Jesús Urra
Navarra, por ahora, sin Gobierno de cambio
(Hika 191zka 2007ko iraila; Página Abierta, 184, septiembre de 2007)

Al cabo de casi tres meses de las elecciones al Parlamento foral de Navarra, se desveló por fin quién va a gobernar, de momento, en esa Comunidad. Tras fracasar el acuerdo del PSN con Na-Bai e IUN, por decisión de la Ejecutiva federal del PSOE, y presentarse a la presidencia de Navarra sólo la candidatura de UPN, ésta logró en la última votación posible (el pasado 11 de agosto) una mayoría con los 22 votos de UPN más los 2 de CDN, frente a los 12 de Na-Bai y los 2 de IUN, que votaron en contra, mientras 11 socialistas votaban en blanco y uno se abstenía.

            El cambio matizado que Batzarre propugnaba –un cambio para romper la alianza habida durante 30 años entre la derecha y el PSN y sustituirla por un pacto de izquierdas e interidentitario– no ha sido posible. De momento, Navarra se ha quedado sin Gobierno de cambio. Y eso que se había alcanzado ya un acuerdo entre sus tres promotores: PSN, IUN y Nafarroa-Bai.
           
El acuerdo de Gobierno al que se llegó es el típico pacto con generalidades y ambigüedades que pueden permitir un desarrollo positivo. Abarca casi todos los asuntos: una declaración de principios, las obligaciones del Gobierno, el reparto de carteras, etcétera. Lo más significativo reside en la adhesión de Na-Bai a la Constitución y al Amejoramiento Foral (en ambos casos sin ningún matiz exigible especialmente por fuerzas que rechazan estos tratados con mayor contundencia), con una formulación sobre las relaciones con la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) menos específica que el “órgano común” (una entelequia vacía que podía permitir un desarrollo importante o no dar nada de sí), una fórmula sobre aspectos lingüísticos excesivamente ambigua a partir de la ley actual del euskara (que no concretaba de modo inequívoco la línea D en la enseñanza a partir de la demanda social) [1], una asunción de la Comunidad Foral Navarra (CFN) como comunidad singular e independiente...
           
No había en él, pues, la menor concesión a la retórica plurinacional o nacionalista en acuerdos de Gobierno entre fuerzas similares existentes en otras comunidades. Y aunque seguramente habría que haber logrado un acuerdo más satisfactorio, sin embargo, desde Batzarre no pusimos pegas y lo apoyamos en esta fase sin dudarlo porque lo principal era iniciar el camino. Tiempo habría de plantear las cuestiones más espinosas que, aun siendo justas, requieren una sociedad más tranquilizada.
           
La ruptura del acuerdo fue una decisión de la Ejecutiva federal del PSOE –que antes había dado luz verde al proceso negociador–, aplaudida por toda la prensa de ámbito estatal, en contra de la posición unánime de los socialistas navarros. La ejecutiva del PSN acató dicha decisión, pero no la compartieron 17 de sus miembros, frente a dos que la apoyaron y uno que se abstuvo. Parece que está condicionada por una razón de política general, ante las próximas elecciones generales, a fin de reducir la cuota de riesgos o situaciones imprevisibles y de quitarle al PP toda clase de pretextos, máxime desde la ruptura de la tregua por parte de ETA, ruptura que ha dejado al desnudo el clima de infundado optimismo exhibido por ZP y durante la cual un PSOE errático entró en las conversaciones de Loyola (2), donde se habló y semipactó sobre Navarra sin Navarra. ¿Pretenden enmendar ahora estos errores con una posición de firmeza sin fisuras? También ha podido influir la previsión de las respuestas diferentes que darán Na-Bai y PSN-PSOE a las cuestiones cotidianas provocadas por Batasuna-ANV en las instituciones (a cuenta de su ilegalización, o de sus habituales reivindicaciones, o del trato a los presos...) y la repercusión de todo esto en el foro público y en la controversia con el PP.
           
Parece ser que mal que bien, con tiras y aflojas, con presiones y con líos y con la flexibilidad exhibida por Na-Bai e IU, se llega a un pacto en Navarra. Los socialistas navarros echan un pulso mal calculado a la Ejecutiva federal, pues sin el visto bueno de la misma, el pulso está perdido de antemano. Y la Ejecutiva federal rompe la baraja por un doble motivo: el político general ya señalado y el principio de autoridad o similar. ¿Ahí encajarían el intento de pacto y los volantazos del PSN?

Repercusiones del fracaso

            UPN es el principal ganador de la crisis y, previsiblemente, hoy obtendría mayoría absoluta. Hasta la fecha, su campaña “en defensa de Navarra” le ha generado unos réditos indiscutibles: ha neutralizado a las fuerzas del cambio sin mayoría institucional suficiente.

Na-Bai sale claramente fortalecida en todos los aspectos. Los problemas le pueden venir a medio plazo por la falta de cambio, por las dificultades para activar a su potencial electorado si el PSN no adopta una decisión favorable al cambio, inviable sin el PSN –no se olvide– en el actual mapa político-electoral. IU, aunque por razones obvias ha pasado más desapercibida, también puede arañar votos de la crisis del PSN.

            ETA y Batasuna salen beneficiados de lo sucedido. Se confirma su victimismo: “Madrid decide”, “Navarra es la clave” (se justifica su fantasía de la territorialidad), “ni a una Nafarroa-Bai supermoderada le dan nada”… Sin embargo, sus problemas de fondo persisten o se incrementan. El avance del vasquismo navarro sólo puede venir de la mano de la distensión, del entendimiento con el navarrismo dialogante. Y la continuidad de ETA se convierte en su principal obstáculo y en el principal argumento de UPN-PP para neutralizar al PSN-PSOE en el entendimiento de las izquierdas navarras. Hasta es muy posible que la respuesta negativa del PSOE incluya a ETA como receptora-destinataria para remarcar una perspectiva de máxima dureza y de mayor cerrazón política tras la ruptura de la tregua; respuesta política que sería, a mi juicio, errónea para la imprescindible deslegitimación social de ETA.

            El PSN sale muy debilitado, mucho peor que tras las elecciones del pasado 27-M, aunque queda por constatarlo viendo sus repercusiones concretas. En el terreno electoral: ¿cuánto perderá en las próximas elecciones?, ¿logrará recuperarse relativamente pronto? En su evolución interna: ¿escisión?, no lo parece, ¿deserción de gente?, ¿desgaste?, ¿pudrimiento de la crisis? En su posición política ante el Gobierno de UPN-CDN, que se forma con su plácet: ¿oposición o colaboración? o ¿modulación calculada de una y otra alternativa?...

            Por último, la crisis actual, con sus rasgos específicos, adelanta una cuestión de envergadura que aumentará con el fin de ETA: ¿habrá una exacerbación de la controversia navarrismo/vasquismo en el seno del socialismo navarro? En este marco se sitúa la necesidad de revisar la relación PSOE-PSN.

La  actuación de Nafarroa-Bai

            En general, y de puertas afuera, Na-Bai queda muy bien con el trabajo realizado para el acuerdo. Lo tenía fácil, pues iba a favor de corriente; máxime con un PSN debilitado, dividido, acosado por todas partes, atacado por la derecha. En este modo de proceder han influido el deseo de cambio (y la ganancia y reconocimiento que suponen para el nacionalismo vasco en Navarra) y la garantía de debilitar al adversario, si no salía el acuerdo. Es decir, con todas las salidas Na-Bai quedaba bien a corto plazo.

            Na-Bai ha facilitado al máximo el Gobierno de coalición. Era algo a lo que estaba obligada por interés, por presión de su electorado, por la correlación de fuerzas entre navarrismo y vasquismo. También hay que destacar como positivo el ejercicio de realismo desarrollado por Na-Bai. Esto es algo que lo señalan diversos medios de comunicación motivados por preocupaciones distintas y hasta contrapuestas. Unos lo ven con esperanza hacia un pacto de convivencia y otros, desde polos opuestos, con temor, pues prefieren la confrontación identitaria.

            Pero estos aspectos positivos, que han sido los más visibles, no deben ocultar algunas cuestiones problemáticas. Desde la mayoría de Na-Bai no se ha promovido una cultura de entendimiento de más largo recorrido entre las izquierdas navarras, que, partiendo de las coincidencias y diferencias existentes, siente unas bases firmes para emprender una experiencia común. Ésta es una asignatura pendiente. En este sentido, es muy discutible la pinza practicada sobre el PSN desde Na-Bai y el Diario de Noticias, de una parte, y por el bloque de la derecha y el Diario de Navarra, desde la otra orilla. No es convincente, ni por su conveniencia para un proyecto integrador desde la izquierda, ni por su dudosa viabilidad a la larga, ni por las repercusiones para el entendimiento entre las izquierdas. Y no contradice la legítima disputa electoral entre ambas fuerzas.             Sin embargo, estas dos pegas (la pinza y la ausencia de una cultura de entendimiento) apenas aparecen en el foro público. De hecho, han quedado tapadas: por las verdades sociales establecidas, por la existencia de una opinión pública heterogénea y muy activa a favor del cambio a toda costa, por la pésima gestión del PSN-PSOE a lo largo de todo el proceso y por el acierto de Na-Bai e IU en la flexibilidad que han mantenido.

            En Na-Bai no ha habido una previsión suficientemente perspicaz de los obstáculos serios con los que tropezaba la alianza con el PSN.

            Hay una contradicción entre la demanda de cambio desde las izquierdas y la situación inmadura de sus élites para tal evento, bien patente en un conjunto de ausencias: de preparación; de trabajo previo de cocina y de relaciones bien trabajadas para un desafío de este calibre; de una cultura mínima de entendimiento; de tiempo…

            Ha faltado un reconocimiento suficiente de las diferentes situaciones entre Na-Bai y el PSN. Na-Bai se juega poco en las elecciones generales, mientras que el PSOE arriesga el Gobierno frente al PP. Las fuerzas de Na-Bai no tienen problemas con el acuerdo ante su electorado; al contrario, salen favorecidas gracias a él en Navarra y en la CAV, mientras que el PSOE, como mínimo, no gana nada para la próxima batalla de las generales en España. El problema de ETA y sus derivaciones es otro asunto sobre el que se han dado diferentes posiciones en el pasado y cuyas repercusiones presentes o futuras les afectan de manera muy diferente dado el lugar que ocupan en la lucha contra ETA (el PSOE con la responsabilidad máxima desde el Gobierno y Na-Bai sin responsabilidad alguna y en la oposición, el PSOE-PSN en primera línea de amenazas y de posibles víctimas mortales…) Y hay que considerar, por lo tanto, la previsible línea de máxima dureza por parte del Gobierno socialista tras la ruptura de la tregua, así como el efecto que busca y que consigue ETA al romper la tregua a la semana de las elecciones, en plena ebullición de la negociación para el cambio, influyendo muy negativamente en el PSOE para alcanzar el acuerdo con Na-Bai.

            No ha tenido en cuenta suficientemente la debilidad del PSN: con unos resultados electorales muy escasos que debilitaban su necesario liderazgo; con una influencia del puzzle ETA-Navarra en el PSOE muy negativa para el pacto; con una división interna y con un liderazgo de Fernando Puras que ha dispuesto de poco tiempo y al que le ha faltado claridad en su mensaje y en sus deseos; con unos medios de comunicación navarros y estatales que, prácticamente todos, incluso por motivos antagónicos, han puesto contra las cuerdas a los defensores del cambio en el PSN… En la fase final, cuando ha librado el pulso con el PSOE estatal, ha sido manifiesta su debilidad.

            Las gentes de Batzarre hemos sido impulsores del cambio, desde la primera hora, y éste no se ha dado, al menos de momento. Reconocemos que no hemos tenido una previsión suficiente de las dificultades del pacto, que cobran más fuerza tras la ruptura de la tregua y tras los resultados electorales muy ajustados del PSN. De igual forma, nos preguntamos si no debimos distanciarnos públicamente bastante más de la pinza sobre el PSN y, por el contrario, si hemos destacado suficientemente los problemas derivados del error “antisocialista”. Y cabe la duda de si defendimos con suficiente firmeza la propuesta de consenso entre PSN y Na-Bai sobre los seis independientes en lugar del acuerdo adoptado por Na-Bai: dar un ultimátum al PSN si no había seis consejerías sin veto para Na-Bai; y así se aprobó el día 5 de julio. En resumen, reconocemos que debíamos haber desplegado una defensa más firme de todo lo que facilitara el acuerdo y de todo lo que ayudara a disipar los nubarrones que cegaban al PSOE estatal. ¿Era un propósito de buenas intenciones, pero irreal ahora a la luz de lo sucedido?

 

Controversias en el seno de Na-Bai

 

            Si bien ha predominado un clima de entendimiento en lo que hace a su actuación, las controversias han sido continuas y han girado en torno a varias cuestiones.

            Modelo de pacto para el cambio: si convenía establecer un modelo abierto, sin concretar del todo, a desarrollar en el futuro, facilitando las cosas al PSN (incluso corriendo el riesgo de incumplimientos posteriores), o algo muy atado en las cuestiones nacionales y en el reparto de los cargos, que pudiera poner en peligro el acuerdo.

            Los límites de las concesiones a realizar: sacar adelante el pacto cediendo al máximo, dada la correlación de fuerzas actual y siendo conscientes de que la línea divisoria con la derecha se encuentra en que salga o no salga ese acuerdo (no tanto en el compromiso formal programático ni en una exigencia equitativa de cargos que hubiera sido normal por parte de Na-Bai en otras circunstancias), o correr el riesgo de que no fructificara.

            La situación excepcional y compleja de la Navarra actual: partir de una visión formalista y unilateral de la correlación de fuerzas actual político-electoral o tener en cuenta la realidad navarrista (75% del Parlamento incluyendo a IU), la crispación actual de la sociedad auspiciada por la derecha y por ETA, la falta de alternativas para el nacionalismo vasco y para el vasquismo, si se abandona la vía del pacto con el PSN.

            El órgano común con la CAV: incluirlo o no de forma expresa en el acuerdo (y antes en el programa electoral). Desde nuestro punto de vista, se ha convertido en un símbolo y puede servir, dada su gran ambigüedad, con la condición de que ayude a desbloquear la situación actual. Ahora el órgano común se halla quemado por ETA. La defensa tan fuerte realizada por PNV y EA para incluirlo en el programa electoral confirmó la sospecha de que estaba semiacordado en las conversaciones de Loyola. Al final, las relaciones Navarra-CAV quedaban plasmadas en el acuerdo en un enunciado general.

            La Transitoria IVª de la Constitución (3): está bien su permanencia actual como vía democrática para las aspiraciones del vasquismo navarro, pero desde una valoración realista frente a la retórica exagerada (si no hay mayoría social, vale de poco; la prueba la tenemos en estos 30 años). Al final, se proponía una fórmula de compromiso: no derogarla, no activarla.

            Ley del euskara: defensa de la línea D en la escuela pública, al margen de las injustas restricciones actuales, donde exista una demanda social, o una modificación general de la ley planteada de modo abstracto, que pondría contra las cuerdas al PSN en estos momentos. Al final quedaba un enunciado general que permitía reformas necesarias.

            Por último, la disputa por los cargos. En esta polémica, salvo en los momentos límite, hemos estado defendiendo en solitario la necesidad de consensuar los independientes con el PSN, así como la necesidad de superar el debate nominalista sobre el Gobierno de coalición. Ambas desavenencias reflejaban que Na-Bai no acababa de asumir con suficiente convencimiento la realidad política actual del nacionalismo vasco en Navarra –su peso y su aislamiento–, ni la situación excepcional existente, ni, en consecuencia, los problemas del PSN para el acuerdo.

            Para Batzarre ha sido un problema su ausencia en las negociaciones. Como se sabe, no se nos dejó estar en los contactos con el PSN, salvo en el debate de cuestiones sociales; y nuestra información acerca de las negociaciones ha sido muy deficiente.

 

Mirando al futuro

 

            Primera conclusión: el cambio es válido y deberíamos mantenerlo mientras persistan las coordenadas actuales y mientras exista viabilidad institucional para realizarlo.

            En el futuro puedenproducirse modificaciones. Puede haber una primacía electoral mayor de Na-Bai sobre el PSN, que dependerá del resultado de la crisis en el PSN, de la ilegalización de ANV, de los resultados de Na-Bai e IU.             Lo cual, en las circunstancias actuales de excepcionalidad, marcadas por ETA y por la crispación actual existente en Navarra, podría acarrear mayores dificultades para el cambio.

            Para la derecha navarra es central impedir la alianza entre las izquierdas de diferente identidad. En este sentido, la propuesta del Diario de Navarra al PSN es muy clara: mantener el modelo institucional pergeñado en el pasado, con PSN y UPN como fuerzas básicas y prestas para la alternancia. Y desde ese esquema le interpela al PSN para que sea la primera fuerza sin las muletas del nacionalismo vasco; en caso contrario, ¡leña desde el periódico! Al propio tiempo, transmite su preocupación por la posible ruptura del modelo, si surge la colaboración de izquierdas.

            Al calor de la crisis, en las filas de la derecha ha reaparecido el viejo asunto de la vinculación entre UPN y el PP. La fusión de 1991 se pactó para ser la lista más votada, requisito exigido entonces por el Amejoramiento para acceder al Gobierno. La reforma de 2006 desactiva dicha necesidad y permite la formación del Gobierno por mayoría simple. Así, la separación del PP, esgrimida por el PSN en plena refriega navarrista con la derecha, si se consumara, abriría más el abanico de las alianzas, conferiría al PSN una centralidad mayor y podría extender una nueva sombra sobre el pacto de izquierdas.

            Segunda conclusión: hay que atajar los errores de ambas partes. El PSN debe corregir su falta de claridad (en el rumbo, en la alianza y en los ejes necesarios para el cambio); debe adecuarse a la nueva situación del vasquismo navarro tras la irrupción de Na-Bai. Tiene que definir su línea frente a la derecha y exponer con claridad sus límites para un acuerdo con el nacionalismo vasco.             Tiene que fortalecer su proyecto en Navarra superando sus divisiones internas, consolidando un liderazgo con tiempo y apoyos suficientes, logrando una mayor autonomía y ganando peso frente al PSOE estatal. La indefinición y las vías erráticas en la campaña y en el proceso negociador han sido letales. No ha podido ser más pésima la gestión de la negociación encabezada por Zapatero y Blanco.

            Por otro lado, hay que corregir el error “antisocialista”, que se plasma, en primer lugar, en no querer ver las realidades diferentes que afectan al PSN y a Na-Bai y que se aprecian con nitidez en varios temas: en la subjetividad y los deseos de sus respectivos electorados; en bastantes cuestiones relacionadas con ETA: su huella tan negativa que está presente en el electorado de centro izquierda español y entre las izquierdas navarras de sentimientos proespañoles, la connivencia o condescendencia del nacionalismo vasco y del vasquismo navarros con ETA atribuidas por diversos sectores, o las diferentes salidas que  PSN y Na-Bai postulan para el mundo de ANV/Batasuna y el diferente trato que le otorgan. En este apartado se incluiría también la actual situación de “excepcionalidad” y de “provisionalidad” que vive Navarra: en esta materia también aparecen diferencias entre ambas fuerzas sobre el diagnóstico y sobre el proceso a seguir para alcanzar las soluciones. No reconocer éstos y otros problemas, aunque interfieran en la formación de un Gobierno alternativo, es sencillamente incomprensible.

            El error “antisocialista” tiene que ver con una mirada anti-PSOE profusamente abonada en el pasado. Que bebe de las fuentes del radicalismo, muy presente en nuestras izquierdas, un radicalismo que tuvo aspectos muy positivos en campos como el movimiento sindical, el antimilitarismo o el feminismo..., pero que hoy, básicamente, se apoya en la futilidad retórica y en su inadecuación a los cambios habidos en la sociedad. Y que se nutre, asimismo, del etnicismo antiespañol proveniente, con diferente intensidad, de todas las corrientes del nacionalismo vasco pero sobre todo de la izquierda abertzale, cuyo buque insignia lo constituye la intimidación o incluso la muerte de los representantes democráticos de dicha identidad. Hemos de tener presente que esta corriente anti-PSOE está muy arraigada en los sectores citados. Por ello prende con suma facilidad. Por ello se convierte en una tentación muy fácil de tomar y de activar desde nuestro bando. Ahora bien, por esa vía no hay salida positiva para el cambio. Y por estas razones me parece necesario criticar el error “antisocialista” en nuestro mundo.

            Es necesario no ahondar las heridas. Sería nefasto alimentar una confrontación total. Es necesario desechar la pinza y mantener una actitud de lealtad, si se desea construir unas relaciones estables y sólidas de colaboración. Ambas sensibilidades tienen que desarrollar una cultura de entendimiento: que requiere construir unas bases comunes y unas relaciones fundadas en la confianza mutua, que ha de reconocer las diferencias (fácilmente detectables en sus  proyectos y en sus realidades respectivas) y que ha de impulsar una política activa para reducirlas, para buscar aproximaciones y, sobre todo, para hacerlas compatibles y poder convivir.

            Tercera conclusión: es necesario dar una respuesta a la pregunta fundamental de ¿qué queremos, qué ofrecemos desde Batzarre?, pregunta que debe ir unida a la de ¿qué podemos hacer con nuestros recursos?

            Se trata de empujar hacia el cambio y hacerlo madurar bajo los ejes propuestos: convivencia de identidades, reforma social yendo lo más lejos que se pueda (tercera edad, inmigración, sanidad, educación), temas progresistas, planes anticipatorios para las generaciones venideras; y se trata de mantener la buena tradición de mejoras sociales adecuadas a la actualidad. Se trata de concebir el cambio como un proceso largo, donde lo principal es el rumbo, empezar a hacer el camino, tener conciencia de los problemas, desarrollar la cultura de entendimiento entre las izquierdas... Y este objetivo nos lo planteamos por convicciones y por imperativo de la realidad navarra.

            Batzarre debe tener una posición libre, independiente, no hipotecada con unos o con otros y debe empujar en la dirección apuntada tanto dentro de Na-Bai como en la relación e iniciativas a establecer con PSN e IU. Conscientes de que nos movemos en un territorio marcado por los tres bloques que actúan con mucha fuerza: UPN-PP-medios afines, PSN-PSOE-medios afines, Na-Bai-nacionalismo vasco-medios afines.

            Cuarta conclusión: la realidad socialista y su orientación son piezas clave para un discurso integrador y nacionalmente laico como el que pregonamos desde Batzarre. El PSN arrastra una crisis muy larga (desde 1995, aunque se recupera con ZP; posteriormente empeora los resultados de las generales, mejora algo pero de forma insuficiente con Fernando Puras en las últimas forales y ahora la crisis estalla de nuevo). Es difícil predecir cómo acabará. ¿Hay energía, ideas, talante, claridad en el seno del PSN para impulsar un proyecto fuerte y claramente interesante, sea bajo la forma que sea: regeneración del PSN, nuevo partido? Todavía es pronto para concluir cuál será el final de la crisis del PSN. Hasta ahora lo mejor que ha aparecido es el “testamento” de Fernando Puras (4), que ha pasado sin pena ni gloria y que ha sido silenciado por todo el mundo.

            Sea lo que fuere, hemos de trabajar para que el PSN camine en una línea mínimamente integradora. No debemos ir a lo loco ni a hacer daño sin reflexión. Hemos de tener el mejor conocimiento que sea posible de la realidad socialista y conducirnos con la máxima prudencia. No parece conveniente contribuir a la pinza, aunque pueda funcionar, ¡y vaya que si funciona! A la larga, una actitud de ese tipo resta credibilidad a cualquier política de colaboración entre las izquierdas y simplemente la hace imposible. Sería oportuno establecer contacto con todas las sensibilidades existentes en el PSN y mantener una actitud de respeto general, que no está reñida con actuar o emitir opinión, cuando veamos las cosas claras. Es fundamental que mantengamos y desarrollemos el papel de puente hacia PSN e IU, máxime estando en Na-Bai. Desde Batzarre apostamos por unos valores de respeto mutuo, de igualdad, de justicia entre las diversas identidades, no por procesos activos de asimilación de unas identidades por otras.

            Quinta conclusión: acertar en la oposición al futuro Gobierno UPN-CDN. Lo normal es que introduzcan cambios en algunas materias, en las formas, en el talante... No sería extraño que estén interesados en rebajar la tensión, máxime después de ganar la batalla. En cualquier caso, ahora toca plantear una oposición con rigor y tratar de ensamblarla entre el conjunto de las izquierdas.

 

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(1) En el modelo D toda la enseñanza se realiza en euskera, siendo el estudio del castellano una asignatura obligatoria más. [Nota de la Redacción]
(2) Conversaciones entre PSE, PNV y Batasuna celebradas en los meses de septiembre y octubre de 2006 en el Santuario de Loyola, que fueron rotas por Batasuna. [N. de R.]
(3) Disposición Transitoria Cuarta: «1. En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que la sustituya [...], la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que la componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de votos válidos emitidos. [N. de la R.]
(4) Ideas básicas del mismo extraídas de la prensa: Ni filo-nacionalista ni antinacionalista vasco. A favor del no-frentismo y de la no-marginación del nacionalismo vasco. A favor de superar el debate identitario. Hay que prever cauces para la participación del nacionalismo vasco en las instituciones. El PSN no ha actuado forzado por las bases sino por análisis y por convicción. El PSN decide el cambio alternativo, razonable, con estabilidad, gobernabilidad, pluralidad. Desajuste entre el peso demográfico de Navarra y su valor simbólico en España. Dimisión personal por diferencia de criterio con la Ejecutiva federal del PSOE, pero desde el acatamiento de su decisión. Riesgo de escisión del PSN. El PSN necesita más autonomía en algunas cuestiones. Deseo de que otros lo logren (el acuerdo para el cambio) en un futuro próximo.