sidney junto a su marido ateniense y a su hija pequeña. "La comunidad está en estado de choque. Muchos tenían la esperanza de volver a Grecia… pero en lugar de eso, cada día se oyen más historias de alguien que ha hecho el vuelo de 22 horas para mudarse aquí. Resulta descorazonador pensar que a Grecia le harán falta por lo menos diez años para empezar a recuperarse".