Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información
básica sobre la desigualdad. A pesar de que los gobiernos de todo el mundo publican las
cifras sobre el crecimiento económico todos los años, los reportes no detallan cómo se
distribuye el crecimiento entre la población, es decir, sobre quién gana y quién pierde con
las políticas económicas. El acceso a dichos datos es fundamental para promover la
democracia. Más allá de los ingresos y la riqueza, también es fundamental mejorar nuestra
capacidad colectiva para medir y monitorear otras dimensiones de las disparidades
socioeconómicas, incluidas las desigualdades ambientales y de género. La información sobre
desigualdad de acceso abierto, transparente y confiable es un bien público mundial.