Jo no t’espere
.
La visita de Benedicto XVI a Valencia
(Página Abierta, 172, julio de 2006)

           
Del 1 al 9 de julio está prevista la celebración del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia. Para la convocatoria y organización de este encuentro se creó una Fundación el 21 de enero de 2005. Sus miembros fundadores son: el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco; el presidente de la Generalitat, Francisco Camps; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner.
            Juan Pablo II fue quien, en febrero de 2005, tomó la iniciativa de convocar el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, eligiendo como tema “La transmisión de la fe en la familia” y señalando como fecha la primera semana de julio del año 2006. Tres meses después el nuevo Papa, Benedicto XVI, “renovaba” la convocatoria, anunciando más tarde que asistiría a este Encuentro.
            La visita del Papa anunciada para el 9 de julio ha movilizado a numerosos colectivos y personas a título individual dentro de una campaña de rechazo a esta visita que tiene como lema “Jo no t’espere”.
            En este momento –24 de junio–, la campaña cuenta ya con la adhesión de 412 colectivos –en los que hay una buena representación de grupos cristianos– y más de 8.500 personas que dejan constancia de su posición incluyéndose en la lista difundida en la página web de la campaña (jonoteespere.org). Quince fueron los grupos que tomaron la iniciativa: Ateneu Cultural Casino Torrent; Barriodelcarmen.net; Ca Revolta; Catòliques pel Dret a Decidir; Col·lectiu Lambda de lesbianes, gais, transsexuals i bisexuals; Comissió de Dones 8 de Març; Comunitats Cristianes Populars; Coordinadora d’Associacions de Lluita contra la Sida de la Comunitat Valenciana; Corrent Som Esglèsia; Dones Creients; FIDA-Federación Internacional de Ateos; Grup Cristià Pacifista; Fundación Salvador Seguí; Europa Laica; Poesiasalvaje.
            La actividad desplegada es amplísima, comenzando con la distribución y colocación de las pancartas con el logo de la campaña: “jo no t’espere”. Hasta el 23 de junio se habían vendido unas 4.000. La gente las coloca en sus ventanas y balcones, como puede apreciarse si se visita la página web de la campaña en la que se van “colgando” las fotografías que lo muestran.
            Las numerosas iniciativas puestas en marcha comenzaron desde mediados de mayo y hacen referencia tanto al Encuentro como a la visita del Papa. En ellas podemos encontrar charlas y jornadas sobre muy diversos temas: familia, sida, apostasía, laicidad... Por ejemplo, desde el propio ámbito de la Iglesia: mujeres y disidencia eclesial; eucaristía por la diversidad; jornadas sobre la familia; entrega en el Vaticano del manifiesto “Nosaltres no t’esperem”; defendiendo un Estado laico... Otras, más festivas, están basadas en un soporte gráfico, como el certamen “Regala un sombrero a Ratzinger”, que va apareciendo en la página web de la campaña.
            Del 22 al 24 de junio se han llevado a cabo dos actividades que han reunido a un amplio número de personas. Por un lado, las Jornadas de Diversidad Familiar en Europa, celebradas en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. Por otro, un acto de  recogida y entrega de un documento individual por el que se niega la fe cristiana de manera formal y se solicita a la Iglesia católica que deje de considerarle a esa persona miembro suyo. En esta concentración, celebrada el pasado sábado 24 de junio, a la que asistieron centenares de personas según el Cuerpo Nacional de Policía, se entregaron en el Arzobispado alrededor de 3.000 documentos de apostasía que se han ido recogiendo en este mes de junio y a las mismas puertas de la sede arzobispal.
            Quienes acudieron a este acto manifestaban además su rechazo al despilfarro económico desde las arcas públicas que estaba suponiendo la preparación del V Encuentro y la visita de Benedicto XVI. Se insistía además en la falta de respeto de la Iglesia católica por arrogarse el patrimonio cultural e institucional de la familia: “cuando se habla del Encuentro Mundial de las Familias debería especificarse ‘de las familias católicas”.
           
En la presentación y comunicados de la campaña se recuerdan las posiciones de la Iglesia católica sobre los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales; la igualdad plena para las mujeres y el respeto a sus decisiones; la violencia de género; el uso de métodos anticonceptivos; la interrupción voluntaria del embarazo; la prevención del VIH-Sida y otras infecciones de transmisión sexual; la investigación científica con células madre; la reproducción asistida; el debate sobre el derecho a una muerte digna; la religión en la escuela...; y se señala que «son como mínimo discutibles y absolutamente cuestionables cuando su objetivo es imponer sus posiciones al conjunto de la sociedad, sean los ciudadanos católicos o no, normalmente por la vía de la prohibición».
           
En consecuencia, se afirma que «desde una posición laica, que respeta cualquier ideología o principios morales» y que, por lo tanto, desde la que no se puede aceptar  que se trate de imponer los propios a nadie, se lanza esta iniciativa «para hacer visibles otras opciones en todos los temas antes mencionados y, especialmente, como nexo común, para reivindicar la libertad personal y la racionalidad frente a los modelos excluyentes y los fundamentalismos».
          
  Quienes han impulsado la campaña creen que hay que responder por responsabilidad ciudadana al discurso del Vaticano que, como  mensaje único, es el que trasmiten los medios de comunicación y apoyan ampliamente las instituciones públicas. Pero esa respuesta –así lo expresan– debe hacerse «siempre con respeto, siempre con rigor, pero de manera decidida y con vocación de ser mayoritaria, de conseguir el máximo apoyo social posible». Principios y aspiraciones con los que al medir las iniciativas y manifestaciones tan diversas de una campaña pueden encontrarse contradicciones. Desde aquí deseamos que sean muy pocas.

Benedictus PP. XVI
Vaticano, 17 de mayo de 2005


            Me es grato renovar la convocatoria de este importante Encuentro Mundial de las Familias. A este respecto, me propongo alentar, como lo hizo Juan Pablo II, “la estupenda novedad” (FC 51), el “Evangelio de la Familia”, cuyo valor es central para la Iglesia y la sociedad. Yo mismo tuve la oportunidad de ser el Relator general de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, celebrado en Roma en 1980. Fruto de dicha Asamblea fue la Exhortación apostólica Familiaris consortio, que analiza profundamente la identidad y la misión de la familia, a la que califica como “iglesia doméstica” y santuario de la vida.
            Todos los pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, no pueden ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio. «La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole» (can. 1055), es el fundamento de la familia, patrimonio y bien común de la humanidad. Así pues, la Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios (cf. Mt 19, 3-9), el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas.
            La familia cristiana tiene, hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la fe, que implica la entrega a Jesucristo, muerto y resucitado, y la inserción en la comunidad eclesial. Los padres son los primeros evangelizadores de los hijos, don precioso del Creador (cf. GS 50), comenzando por la enseñanza de las primeras oraciones. Así se va construyendo un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, en el cual el hijo crece en los valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida.
            En esta circunstancia, me complace enviar mi cordial saludo a Mons. Agustín García-Gasco Vicente, Arzobispo de Valencia, Iglesia particular que prepara este Encuentro eclesial y que acogerá a familias del resto de España y de otros países.
            Ya desde ahora encomiendo al Señor y bendigo a las familias que participarán o se unirán espiritualmente a dicho Encuentro. Que la Virgen María, Madre nuestra, que acompañó a su Hijo en las Bodas de Caná, interceda por todos los hogares del mundo.