20 de marzo de 2019.
Sesión ordinaria del Pleno, de 20 de marzo de 2019.
1. INTRODUCCIÓN
Los flujos migratorios no constituyen un fenómeno coyuntural o una novedad propia de las sociedades contemporáneas sino que -con mayor o menor intensidad- han estado siempre presentes en la historia de la humanidad, siendo un componente inseparable de su evolución y progreso. Los flujos migratorios registrados en España se inscriben en el contexto mundial de las últimas décadas de intensificación de los movimientos transnacionales de personas en el contexto de la globalización.
La magnitud adquirida por el fenómeno migratorio desde finales del siglo XX ha transformado profundamente los perfiles de la sociedad española. No se trata solamente del peso adquirido por la población de origen extranjero en nuestro país que, tras haber alcanzado su máximo nivel en 2011 con 5,7 millones de personas, supera en la actualidad los cuatro millones y medio de efectivos (en torno al 11 por 100 de la población total según el Padrón municipal). España presenta ya un nivel de multiculturalidad comparable con los principales países receptores del mundo desarrollado con más larga tradición receptora. Pese al aumento coyuntural de la emigración desde España hacia el extranjero durante los años más agudos de la reciente crisis (reflejo en su mayoría de salidas o retornos de personas extranjeras que abandonaban nuestro país), lo cierto es que, considerando todo el periodo, este fenómeno reviste una importancia cuantitativa inferior a la de los flujos de llegadas, lo que no obsta para que se le preste atención.