Isabel Santamaría

Consejo de Derechos Humanos.
¿Un paso adelante en la reforma de la ONU?

(Página Abierta, 170, mayo de 2006)

            El pasado 15 de marzo, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó, por una amplia mayoría, una resolución en la que se proclama la creación del Consejo de Derechos Humanos, como órgano subsidiario de la Asamblea General, que sustituirá a la antigua Comisión de Derechos Humanos.
            Con la aprobación en la Asamblea General de la ONU de creación del Consejo de Derechos Humanos se reemplaza al hasta ahora máximo organismo internacional para la defensa de los derechos humanos, que desde 1946 desarrollaba su tarea. Este nuevo organismo dependiente de la Asamblea General sustituirá a una muy polémica, desprestigiada y politizada Comisión de Derechos Humanos, que dependía, además, de otro organismo de la ONU: el Consejo Económico y Social. Estados Unidos votó en contra del proyecto de resolución, al igual que Israel, Paláu y las Islas Marshall. Un total de 170 países votaron a favor. Y se produjeron las abstenciones de  Venezuela, Bielorrusia e Irán.
            Por su parte, organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch y otras (*) valoraron el nacimiento del Consejo. Estas organizaciones hubieran deseado una reforma más ambiciosa, y afirman que lo aprobado no cumple por entero todas las expectativas creadas con la propuesta de cambio, pero que el nuevo Consejo de Derechos Humanos representa una base razonable para seguir adelante y supone un paso en la dirección adecuada. AI considera que se trata de un avance histórico para fortalecer la maquinaria de derechos humanos y mejorar su protección global; además, cree que la adopción del proyecto de resolución es un primer paso crucial para crear un órgano más fuerte y con más autoridad que la Comisión de Derechos Humanos.
            La propuesta votada ha sido el fruto de intensas negociaciones que se venían realizando desde finales de 2005. La polémica y el debate previos fueron duros y a punto estuvo de retrasarse y bloquearse su aprobación, fundamentalmente por las presiones de Estados Unidos. Un escollo, también superado, fue el interpuesto por algunos países islámicos que pretendían incluir una cláusula contra las blasfemias en los estatutos del nuevo organismo.
            La resolución señala que la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos son los pilares del sistema de las Naciones Unidas y los cimientos de la seguridad y el bienestar colectivos, y que estos elementos están vinculados entre sí y se refuerzan unos a otros. De este modo, parece que se intentan colocar los derechos humanos al mismo nivel de importancia que el resto de elementos de protección de la comunidad internacional y de la población mundial.
            Según la resolución finalmente aprobada, el Consejo será responsable de promover el respeto universal por la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de toda persona, sin distingos de ningún tipo y de una manera justa y equitativa. Se ocupará de las situaciones en que se infrinjan los derechos humanos, incluidas las infracciones graves y sistemáticas, y deberá hacer recomendaciones al respecto. También deberá promover la coordinación eficaz y la incorporación de los derechos humanos en la actividad general del sistema de Naciones Unidas. El Consejo contribuirá, mediante el diálogo y la cooperación, a la prevención de las violaciones de los derechos humanos y responderá con prontitud a las situaciones de emergencia en esta materia.
            El nuevo organismo seguirá teniendo su sede en Ginebra y estará integrado por 47 miembros en lugar de los 53 de que constaba la antigua Comisión, que eran elegidos en el Consejo Económico y Social. Ahora, los nuevos miembros encargados de la misión de defensa de los derechos humanos serán elegidos por un periodo de 3 años mediante voto directo y secreto por la mayoría de los miembros de la Asamblea General (96 votos), teniendo en cuenta una distribución geográfica equitativa. De este modo, los grupos de África y Asia contarán con 13 miembros cada uno, el de Europa del Este con 6, el de Latinoamérica y el Caribe con 8, y el de Europa Occidental y otros países con 7.
            La integración de cada miembro será temporal. Cada país se integrará en el Consejo por tres años y no podrá ser reelegido para dos periodos consecutivos. La Asamblea General, por una mayoría de dos tercios de los delegados presentes, puede suspender los derechos de participación en el Consejo a cualquier país miembro de la Asamblea si se comprueba que ha cometido graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
            Las elecciones de los primeros miembros del Consejo tendrán lugar el próximo 9 de mayo, y la primera sesión se celebrará el 19 de junio. El Consejo de Derechos Humanos garantiza un lugar a organizaciones de la sociedad civil y otros grupos y organizaciones no gubernamentales para colaborar en sus trabajos.
            Por el momento, los trabajos de la antigua Comisión se han interrumpido para dar paso a la aprobación, conformación y puesta en funcionamiento del nuevo organismo.
            La Asociación Americana de Juristas de Estados Unidos (AAJ) cuestionó la suspensión de las sesiones de la Comisión de Derechos Humanos, que tenía prevista su reunión anual en el mes de marzo. Intuía en este movimiento la mano manipuladora del Gobierno de Estados Unidos con el objetivo de hacer desaparecer cuanto antes a la Comisión de Derechos Humanos. Según plantea la AAJ, no es de extrañar que así sea porque, cada vez más, este organismo, a través de sus expertos y relatores, se vería forzado a tomar posición ante la magnitud de las violaciones cometidas por el propio Estados Unidos.
            De hecho, una de las causas del descrédito de la Comisión ha sido su fracaso en los últimos tres periodos de sesiones para examinar propuestas sobre la situación de unos 500 detenidos sin juicio ni asistencia legal, que Estados Unidos retiene en la base naval de Guantánamo en Cuba.
            Por su parte, Amnistía Internacional lamenta la decisión de Estados Unidos de votar en contra de la resolución, pero aprecia como muy positivo, a pesar de las presiones ejercidas, el hecho de que este nuevo Consejo de Derechos Humanos nazca con tan amplio respaldo. Este sistema de elección directa por la Asamblea General refleja mejor la universalidad de los derechos humanos y le da al Consejo una mayor transparencia y legitimidad, máxime si, como esperan AI y otros expertos de derechos humanos, las normas que rigen la elección al Consejo exigen que los Estados miembros de las Naciones Unidas tengan en cuenta el historial, la trayectoria y los compromisos en derechos humanos de los candidatos.
            Otro elemento que ha sido visto positivamente por las organizaciones de derechos humanos es el ritmo de trabajo que marca la resolución para el nuevo Consejo. La Comisión sólo se reunía una vez al año durante seis semanas, mientras que el nuevo Consejo se reunirá regularmente, al menos, tres veces al año durante diez semanas, y podrá convocar más fácilmente periodos especiales de sesiones cuando sea necesario, por ejemplo para abordar crisis emergentes de derechos humanos.
            AI señala que este plan de trabajo con sesiones más frecuentes y con mayor facilidad para la convocatoria de sesiones extraordinarias facilitará una respuesta más eficaz a las situaciones que lo requieran. Lo mismo opinaba el propio secretario general de la ONU, que creía que le permitirá al Consejo hacer sonar la alarma y poner las crisis de derechos humanos en el centro de atención de toda la comunidad internacional.
            Amnistía Internacional interpreta que el nuevo Consejo conserva los mejores elementos de la antigua Comisión, incluido su sistema de Procedimientos Especiales y sus prácticas en cuanto a la participación de las ONG. Pero el Consejo, según esta organización de derechos humanos, tiene el potencial de ser más eficaz que la Comisión.

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(*) Además de Amnistía Internacional y Human Rights Watch, manifestaron su apoyo a la resolución de creación del Consejo de Derechos Humanos: Human Rights First, el Instituto Carter, El Internacional Crisis Group, el Open Society Institute, Citizens for Global Solutions, el Consejo para una Comunidad de Democracias, el Democraty Coalition Proyect y Médicos por los Derechos Humanos.