Jesús Urra

Elecciones en Navarra:
Sabor agrio para la izquierda y el vasquismo
(Hika, 145-146zka. 2003ko ekaina/uztaila)

Sin apenas incidentes, a pesar de la ilegalización y de la gente amenazada, las elecciones dejan un sabor agrio en las filas de la izquierda y del vasquismo en Navarra. Destacaría las siguientes conclusiones:

1. Mantenimiento del espectro parlamentario y triunfo del centro-derecha. El aumento en escaños de UPN-CDN no se corresponde con su ligera subida de votos. Y, paradójicamente, se da la irrupción espectacular de Aralar y la mejora en votos de EA/PNV (37,6%), IU (30%), Batzarre (21%), el PSN (4,8%).

2. En consecuencia se forma un gobierno de derecha-centro en Navarra y ayuntamiento de Iruña. La mayor incógnita reside en si el partido liderado por Juan Cruz Alli introducirá una dinámica moderadora, tolerante y centrista. Le interesa y sería su principal activo junto a la aportación de estabilidad gubernamental. Pero no lo tendrá fácil. Deberá enfrentarse a UPN y a la extrema polarización que impulsa y protagoniza desde fuera el PP estatal y a la que contribuye también el nacionalismo vasco.

El triunfo de UPN-CDN ha supuesto un duro revés para la izquierda y el abertzalismo. Todas las fuerzas en litigio planteaban con matices importantes la necesidad desalojar a UPN del gobierno (desde fuera, condicionado a cambios fuertes y sujeto a la decisión de nuestros votantes-simpatizantes, decíamos desde Batzarre). Ha provocado un socavón profundo en el PSN, destinado a presidir dicha operación y una decepción importante en el resto de formaciones parlamentarias. La falta de representación antidemocrática de AuB y de Batzarre se encuentra en el origen de esta anomalía. Pero de haberse logrado ¿hubiera sido posible establecer un acuerdo entre la izquierda y el abertzalismo o lo impediría la tensión polarizadora procedente del conflicto vasco?

3. Mantenimiento al alza del voto abertzale y pro-vasquista (Aralar, EA/PNV, AuB, Batzarre) y pérdida de representación parlamentaria (de 11 a 8 escaños). Esta apreciación variaría de modo significativo agrupando a IUN y Batzarre en un tercer polo no condescendiente con cualquier clase de frentismo nacionalista. En cualquier caso, se repite una constante: el abertzalismo y el pro-vasquismo navarro no pueden partir de una mayoría inexistente sino desde una posición de minoría importante al reivindicar sus legítimos derechos.

4. Los cambios en la izquierda abertzale y pro-vasquista de Navarra constituyen, sin duda, el hecho más novedoso. En realidad este cambio ya se había iniciado en el largo parto que arranca con la irrupción de IU a finales de los 80 y en menor medida con la presencia de Batzarre. La novedad ahora es la disputa desde sus propias filas y el nuevo reparto de influencias: Aralar aparece como principal fuerza electoral de este sector, le sigue el voto de AuB (16.569 votos nulos) y Batzarre se sitúa como fuerza fronteriza en este espacio. Además se pueden observar otras varias constataciones: las anomalías en la obtención de representantes debido a la ilegalización de AuB y en otro plano a los topes antidemocráticos que rebajan la presencia de Batzarre; las diferencias existentes con la CAV entre estas izquierdas; la fuerte desautorización de ETA que supone la suma de Aralar y Batzarre (31.594 votos, un 10,33% de votantes); la falta de estabilidad y el futuro incierto en función de que se produzca o no un cambio en ETA: ¿se consolidará Aralar?; ¿se constituirá como fuerza de querencia principalmente institucional?; ¿hará alguna revisión del ideario de la izquierda abertzale en su núcleo constitutivo: en la cuestión nacional?; ¿continuará el desgaste de AuB/Batasuna?; ¿cómo actuará esta corriente en la nueva situación de ilegalización?

EL FUTURO DEL VASQUISMO. Una vez más, en general, pero especialmente en Navarra, se pone de manifiesto la necesidad de que ETA lo deje incondicionalmente en manos de la sociedad y de que se arregle el problema de los presos. Asimismo, se constata un aislamiento mayor que nunca a pesar del respaldo social de AuB. La ruptura de la tregua resulta claramente negativa y no parecen mejores las perspectivas de futuro.

Y el resto de corrientes, ¿qué rumbo deberían tomar? A mi juicio, no basta con la crítica a ETA por sus medios. Hace falta una reflexión –principalmente autocrítica- de lo que han supuesto estas dos décadas desde la atalaya de la izquierda abertzale y pro-vasquista de Navarra, de las transformaciones sufridas por la sociedad, de las constantes que vienen repitiéndose (presencia minoritaria del abertzalismo en Navarra), de la nueva articulación política existente en la izquierda navarra. Y esto debería conducirnos al menos a una doble apertura.

Primera, un nuevo discurso y un nuevo camino de avance en ruptura con el trazado durante el período antifranquista y la transición, a partir del reconocimiento y respeto del deseo de la mayoría navarra a constituirse como comunidad política propia, del ámbito navarro de decisión, de la legitimidad del pluralismo identitario... y de renovar el cuadro reivindicativo (euskara, colaboración con las otras comunidades vascas, integración compleja de las diferentes identidades vasco-navarras, cultura pública común basada en el acuerdo de todas las partes y en la delimitación de sus convergencias y diferencias). O sea, con otro talante: más abierto, más atractivo, menos impositivo.

Segunda, la conveniencia de articular una mesa de izquierdas con Aralar, IU, Batzarre (no se incluye en estos momentos a AuB por las dificultades obvias derivadas de su valoración sobre ETA). Que combine un mínimo común en el plano electoral e institucional con la singularidad fuerte de cada organización. Que elabore un programa mínimo sobre los cambios fuertes a plantear (una parte de los cuales debe contener la mejora sustancial de la identidad vasquista en Navarra). Que conjugue las vías sociales y la movilización con lo institucional. Esto responde a la nueva realidad de unas izquierdas totalmente desligadas de ETA en el terreno político. Y difiere del tradicional discurso de la izquierda abertzale: que se auto-consideraba superadora de la dicotomía entre lo nacional y lo social. La existencia de unas izquierdas plurales procede de la profunda diferencia no solo ideológica sino identitaria y del cómo se aborda el pluralismo entre las diferentes lealtades nacionales.

Una pequeña acotación. Puede sorprender esta propuesta dada la desconsideración hacia IU/EB. Pero quizás convenga despojarnos de prejuicios o criterios válidos en los períodos políticos anteriores que se han quedado obsoletos y que distorsionan nuestra visión de la realidad: me refiero a la supuesta superioridad transformadora atribuida a lo abertzale. Algo que cada vez es más irreal y donde junto a proyectos diferentes se percibe también cada vez más la disputa de élites de poder. En consecuencia es preferible mirar las fuerzas de izquierda y los sectores que los apoyan sin anteojeras, viendo los pros y los contras de cada uno de ellos en cada tema.

¿Será posible? No es fácil, ya que puede haber un choque entre los intereses de parte y los generales. Así como los datos electorales indican con claridad la desafección con ETA de una gran parte de la izquierda abertzale navarra, ¿cabe interpretar los resultados de Aralar como una continuidad con la ortodoxia de la izquierda abertzale sin ETA?

Este planteamiento no debería estar reñido con alianzas más coyunturales con EA/PNV ante las elecciones generales. Existen elementos nuevos que empujan en esa dirección: el estancamiento casi endémico del PSN, la desvinculación política de una parte mayoritaria de la izquierda abertzale y vasquista de Navarra con ETA, la demanda de numerosas gentes de izquierdas, la frustración producida por el éxito de la derecha-centro, la falta de cauces hasta ahora para plasmar una política anti-ilegalización y en desacuerdo con ETA y la sensación de impotencia que genera. La suma de IU, Aralar, EA/PNV, Batzarre sería de 81.000 votos.

LOS RESULTADOS DE BATZARRE. En la parcela municipal obtenemos 21 concejales (5 en candidaturas unitarias) y 1 alcalde en 14 localidades, algunas de las más importantes de Navarra. Nos presentamos en ciudades que suponen un 52,23% de la población navarra consiguiendo un 5,1%. Mejoramos en votos, lugares con representación y número de concejales. Es un buen resultado si tenemos en cuenta el cambio del nombre tradicional de candidaturas unitarias en varias poblaciones, el despiste con el período de EH, el aumento de la población. Y nos da una base para realizar un trabajo municipalista interesante.

Sin embargo, nos quedamos sin entrar en el parlamento y en el ayuntamiento de Iruña por los topes citados y ello es claramente negativo. Subimos un 21% en el parlamento. Por votos nos correspondería la parlamentaria nº 35 y la concejala nº 26. Nos han votado 10.501 (3,4%) personas al parlamento o a uno de los ayuntamientos donde nos presentábamos. De nuevo no logramos trasladar el voto municipal al parlamento.

Esta es en primer lugar una deficiencia nuestra. Pero también queremos denunciar la influencia negativa de unas encuestas que siempre nos perjudican: la publicada por Diario de Noticias se equivoca en un 100% y la del Diario de Navarra en un 73% en lo referido al parlamento. Igualmente ETB ha carecido de la mínima equidad en el trato que nos ha dispensado con el agravante de favorecer a sus amiguetes en el mejor estilo de TVE. El no sacar tiene la pega añadida de que estamos en un momento de cambio importante en la izquierda abertzale y pro-vasquista donde la palanca institucional es un instrumento eficaz o de prestigio para extender nuestras ideas; y además tendremos mayores dificultades para exponer iniciativas o reformas fuertes conectadas a nuestra identidad de izquierdas.

Ello repercute negativamente para quienes defendemos que Batzarre tome un rumbo más singular y más libre que en las décadas anteriores. Aun con todo nuestra posición en la sociedad y en el propio espacio electoral es más sólida que la del 95. En nuestro haber se halla nuestra singularidad en torno al vasquismo, una visión más ajustada y crítica sobre la izquierda, una raíz social modesta pero importante, un peso electoral, institucional, social y un colectivo con cierta experiencia. Importante para el momento cambio en las izquierdas.

SOBRE EL AFFAIRE ARALAR-BATZARRE. Teóricamente era posible un acuerdo, había muchos elementos de beneficio mutuo. Pienso que Aralar no tenía la suficiente voluntad de lograrlo. Pero te preguntas si realmente era posible dado el cúmulo de dificultades. Por ejemplo ¿se siente Aralar mínimamente partícipe de las reflexiones que les expusimos sobre vasquismo, ETA, la visión crítica sobre la IA, la prevención crítica ante la política o el institucionalismo, la necesidad de revisar al menos una parte del discurso abertzale frente a sus grandes adalides actuales: ETA y sobre todo Arzalluz verdadero factótum actual del abertzalismo? ¿podríamos convivir habida cuenta de estas posiciones de Batzarre? O ¿podía encajar Batzarre en una apuesta clásica de la izquierda abertzale, en una línea de continuidad tan expresamente buscada con Lizarra-Garazi como eje central del futuro sin apenas crítica de sus errores de planteamiento y de sus deficiencias? ¿Era posible, dados los intereses parcialmente encontrados, la falta de referencias claras en cuanto a la fuerza electoral respectiva, la incertidumbre sobre si HB se presentaría o, sobre los efectos electorales de la ilegalización? En fin, demasiados obstáculos a sortear en poco tiempo.

Y ¿el futuro? Tiempo habrá de abordarlo. Creo que estará sujeto a la evolución que sigamos unos y otros, a la evolución de otras fuerzas: Aralar está íntimamente unida a la crisis o evolución de ETA/AuB. También influirá la mayor o menor apertura de IU/EB. Algunos ya hemos expuesto nuestros deseos reflejados es este artículo, abiertos -cómo no- a otras propuestas.

LA CAMPAÑA DE BATZARRE. Ha descansado en dos ejes. Uno, el principal, sobre el cambio en la sociedad abogaba por (1) encauzar la convivencia de identidades nacionales mediante políticas integradoras y un pacto de convivencia entre la identidad navarro-española y la identidad navarro-vasquista; por combatir el unilateralismo intolerante de UPN con una mejora sustancial del vasquismo navarro; por superar el abertzalismo anti-pluralista e intolerante que aspira a imponer su proyecto o es renuente a aceptar la legitimidad de la otra parte mayoritaria; por una visión radicalmente en contra del actual enfrentamiento tan enconado entre abertzales y vasco-españoles o navarro-españoles. (2) Se planteaba combatir las desigualdades más lacerantes de la sociedad navarra, esto es el paro juvenil y femenino, la situación de la población inmigrante o de una parte de las personas mayores, el pro-vaciamiento de derechos en el mundo laboral. (3) Impulsar y ensanchar la democracia mediante la regulación de los derechos electorales de la población inmigrante en base al arraigo, una ley de consultas frente al despotismo institucional, la necesidad de corregir las practicas políticas actuales .... (4) Impulsar la igualdad entre hombres y mujeres exigiendo soluciones a la violencia sexista, a la discriminación laboral, al cumplimiento de la ley sobre el aborto en la navarra opusdeista, al tratamiento especifico de las amas de casa en sus aspectos laborales. (5) Corregir el actual modelo de consumo y desarrollo. (6) Hemos denunciado el que No todo vale contra ETA y (7) la necesidad de que ETA se retire, por el bien de todos para lograr la paz. (8) Hemos concedido un valor especial al impulso y renovación de la solidaridad social. (9) Y finalmente el requisito de crear fuerza social alternativa para desalojar del gobierno a UPN y llevar a la practica los cambios fuertes reclamados.

Dos, sobre el cambio en la izquierda. Hemos propuesto tres líneas básicas. Primera, romper con la tutela política ejercida por ETA sobre la izquierda que ha sido aceptada de modo más directo o más sutil anulando escandalosamente la autonomía de la izquierda más afín a sus tesis e impulsando un militarismo ventajista moralmente inaceptable y erróneo y un antipluralismo contrario a los valores igualitarios sobre los diferentes modos de sentir Euskalerria o Navarra o en su versión más extrema y letal con la muerte del otro. Además la izquierda no puede estar indisolublemente unida a una estrategia probadamente perjudicial para una opción emancipatoria. Ahora bien, esta ruptura política con ETA por múltiples razones debe ir acompañada de solución al problema de los presos. Segunda, este cambio no puede significar que la izquierda hipoteque su libertad y se ponga bajo el paraguas protector del abertzalismo políticamente correcto. Tal protección, además de matar su rebeldía, impediría asimismo su aportación a la necesaria revisión doctrinal del abertzalismo, todavía renuente al pluralismo de identidades en Euskadi. Ni tampoco al amparo de supuestas tradiciones de izquierdas claramente deficientes en aspectos tan fundamentales como los valores democráticos, los derechos humanos o un impulso transformador tiempo ha perdido.

Tercera, conscientes de las limitaciones y de que a veces se trata de deseos, hemos propugnado la necesidad de una identidad renovada de izquierdas. Hace falta una izquierda que sepa combinar el mensaje vasquista con el respeto al pluralismo identitario, a la democracia y a la identidad navarra afin al conjunto de la población. Una izquierda que aquí y ahora desista de la lucha armada y frente al poder abrá vías diferentes como la insumisión u otras formas de desobediencia civil. Que renueve la tradición de izquierdas y se desembarace de viejos esquemas para adaptarse a los cambios sociales y a las nuevas mentalidades. Por ejemplo desde un antimilitarismo que supere el concepto de guerra justa y abogue por el desarme total, la eliminación del elemento militar y por otras vías internacionales para solucionar los conflictos. O desde un realismo desprejuiciado que separe las funciones útiles del estado de aquellas que son parasitarias o perniciosas. Que impulse la acción solidaria combinando la esfera público-institucional a gran escala generando bienes y servicios públicos en la enseñanza, sanidad, gratuidad del transporte público, etc. para la población especialmente en pro de las personas más necesitadas, con la comunitario-voluntaria al estilo del viejo auzolan modernizado o del imponente movimiento habido con Galicia, con la solidaridad simbolizada por las ONGs, en parte voluntaria y en parte profesionalizada. Que abra cauces entre la crítica de la política y la participación institucional: información y transparencia, sin privilegios de casta, ensanchamiento democrático en la sociedad y en el interior de cada fuerza y con su electorado, mediadores de la calle y de los grupos sociales, donando una parte del dinero recibido en las instituciones a causas sociales. Que desarrolle un talante liberal para afrontar las nuevas demandas sociales a veces contra corriente.

Para otra ocasión queda comentar los planes de Batzarre en la nueva situación, y que girarán principalmente en torno a los temas aquí planteados.