libro

Javier Villanueva
Del catalanismo al «soberanismo» y sus consecuencias.
Mil detalles de un fenómeno social exitoso

(Comentario del libro de Martín Alonso, El catalanismo, del éxito al éxtasis.
Génesis de un problema social (I)
, Barcelona: El Viejo Topo, 2015).
(Galde, 10 - primavera/2015).

 

El título da una pista importante del punto de vista del autor. Anuncia que va a tratar del evidente éxito del catalanismo en los últimos tiempos, pero a la vez que su mirada es la de quien lo percibe en un estado de éxtasis. Un término inquietante en sí mismo, por sus connotaciones de arrobamiento y enajenación, a tenor de cómo lo define María Moliner [éxtasis: estado del alma embargada totalmente por un sentimiento (es obvio que, en este caso, se refiere al nacional-catalanista) y ajena a todo lo que no es el objeto de ese sentimiento]. La elección de este término refleja la mirada crítica del autor sobre el proceso de «soberanización» emprendido desde el catalanismo; pero es también una síntesis valorativa de su resultado: su éxito social (en la gente) es inseparable del éxtasis social a que ha llevado. Dicho sea de paso, me cuesta creer que el éxtasis sea un estado generalizable más allá de la celebración ritual de ciertos actos colectivos y más allá de quienes realmente viven del soberanismo- independentista

Lo mejor del libro, a mi juicio, está en los mil detalles en los que se muestra una forma de ver y descifrar, un fenómeno social exitoso como el salto del catalanismo al «soberanismo» y sus consecuencias. El autor confiesa a propósito de esto su manía por la oftalmología, su preocupación por la lente más que por el objeto. Lo que importa es cómo se imponen socialmente ciertas creencias más que la veracidad-falsedad y la consistencia-fragilidad de sus fundamentos. Y para ello importa mucho conocer cuál ha sido la ingeniería (o la cocina) de ese proceso. Si se quiere descifrar el misterio del agua bendita no hay que estudiar las propiedades del agua sino las creencias de la gente.

La contribución de la ingeniería es decisiva para explicar por qué ahora suscita emociones tan poderosas lo que hace unos pocos años no interesaba a casi nadie. También es decisiva para saber quiénes han promovido las creencias del soberanismo independentista (el agua bendita en este caso) y cómo lo han hecho: sus promotores han sido las élites políticas, académicas, mediáticas, culturales, financieras, empresariales… y es evidente que su éxito va de la mano de puertas giratorias, poderosos recursos e imponentes redes clientelares. Les gusta verse como un movimiento surgido desde abajo por reacción de dignidad ante las «humillaciones a Cataluña» y que va por delante de partidos e instituciones, pero eso no explica por qué ha tardado en reaccionar 300  años ni por qué los pocos miles que acudían a la Diada del 11 de septiembre entre el 2000 y el 2011 se han multiplicado portentosamente en los millones de personas que la celebraron en los tres últimos, del 2012 al 2014. Esa portentosa multiplicación y ese cambio de atención de la gente no se explica si no se entra en el trabajo de ingeniería de las élites. Más que fruto de una popular e inmaculada concepción es un producto generado e impulsado de arriba-abajo: son las élites las que cambian de hoja de ruta y aceleran los ritmos, las que predican que el soberanismo independentista es un camino al paraíso, las que persuaden a las gentes con la falsa ilusión de que tienen en sus manos el mando a distancia, las que deciden el momento y el sentido de los cambios para que coincidan con sus intereses y les den ventaja en el control del poder.

Estos últimos detalles sobre intereses y ventajas revelan una tercera propiedad de su mirada: una perspectiva de izquierda y democrática cuyo norte es la igualdad, los derechos y libertades de las personas; materialista: atenta a sus condiciones de vida; que no hace de la identidad etno-cultural un valor superior sino que rechaza la obediencia a un esquema de dentro-fuera (nosotros-ellos) en virtud de tales criterios; que la cantidad no cualifica, pues los comportamientos colectivos responden a criterios cuestionables en no pocas ocasiones. Una reseña de este libro no puede dejar de mencionar, por su riqueza y sabiduría, las citas innumerables de autores estudiosos de fenómenos sociales de otros lugares del mundo análogos a lo que estamos viendo en Cataluña.