Iñaki Urdanibia
Educar contra Auschwitz
(Hika, 207zka. 2009ko apirila)

Grupo Eleuterio Quintanilla. Pensad que esto ha sucedido. 197 págs. Gakoa, 2007.
Jean-François Forges. Educar contra Auschwitz. 267 págs. Anthropos, 2007
Samia Essabaa (avec Cyril Azouvi). Le voyage des lycéens. Des jeunes de cite decouvrent la Shoah. 205 págs. Stock, 2009.

            El libro elaborado por el colectivo de profesores Eleuterio Quintanilla, vaya por delante, no tiene desperdicio y supone, desde luego, una guía clarificadora de cara a ser utlizado en las aulas con el fin de poner luz sobre estos momentos oscuros, hasta el negro total, de la historia europea, y gritar en contra de su posible repetición, si se tiene en cuenta la advertencia de Primo Levi que dijese que habiendo sucedido una vez, nada impedía que se volviese a repetir.

            Se sumergen los autores, en primer lugar en el tratamiento que dan los libros de texto de enseñanza secundaria, y en el repaso sobresalen las ausencias o los tratamientos francamente inadecuados del asunto. A continuación se pasa a otro tipo de indicaciones y consejos a la hora de abordar el tema, para posteriormente entregar unas fichas de los materiales que bien pueden servir para trabajar la cuestión: libros y películas en los que son abordados los temas esenciales que conforman aquella producción industrial de cadáveres que los nacionalsocialistas pusieron en marcha a mediados del pasado siglo, reloj taylorista en marcha..

            Hay varios aspectos en los que quisiera incidir no obstante, pues a mi modo de ver dejan algo que desear. Empezaré por el subtítulo del libro (Guía de Recursos para el estudio del Holocausto) que utiliza un concepto –holocausto– que no juzgo demasiado acertado teniendo en cuenta su claro sabor religioso, sacrificio debido a Yavé; este término –al menos en Francia, y en especial tras la película de Claude Lanzmann– ha cedido ante la utilización del término Shoah, que en hebreo significa catástrofe. Este ultimo término puede escorar la comprensión del asunto como algo meramente judío. Así las cosas, quizá hubiese sido más correcto emplear expresiones como los campos de concentración y exterminio, si bien el fenómeno es mucho más amplio que el de las fábricas de la muerte y, además, campos –también es cierto– los hubo de otros colores; quizá, de todos modos, la utilización de algún nombre propio (Auschwitz, por ejemplo) podría haber subsanado la inexactitud desorientadora que señalo, teniéndose en cuenta que tal nombre propio ha pasado a significar, metonímicamente, en la mentalidad colectiva de la humanidad, la organización de la muerte con una oximorónica lógica geométrica asesina.

            Hay otro aspecto en el que quisiera detenerme, y es que en el listado de libros y películas hay, a mi modo de ver, varios títulos ausentes, y otros que, por el contrario, podrían haberse ausentado sin mayores problemas. En lo que a libros se refiere hay, al menos, un par de libros o tres que sorprendentemente faltan: La especie humana de Robert Antelme, El universo concentracionario de David Rousset (por no nombrar del mismo autor Les jours de notre mort), o Más allá de la culpa y la expiación de Jean Améry –tres verdaderos clásicos sobre el tema, escritos además por quienes conocieron los campos desde dentro–, y hasta El largo viaje de Jorge Semprún. Se echa en falta igualmente del nobel húngaro Sin destino o Kaddish por el hijo que no nació. En lo que a filmes se refiere no se menta La pasajera de Andrzej Munk y Witold Lesiewicz; y sin embargo se presentan un par de títulos que parecen, a todas luces, un tanto deficientes a la hora de retratar el horror del caso: por una parte La lista de Schindler (verdadera apologia del buen capitalista), de la que se cita alguna frase crítica con respecto a la obra de Spielberg, y La vida es bella, de la que se hace constar en su apoyo una opinión de Kertész, pero de la que también se podría haber vertido la opinión de otra víctima, Anne-Lise Sterne –psicoanalista que sufrió la plaga concentracionaria en primera persona– quien, en Le savoir deporté, critica el tono banalizador e histriónico del gesticulante cómico italiano.

            Sé que lo que a continuación digo no es un argumento convincente –para descalificar tales obras–, pero sí que es indicativo de algo: estas dos últimas películas son, según L´Observatore Romano, las dos mejores filmadas de cara a reflejar el crimen al por mayor perpetrado…En fin, con la Iglesia hemos topado, Sancho…y así. Tampoco hubiese estado de más, entre las películas, introducir Auschwitz. Los nazis y la solución final, cuatro DVDs de la BBC que son francamente aprovechables, si bien con cierto tufillo de anticomunismo de guerra fría.

            Las carencias señaladas, no desdicen de ninguna de las maneras lo afirmado en las primeras líneas de este comentario acerca de la oportunidad y utilidad del libro que presento, pero sí que son a mi juicio dignas de ser señaladas y subsanadas. Y lo cortés no quita lo sincero.

VIAJE A LA MEMORIA

           
Precisamente una puesta en práctica de una educación contra el racismo y en pos de la tolerancia es la que expone el libro que relata la experiencia de una profesora de ingles, en un liceo de la banlieue parisina, de origen marroquí.

            Todo comienza a raíz del 11-S. La profesora asiste escandalizada a los comentarios antiamericanos, antisemitas, que sueltan los alumnos como si nada: ellos –los yankis– tienen la culpa, después de haber andado jodiendo a todo el mundo ahora les toca a ellos, unos; otros, por su parte, deducen que si las torres derribadas eran oficinas financieras, al fin y al cabo eran los judíos los que habían sido las víctimas, pues ya se sabe los judíos y la banca todo es uno, etc. La verdad es que tan tajantes afirmaciones eran –según la profesora– proferidos con la misma normalidad con que entre ellos se llamaban –sin mayor maldad– sale Juif ! o sale Noir!

            Pues bien, Samia Essabaa decide que a grandes males grandes reemedioS, y ni corta ni perezosa comienza a organizar concienzudamente un viaje con su clase, de treinta y tantos alumnos, a Auschwitz. Los viajes organizados que duran una jornada le parecen escasos y se prepara uno a la medida: pasarán cinco días. Antes de la partida –en colaboración con otra profesora, de historia– trabajan materiales (libros, películas, informaciones tomadas de internet, y…charlas de ex-deportados supervivientes). Si la preparación es intensa, no lo es menos la recaudación de fondos para poder realizar tal viaje: recurriendo a autoridades e instituciones locales y no tan locales.

            Fue tal el éxito de esta experiencia de cara a los alumnos que fueron, a sus padres, a alumnos de otras clases y de otros liceos a los que fueron a contar la conmovedora experiencia, que Samia Essabaa pone en marcha otro proyecto más ambicioso: realizar otro viaje pero esta vez con alumnos de otros liceos. El Maimónides de Marruecos –en el que confluyen alumnos musulmanes y judíos– va a ser el elegido para que sus alumnos conozcan sur place, en relaciones cercanas y de convivencia, a muchachas y muchachos de distintas creencias que ellos, de diferentes orígenes… Intercambios, visitas a mezquitas y sinagogas como preparación al viaje… y al final otro viaje al lugar de la memoria que se ha de mantener en pie como vacuna contra la intolerancia, el racismo, la falta de respeto al otro que en definitiva es lo que puede desembocar en experiencias como los campos. “Muchos de entre nossotros, individuos o pueblos, están a merced de esta idea, consciente o inconsciente, que el extranjero es el enemigo […] Pueda la historia de los campos de exterminación mantenerse para todos como una siniestra señal de alarma” (Primo Levi).

NUNCA MÁS

            Siguiendo el mismo camino que el libro en primer lugar reseñado y por la senda de evitar la repetición de la nefasta infamia, apareció hace algunos meses un libro que lleva precisamente el título que encabeza el presente comentario.

            El libro, tras unas sagaces reflexiones acerca de la historia y la memoria, y después de haber aclarado ciertas posibles confusiones amalgamadoras entre los campos nazis y los soviéticos y otras salvajadas –por ejemplo, colonialistas– que en el mundo han sido, se centra en el acercamiento al fenómeno de los lager por medio del arte, y en ese terreno dirige su mirada en especial a la película Shoah de Lanzmann y a la obra literaria y testimonial de Primo Levi, verdaderos baluartes en la lucha contra el olvido de la igominia a la que puede llegar la humanidad. Plus jamais! Nie mehr!