22 de octubre de 2022.
Llevé muy mal la muerte de José Luis Rodríguez este verano. Perdón por hablar de mí mismo, pero vivo en Colombia y quienes moran en la península ibérica no se hacen cargo de las distancias, de su efecto distorsionador, hiperbólico, así como de la carga de negatividades que conlleva esa situación. En ningún momento he “encajado” ese fallecimiento, como si se pudiera alguna vez “encajar” tal conmoción. Melba Luz y yo llamamos a Mar en cuanto lo supimos y no pudimos articular palabra coherente alguna entre nuestros dos charcos de lágrimas.