José Sánchez Sánchez

La crisis económica y los nuevos vecinos

            La realidad actual de la migración en España es diversa y no conviene homogeneizarla en su descripción, aunque todo el mundo estaría de acuerdo en la rapidez e intensidad del fenómeno migratorio a partir del año 2000 01.

            En el  informe  de la Fundación FOESSA 2008 02, Antonio Izquierdo analiza las características de la población migrante teniendo en cuenta su diversidad y evolución. Sobre la evolución del fenómeno migratorio en España, señala un aspecto vital en estos momentos de crisis económica que a veces no queda suficientemente destacado; la existencia de lo que él llama minorías que arraigan. Es decir, inmigrantes asentados, con permiso de residencia permanente, con sus familias y con proyecto de vivir aquí.

            De igual modo, nos ilustra de manera muy gráfica sobre el proceso de asentamiento que se está llevando a cabo y los cambios que han dado lugar a una nueva realidad social: los nuevos vecinos que no se van a ir. El crecimiento continuo de los permisos de reagrupación familiar03 y de los menores escolarizados04 son datos empíricos, que a modo de ejemplo, lo confirman. Todo el mundo puede entender que cuando se trae a la familia y los hijos van al colegio no se piensa en una migración temporal, sino en el arraigo. Estos hechos indican que los hogares de inmigrantes se familiarizan y se completan, se fortalece la familia nuclear.

            Los extranjeros no comunitarios que responden a este perfil llevan más de cinco años residiendo en España y representan aproximadamente un 37% del total de los extranjeros; casi un millón y medio de residentes no comunitario05. Aunque esta cifra es desigual según las zonas en las que se vive; oscila entre el 44% de Murcia y Cataluña, el 37% de Valencia y Andalucía y el 27 % de Madrid06.  A todo ello hemos de sumar las nacionalizaciones07, las parejas mixtas08 y los africanos y latinoamericanos que tienen permiso comunitario09. 

            Esta realidad nos indica que se ha dado un  doble  proceso  de  inmigración  y  arraigo:  instalación  del  núcleo  familiar y  atracción  de mano  de obra. Vienen  los  hijos jóve- nes  y  llegan  también  jóvenes  trabajadores. La composición hogareña de la inmigra- ción ha transitado desde los solos que venían a trabajar, a las familias (cónyuges e hijos) que vienen a mejorar su nivel de vida. Es el recorrido desde la necesidad del individuo  al bienestar del grupo  primario10. De este modo,  el modelo migratorio ha evolucionado del laboral al dual que es también familiar.

            Esta tendencia es la que se afirma. Así, los datos recogidos en la macroentrevista del  INE, a la que hace referencia el diario El País el 29 de septiembre de 2008, señalan que el  81 % de los entrevistados tiene previsto traerse a su familia. Entre los inmigrantes que llegaron antes de 1987, sólo el 60% mantiene contactos con su país de origen y el 5% envía remesas. Además, esta propensión se constata en los motivos por los que los inmigrantes vienen a España, si antes dominaba abrumadoramente la búsqueda de empleo, ahora más bien  prevalece la  promoción salarial. Y si al principio del siglo XXI el origen de este fenómeno migratorio era la necesidad económica, hoy lo es el arraigo familiar.

            Esto nos proporciona un horizonte más amplio y  real de lo mucho que ha cambiado la inmigración en España en  los ocho últimos años.

            En otro capítulo del mismo informe publicado por FOESSA, Laparra y Begoña Pé- rez11, señalan que, desde el punto de vista socieconómico, para más de tres millones de  extranjeros no aparecen problemas graves de exclusión social12. Es decir, a grandes rasgos la inmigración no se sitúa en la franja de exclusión severa, aunque ha ido creciendo progresivamente en el espacio social de la exclusión y está presente en todos los colectivos asociados a ello. Los porcentajes de inmigrantes que se sitúan en la exclusión severa son el 15%, frente al 5,3% de españoles; y en la exclusión compensada representan el 18%, frente al 11,9% de españoles. La probabilidad de acabar en la exclusión social para los inmigrantes extracomunitarios o del Este de la Unión Europea es cuatro veces mayor que la de los españoles.

            Si en lugar del concepto de exclusión social usamos el de pobreza, el 28% de los hogares de inmigrantes extracomunitario13 está bajo el umbral de pobreza relativa frente al 18% de la población autóctona. Y el 43% presenta un índice de exclusión por encima del doble de la media, frente al 14% de hogares españoles o de la Europa de los 15.

            La pobreza extrema afecta al 2,1% de de la población autóctona o de la Europa de los 15 y sin embargo alcanza al 12,1% de los extranjeros extracomunitarios14. Para este  sector de población el proyecto migratorio se ha malogrado, lo que muestra los límites del modelo de integración social y la auténtica asignatura pendiente de la política migratoria (Laparra,  Políticas de integración).

            Sobre esta situación socioeconómica, la actual crisis económica incide más en los inmigrantes, entre otras razones, por la posición laboral que estos ocupan (trabajos precarios15, temporales16…). Los datos publicados en 2008, tanto por el INE como por el INEM, así lo indican. En el 4º trimestre de 2008, según el INE, el desempleo entre los extranjeros se situó en 779.400 personas, lo que supone un tasa de paro de 21,26% (a lo largo del año pasó del 12,4% al 21,26%). La población autóctona españoles se situó en 2.428.400, un 12,52% (a lo largo del año pasó de 7,9% al 12,52%). Los datos de enero de 2009 publicados por el INEM muestran que los parados extranjeros son 449.50517 y los extranjeros que están cobrando el desempleo son 311.953, lo que representa el 13,46% del total de población que cobra el desempleo.

            Estos datos muestran que proporcionalmente el incremento del paro afecta más a los extranjeros y sus familias. Lo que demuestra que buena parte de la estructura  social española se ha transformado en estos últimos ocho años: los de abajo  ya no son los mismos, la crisis no la van a pagar los de siempre. Si esta tendencia continúa, España se acercará a la tasa de paro europea para los inmigrantes, que es el doble de lo nacionales, y a una tasa de empleo por debajo de los autóctonos.

            Por ello,  a nadie se le escapa que estamos en un momento especialmente delicado para el proceso de integración. La crisis económica va a generar una situación que se mueve entre dos peligros. Por un lado, está por ver hasta dónde se impondrá en la práctica el criterio de preferencia nacional a la hora de ocupar los puestos de trabajo, contraviniendo la legalidad y con las consiguientes discriminaciones. Veremos entonces que la crisis económica se cebará de manera especial con los inmigrantes y aumentará esta población en los espacios de exclusión social18. La expectativa del desempleo supone la erosión del pilar fundamental sobre el que se ha basado la integración y la promoción social de los inmigrantes.  

            Por otro, no sabemos cómo reaccionarán los españoles cuando compitan en el mercado laboral con los inmigrantes. Es fundamental que esta competitividad se dé en términos de mejor preparación y no de menor coste, donde los bajos salarios constituyen el elemento fundamental en la selección19. Veremos si al miedo cultural (del que el debate sobre los contratos de integración es una expresión) y a la competencia por los recursos sociales (sanidad, comedores escolares…) se suma  ahora que “son los que les quitan el trabajo”. Si esto ocurriese se producirá una situación social complicada en la que las reacciones xenófobas serán su mayor peligro.

            Es importante que los actores políticos e instituciones no sigan proyectando discursos fundados en la consideración estrecha de la inmigración como mano de obra. Esta imagen es falsa. Los nuevos vecinos son familias con proyectos y energías que integran la estructura demográfica20, económica y social. Hay que aceptar que no hay vuelta atrás y que no hablamos ya de inmigrantes sino de población en situación de desventaja y vulnerabilidad.

            Si seguimos viéndolos como mano de obra, que ocupa los huecos en épocas de buena coyuntura económica, se van a producir  efectos  perversos. Y sobre los asentados21, las consecuencias a medio y largo plazo van a ser aún más duradera e importantes que en lo inmediato. Estaremos abocados a la formación de minorías con altos riesgos de exclusión severa, lo que aderezado con razones étnicas puede alterar suficientemente lo que venía siendo un proceso que, a pesar de todo, funcionaba sin alteraciones graves para la cohesión social.

            Hay que tener en cuenta que la crisis también es muy agresiva con los españoles. Por ello, es fácil prever el malestar entre los nacionales sin estudios o con educación primaria. Son los trabajadores autóctonos menos cualificados los que pueden tener más roces22 con los inmigrantes. Dado que los inmigrantes tienen una formación sobrante,  medidas de reconocimiento educativo como homologar los títulos, además de ser un  trato igualitario, es también una manera de afrontar los roces en los momentos de crisis económica. Ese reconocimiento añadirá competencia e igualdad y  abrirá  oportunidades para el ascenso ocupacional.   
                     
            En definitiva, somos un país de inmigración, pero también de minorías que arraigan. Si las políticas que se aplican no tienen suficientemente en cuenta esta situación y las administraciones (locales, autonómicas23 y central) como principales responsables no toman la iniciativa en la aplicación estricta de la legalidad- en rechazar los tratamientos desiguales- las presiones ambientales de trato preferente hacia los españoles tomarán carta de naturaleza y será imposible contrarrestarlas desde la sociedad civil (ONGs). De cómo tratemos en estos momentos a los nuevos vecinos dependerá que se sientan o no aceptados. Las derivaciones que el rechazo social tenga sobre los hijos y familias no van a dejar buenas semillas para la convivencia.

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NOTAS

01Valga como ejemplo que a lo largo de 2006 y 2007 las altas de residencia en los municipios superaron,  respectivamente, las 800.000 y hasta las 900.000.
02VI Informe sobre la exclusión y desarrollo social en España 2008, Capítulo dedicado a  Modelo de inmigración y exclusión social.

03 Valga como ejemplo que a lo largo de 2006 y 2007 las altas de residencia en los municipios superaron,  respectivamente, las 800.000 y hasta las 900.000.

04 VI Informe sobre la exclusión y desarrollo social en España 2008, Capítulo dedicado a  Modelo de inmigración y exclusión social.

05 En 2008 ya sabemos que los permisos anuales  a  título  de  reagrupamiento  familiar  se  han cuadruplicado  en  cuatro  años, los familiares que han aparecido en España con este título suman 300.000 permisos y  la  tendencia es  creciente.

06 Nacen anualmente más de 80.000 niños de madre extranjera, un 25% del total (El País 4-07-08), y ya suman 700.000 los menores extranjeros  en  las  escuelas

07 A 30 de septiembre 2008, datos oficiales, serían 928.371 con permisos permanentes y 561.424 que han renovado por segunda vez. Teniendo en cuenta que la media de años para llegar al permanente se sitúa en torno a los 10 años, y un mínimo de 6 años con mucha suerte, tiene cierta lógica incluir también a la gente que ha renovado por segunda vez.

08 Revista Política y sociedad nº 45.

09 Más de 62.000 en 2006 y la cifra se ha  multiplicado por tres en los últimos cuatro años, entre los años 2000 y 2006 se ha concedido la nacionalidad española a más de 200.000 personas (informe sobre la reforma de LEX del CES 2009)

10 En el 2007 se celebraron 35.185 matrimonios con algún cónyuge extranjero, el 12,8% de los matrimonios son mixtos, (El País 4-07-08). Pasaron del 5,4% en 2000 al 12,7% en 2007, (informe CES).

11 A 1 de enero de 2008 había 41.000 inmigrantes africanos  y  217.000  latinoamericanos  que disfrutaban  en  España  del  régimen  comunitario y que el 41% de los extranjeros goza del estatuto comunitario

12 Blanca Alonso comenta que prestaciones como la sanidad, escolarización son elementos explicativos (El País 18-02-09).

13 Capitulo dedicado a “La exclusión social en España: un espacio diverso y disperso en intensa transformación”

14 La definición de exclusión social se entiende como un proceso de alejamiento progresivo de una situación de inte- gración social en el que pueden distinguirse diversos estadios en función de la intensidad: desde la precariedad, ex clusión compensada y exclusión severa.  Este concepto permite incluir tres aspectos: origen estructural(mercado de trabajo…), carácter multidimensional (familia, relaciones sociales…) y naturaleza procesual (continuum entre inte- gración y exclusión)

15 También están en este porcentaje los extranjeros de la Europa de la ampliación.

16 Están también incluidos los extranjeros de la Europa de la ampliación.

17 Si se compara las cifras de ocupados del INE con las de afiliado a la S. Social nos da una cifra por encima de 900.000 personas, que en una proporción importante están en la economía sumergida, cuántos son indocumentados y cuántos legales.

18 Se observa, de entrada, que los extranjeros están más concentrados en las categorías bajas, especialmente en la de trabajadores no cualificados. Vemos que el 34,2% de los extranjeros está en esta categoría, mientras que sólo lo está el 11,5% de los españoles. La categoría de peones agrupa casi a la tercera parte de los afiliados extranjeros, y el resto se concentra en las tres categorías subsiguientes más bajas. En España, la mayoría de los trabajadores inmigrantes  sobresalen  por  su  contratación temporal, si bien una buena porción de ellos tiene  un  proyecto  migratorio  de  asentamiento duradero y una voluntad de arraigo permanente.

19 En enero de 2009 según el INEM 449.505 extranjeros parados (135.132 comunitarios y 312.373 no comunitarios), supone un aumento anual de 86,74% (208.798).

20 En palabras de Samir Nair en El País 27-12-08 “la crisis social que se avecina no será generosa con los inmigrantes. Se asistirá a un crecimiento de la propaganda xenófoba. La competencia en el mercado de trabajo también nos librará de muchos tabúes morales y podemos temer que la lógica  de la preferencia nacional acabe convirtiéndose en legítima en todas partes. España tiene que poner menos el acento en los retornos y más en su integración en tiempos de crisis”.

21 En palabra de Diego Cañamero los empresarios agrícolas usan los inmigrantes como mano de obra barata para compensar los malos precios, se está trabajando por 20 o 25 euros cuando se debería cobrar 40 (País  14-01-09).

22 La contribución de la inmigración al crecimiento de la población es de profundo calado. Más del 80% del incre -mento poblacional en los dos últimos años se debe a su instalación.

23Tenemos tres tipos de arraigados con familia que reaccionaran de manera distinta ante la crisis. Los permanentes con más de un ingreso familiar que buscaran ascenso. Los que han alcanzado la segunda renovación pero con un empleo frágil y que tratarán de encontrar otro más seguro. Y aquellos que aún con la familia aquí han perdido el empleo y se repliegan en su comunidad para sobrevivir. En resumen los aasentados, los vulnerables y los atrinche- rados (revista política y sociedad nº 45, pag. 31)