Iliana Olivié
La 'des-occidentalización' del mundo
 (El País, 4 de julio de 2013).

  El peso de los países en el exterior sigue cambiando en favor de los asiáticos y los emergentes.

Hace dos años, el Real Instituto Elcano publicó la primera edición del Índice Elcano de Presencia Global (IEPG), que pretende medir la proyección internacional de los países en todos los ámbitos (desde la economía o la defensa hasta la tecnología y la cultura, pasando por las migraciones o la cooperación internacional al desarrollo). En estos dos años, el proyecto del IEPG ha crecido: la tercera edición abarca sesenta países y, por primera vez, calcula el peso de la Unión Europea como si se tratara de un único país. Asimismo, el índice estima la presencia de los estados miembros en el ámbito estrictamente europeo, mediante un nuevo Índice Elcano de Presencia Europea (IEPE). Con estos avances metodológicos, el IEPG pretende consolidarse como una herramienta de análisis útil para informar algunos de los debates más candentes sobre el actual proceso de globalización económica, política y social.

Uno de los más interesantes es el referido al trasvase de la actividad económica y del poder mundial del eje Atlántico al Pacífico. Aunque la presencia no económica de los grandes países emergentes como China o Brasil esté creciendo también por la vía de la cooperación al desarrollo o incluso de la dotación de equipamientos militares, persiste la duda de si su proyección, eminentemente económica hasta la fecha, se adaptará a un mundo en el que las diversas formas de presencia ‘blanda’ han ido cobrando fuerza desde la caída del muro de Berlín.

En cualquiera de los casos, esta emergencia del Sur y del Oriente afecta a la presencia relativa de los viejos países occidentales, que se ve crecientemente mermada. Y esto lleva al debate acerca de si el poder mundial se reparte de forma crecientemente multipolar –entre un puñado de viejos y nuevos estados influyentes– o si, por el contrario, estamos encaminados a un orden G-0, en el que nadie –ningún estado, ningún organismo multilateral– quiera o pueda gobernar el sistema.

Esta pregunta suscita otra cuestión importante: el futuro político de la Unión Europea. Además de sus efectos financieros, la falta de profundidad de la integración económica y política puede haber tenido (y estar teniendo) consecuencias en la presencia global y en la influencia política del conjunto de la Unión.

Algunos de los resultados de la edición de 2012 del IEPG pueden contribuir a desarrollar estos debates.

En primer lugar, en términos de presencia global, el mundo sigue des-occidentalizándose. Si bien en el top 20 del ránking del IEPG de 2012 están, más o menos, los mismos países que en 1990, sus posiciones relativas han cambiado. China ha saltado del puesto 13 al 4, escalando 9 posiciones en poco más de 20 años (al igual que Singapur), Brasil ya aparece en el 19, Corea del Sur abandona ese puesto para subir hasta el 14, y la India ya está en el 16. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene su primer puesto (aunque a cada vez menor distancia de los siguientes), y varios europeos pierden, en términos relativos, presencia global, entre ellos Francia, Italia, España, Bélgica, Suiza o Suecia.

En segundo lugar, y a pesar de esto último, si pudiésemos considerar a la Unión Europea como un solo país, su presencia global agregada (descontando la presencia de unos estados miembros en otros) sería la mayor del mundo, ligeramente por encima de la de Estados Unidos.
_________________
Iliana Olivié es investigadora principal, Cooperación Internacional y Desarrollo, y coordinadora del IEPG, Real Instituto Elcano; profesora del Departamento de Economía Aplicada 1 de la Universidad Complutense de Madrid.
La tercera edición del IEPG se ha presentado el pasado 3 de julio en la sede del BBVA, en Madrid. Este proyecto puede seguirse en www.iepg.es <http://www.realinstitutoelcano.org/>  y en twitter (@rielcano y @iolivie).