Juan Zubillaga

Elecciones en Nicaragua
(Hika, 182-183zka. 2006eko, azaroa-abendua)

            Hace poco tiempo se han celebrado las elecciones en Nicaragua. Nicaragua fue durante años un objeto del deseo de los progres de todo el mundo. Allí se encontraron con gentes dispuestas a acabar con la explotación y la incultura, también con una retórica de izquierdas que conectaba directamente con sus sueños, todo ello unido a una desesperante ineficiencia. Como se sabe, la cosa no acabó muy bien, con parte de los dirigentes revolucionarios llevándose bienes del patrimonio público y privado a sus bolsillos.
            Ahora los mismos que se negaron a salir con lo puesto del poder están de vuelta, pero ya no van de pobres. Antes habían llegado con las armas, aunque hay que reconocer que al menos al principio con un evidente apoyo popular. Ahora lo hacen por los votos, en minoría y con un país dividido.
            Aplicar categorías de nuestras latitudes para analizar la realidad nicaragüense puede resultar confuso. Examinemos algunos conceptos para poder ver lo que defendían los diversos partidos.

CORRUPCIÓN


Un concepto importante para ver la diferencia entre los distintos partidos es el concepto de corrupción. En Nicaragua la corrupción está muy extendida. Muchos ciudadanos se ven obligados a engrasar trámites de forma habitual. La corrupción es algo digamos cultural. Si yo tengo un puesto ¿cómo no voy a ayudar a los míos? Es más, si no lo hago, seré mal visto, no sólo por mis allegados, sino incluso por otros. ¿Es de fiar y buena persona alguien que no se acuerda de los suyos cuando puede hacerlo? Esta cultura ante a la corrupción, cultura que compartimos también en España, está metida muy profundamente en el imaginario nicaragüense. Por supuesto, los partidos nicaragüenses no tienen grandes diferencias en este terreno. Tampoco cabía esperar que ningún partido fuese capaz de asegurar que licitaciones de proyectos y servicios fuesen totalmente limpios. La verdad es que ésta es una asignatura pendiente en muchos Estados modernos. Les reto a que encuentren una explicación basada en el mercado y la libre competencia del porqué los concursos de grandes infraestructuras de la Diputación de Vizcaya los ganan siempre empresas vizcaínas, y los correspondientes proyectos guipuzcoanos, empresas guipuzcoanas. Pero en Nicaragua hay otro tipo de corrupción, digamos situaciones tipo Marbella. A esa clase de corrupción nos referiremos, pues frente a ella hay diferentes posiciones según los distintos partidos.
            A las elecciones se presentaban cinco partidos, pero, a efectos de análisis, se presentaban sólo cuatro. El quinto era una broma, liderado por el comandante Cero Edén Pastora pilotando una vieja avioneta desde donde lanzaba soflamas con unos altavoces. Le cambiaron el nombre a comandante Cero votos, y así fue.
            Dos partidos destacaban por su apoyo directo o indirecto a las actividades de corrupción: el PLC, cuyo jefe Arnoldo Alemán, formalmente en la cárcel por haberse llevado al bolsillo unos cuantos millones (por cierto sin demasiada habilidad), impuso los candidatos del partido, y tenía como principal objetivo lograr su amnistía personal. Por otro lado, el Sandinismo, protagonista de la piñata que tuvo como consecuencia un gran endeudamiento interno del Estado y que ha controlado, junto con el partido liberal (PLC), todo el sistema judicial. Todos los jueces de nivel superior están a las órdenes de los dos partidos, sin asomo siquiera de alguna autonomía. Uno de los éxitos tácticos de Ortega ha sido precisamente el manejo del problema creado por el ex-presidente Alemán: al cual ha apoyado de la misma forma que Lenin proponía sostener a los socialdemócratas “como la cuerda sostiene al ahorcado”, consiguiendo así doblegar su voluntad.
            Por el contrario, los otros dos partidos, ALN y MRS, planteaban medidas concretas para combatir la corrupción, tales como acabar con la inmunidad de parlamentarios y gobernantes y una apertura de la carrera judicial. Por supuesto, esto no quiere decir que la cosa carezca de sombras. Parece que parte de la relativa fortuna del líder de ALN, Montealegre, proviene de la quiebra de unos bancos, origen también de un aumento de la deuda interna del Estado. Por otro lado, el MRS, aun cuando más limpio y con unos cuantos líderes reputadamente honrados, tiene en sus filas a personajes que, so capa de ser de extrema izquierda, ayudaron a reprimir el funcionamiento democrático del Frente, encubriendo la piñata y, para no ser menos, participando de ella.

IZQUIERDA Y DERECHA


Evidentemente, la mayor parte de los candidatos hablaban continuamente de los pobres. Es natural, la mayoría de los electores son pobres. Diría más, muy pobres. Pero esa defensa de los desfavorecidos se puede hacer desde retóricas de izquierda o de derecha.
            En ese sentido, podemos dividir la escena electoral en dos campos: el de izquierda, FSLN y MRS, y el de derecha, PLC y ALN. Precisamente la división del campo de la derecha, que entre las dos formaciones ha sumado más del 50% de los votos, es lo que ha posibilitado el triunfo sandinista. Esta distinción entre derecha e izquierda no significa que en la práctica hubiera una gran diferencia en el gasto social posible. El mayor limite para el gasto social está en que, en este país pobre, el Estado también es muy pobre.
            El MRS hizo promesas electorales cuantificadas y explicó de dónde iba a sacar el dinero, por ejemplo para, subida del salario mínimo del 15%. Para valorar la importancia relativa de esta propuesta hay que tener en cuenta que la tabla de salarios mínimos va ahora de 50 a 90 euros mensuales, así que los cambios serían solamente de 8 a 14 euros. No hay que olvidar tampoco que en Nicaragua los salarios son muchas veces menores que los mínimos y que las leyes laborales, bastante progresistas, simplemente no se aplican.

ESTADOS UNIDOS


La relación entre Estados Unidos y Nicaragua ha sido terrible. Si Panamá es el enclave principal del hermano mayor del norte en Centroamérica, Nicaragua ha estado, salvo en la época sandinista, en el siguiente lugar. También desde la embajada USA ha habido ingerencias.
            Pero éstas no han respondido al esquema izquierda-derecha. Los EEUU se han negado a tratar con el FSLN y el PLC, los partidos corruptos, y han recibido a los representantes del MRS y ALN. No han ocultado sus deseos de que triunfara Montealegre (ALN), pero han preferido al izquierdista Jarquín (MRS) sobre el derechista Rizo (PLC). Lo más sorprendente de toda esta ingerencia han sido sus efectos. Al empeñarse en favorecer a Montealegre, la embajada USA ha dividido al liberalismo, gracias a lo cual ha triunfado Ortega.

¿HAN SIDO LIMPIAS LAS ELECCIONES?


Todo lo limpias que pueden ser en un país como Nicaragua. En el caso de cada votante se comprueba que su cédula corresponde con la fotocopia, que incluye una foto, que figura en la mesa electoral. Las papeletas de voto, donde se marcan las preferencias electorales, se entregan únicamente en la mesa y deben de estar firmadas por quien preside la mesa. Además, antes de salir los electores, deben dejarse embadurnar el dedo con tinta negra por un miembro de la mesa electoral. Y, literalmente encima de la mesa, observándolo todo y con cara de pocos amigos, están los fiscales de los diferentes partidos. Hay algún hueco para la trampa, pues en determinados casos la mesa puede permitir votar a alguien que tiene una cédula con domicilio en el distrito electoral y que no está en las listas. El control, en este caso, consiste en perforar la cédula con dos orificios. Eso, claro, sumado al dedo negro, que era visible al día siguiente en la mayoría de los nicaragüense, que acreditaban así su condición de buenos ciudadanos.
            ¿Otras trampas posibles? El voto podía no ser secreto. Y esto no porque no hubiese cabinas donde se garantizase la intimidad. La marca que se debía poner en un círculo del tamaño de una moneda, era libre. Uno podía poner una cruz, pero también un corazoncito, signo pactado con el recogedor de votos para comprobar que los compromisos electorales se habían cumplido. El sistema de garantías para el voto es más estricto que aquí. En Nicaragua no sería posible esa operación que en todas las elecciones realiza el PNV, armado de una tribu de notarios, recorriendo los asilos de Euskadi, y no hablemos tampoco del voto de la emigración. Pero ese mismo sistema de garantías hace que la votación sea más lenta, y que los presidentes de mesa (pertenecientes siempre al FSLN o al PLC) pudieran, si creían que estaban en una mesa hostil, hacer todo lo posible para dificultar el voto o cometer irregularidades a propósito. Eso permitía justificar después una impugnación de la mesa.
            Por cierto, que el sistema de cómputo y recogida de votos ha sido extremadamente lento e ineficaz. A ello han contribuido las disputas, impugnaciones y contraimpugnaciones de los fiscales partidarios. El centro de cómputo estaba instalado en el estadio nacional, donde decenas de carpas albergaban computadoras dispuestas a acoger una riada de votos. A las dos de la madrugada el estadio presentaba un aspecto desolador. Prácticamente, nadie llevaba votos a los ordenadores; sólo muy de vez en cuando se veía un grupo de sudorosos miembros de mesa con toda la cohorte de fiscales entregando el saco de votos y el resultado de su cómputo. Los PC, exhibidos como símbolos de modernidad, quedaban como testigos mudos de la ineficiencia. Casi un mes después el Consejo Supremo Electoral no había publicado aún en su web los resultados provisionales completos.
            El porcentaje de votación ha sido altísimo. Si no incluimos en el el censo a la gente que vive fuera del país, la paricipación sobrepasó el 80% de votantes. Vi votar en sitios donde no hay electricidad ni agua, y donde, a veces, en época de lluvias no se puede llegar ni con un 4x4. Emocionaba ver las colas de nicaragüenses pacientes y serios sometidos a ley seca durante 48 horas, que llegaban a la mesa de votación. Seguramente recordaban que sólo desde hace pocos años las elecciones son mínimamente serias.

¿Y LOS RESULTADOS?


Las presidenciales las ha ganado Ortega con un 38%, gracias a una ley que pactó con Alemán por la que se determinaba que con más de un 35% de los votos y un 5% de diferencia con el siguiente no se iba a la segunda vuelta. Esto coincidió con el momento en que se distribuyeron todos los puestos del Estado, incluidos los del sistema judicial, entre los dos partidos. En el parlamento, sin embargo, el FSLN se encuentra en minoría y la suma de los partidos de derecha da a éstos la mayoría. Por otro lado, Ortega, cuando pensaba que no iba a ganar, impulsó una reforma constitucional por la que quitaba poderes al presidente para dárselos al parlamento. Por ejemplo, ministros y embajadores deben de ser ratificados por el parlamento; una situación muy compleja.
            Los nicaragüenses suelen decir que en Nicaragua el plomo flota y el corcho se hunde (creo que en algún otro país también pasa eso), y ya han empezado a ocurrir cosas raras. Un candidato elegido por el ALN ya se ha salido de su grupo parlamentario y dice que va a apoyar a Daniel Ortega. Lo había medio anunciado antes del día de las elecciones, cuando ya no le podían quitar de la lista. Otro del MRS, que sólo ha sacado 5 diputados, al día siguiente de la rueda de prensa de Daniel Ortega en la que éste se proclamaba vencedor, señaló que también iba a apoyar al FSLN. Adujo para ello que le había gustado la manera en que Ortega se había manifestado. No es nada descartable que poco a poco, animados por alguna suma de dinero, diputados liberales se vayan independizando de sus partidos para apoyar al gobierno sandinista. Alianzas tendrán y variadas.
            Por otro lado, el desembarco de Daniel Ortega está siendo como lubricado con vaselina: tranquilidad y buenas palabras para todo el mundo. Hasta parecen cordiales las relaciones con la Administración norteamericana. Se diría que no va cambiar nada, y tal vez sea así salvo en los inevitables y seguramente amplios cambios de empleados en las diversas instituciones del Estado. Charlando con un dirigente departamental sandinista, le pregunté cuál sería la diferencia que iba a notar si volvía a Nicaragua dentro de seis meses. Me dijo que creía que se iban a ver diferencias en educación y en sanidad, y también que se iba a crear un banco para ofrecer créditos a los campesinos con el fin de que puedan disponer de semillas y otros insumos. ¿Será así? Habrá que verlo. Puede que la cosa se limite a satisfacer parte de las demandas salariales (muy justas por lo demás) de los sindicatos de enseñantes y de trabajadores de la sanidad bajo control sandinista, los cuales constituyen un buen yacimiento de votos. Otra cosa es que vayan a mejorar de forma notable los equipamientos escolares o que se acabe con el fraude de las Universidades de garaje. En cuanto a los créditos para los campesinos, se corre el peligro de que se transformen simplemente en un sistema clientelar más, que permita ampliar el horizonte electoral sandinista. Preguntado también por si van a hacer cumplir las leyes laborales vigentes, me señaló que nadie cumple esas leyes y que ellos las harán cumplir poco a poco para no asustar a los empresarios.
            Si bien la dirección sandinista se ha manifestado templada, las reacciones en la calle han sido variadas. De euforia entre los votantes sandinistas que creen que sus problemas van empezar a solucionarse. Una anécdota lo expresa gráficamente: una mujer que trabaja en la casa de un conocido mío se presentó al día siguiente en el trabajo diciendo que “era el último día que trabajaba, porque habían ganado los suyos y le iban a conseguir un nuevo empleo”. Otros sectores, en cambio, acogieron el triunfo sandinista con auténtico nerviosismo. Por ejemplo, al menos en algunos bancos aplazaron la firma de créditos que tenían ya todo el papeleo hecho y terminado, con la excusa de que había que esperar a que las cosas se aclarasen. Mi opinión es que las aguas se van a calmar para bien, y seguramente, sobre todo, para mal.

LA ESPERANZA DEL MRS


No quiero terminar sin decir algunas palabras sobre el MRS. Ha sacado más de 200.000 votos en las legislativas, aunque menos en las presidenciales. Los votos conseguidos tienen mayor significación si se considera que el principal impulsor de la coalición Herty Lewites murió pocos meses antes de la cita electoral. Ha sido un soplo de aire fresco en la campaña, con un candidato que, aunque sometido a los estándares retóricos nicaragüenses, lanzaba promesas creíbles, cuantificadas y explicando cómo iba a hacer lo prometido. Ha mostrado una preocupación grande y sincera por acabar con la corrupción y por promover un asentamiento de la ley y de las instituciones. No hay que olvidar que el Estado nicaragüense es muy débil y que la distinción entre Estado y gobierno es a veces muy difícil de establecer. Ha sido el único grupo que se opuso a la prohibición del aborto terapéutico, lo cual seguramente le supuso una pérdida de votos.
            La presencia de Edmundo Jarquín al frente de la candidatura ha sido importante para darle credibilidad. “El feo que quiere una Nicaragua linda” (a mí personalmente me parece más feo Daniel Ortega) ha sido el lema de su campaña. Jarquín, alto funcionario del BID, abandonaba un puesto muy bien pagado para zambullirse en las turbulencias electorales nicaragüenses. Sólo su pasión por Nicaragua justificaba el cambio. Creo que aportó rigor al debate.
            Pero no todo son rosas en el MRS. El MRS ha sido en buena parte un conglomerado de gentes de muy diversas condiciones y procedencias y la argamasa que les une todavía no ha tenido tiempo para fraguar. Véase como muestra que de los cinco diputados obtenidos, uno de ellos ya se ha pasado al bando contrario. Desgraciadamente, en su lista de diputados aparecen gentes que seguramente no podían encontrar acomodo en sus partidos de origen y han ido a recalar en las de este partido neonato.
            Que nadie vea al MRS como un partido que estaría dispuesto a votar por el sandinismo “para vencer a la derecha” en una eventual segunda vuelta que no se ha dado. Tampoco se puede interpretar el sentido del voto al MRS como un voto de personas que son críticas con el sandinismo pero que están unidas a él por un cordón umbilical,. No es así; entre las dos opciones hay un corte bastante radical. Hay que tener en cuenta, por un lado, que ha habido 50.000 nicaragüenses que votando MRS en las legislativas, no lo han hecho en las presidenciales, seguramente por consideraciones de voto útil. Por otra parte que ALN ha recibido 40.000 y los sandinistas 10.000 votos más en las presidenciales que en las legislativas. El voto útil de MRS no se decantaba por el sandinismo. Así se entiende la desgarrada declaración de Ernesto Cardenal: prefiero el capitalismo que una falsa revolución, cuando anunció que apoyaría a Montealegre en la segunda vuelta si ésta se producía.

CONCLUSIÓN

Es difícil analizar la evolución de un país basaándose en hechos. Sobre todo de un país que tiene como uno de los símbolos nacionales al güegüense, el mentiroso que engañó a los colonizadores. Pero también caben análisis ideológicos. A título de recuerdo del pasado, describiré cómo un analista, sandinista por supuesto, caracterizaba a los distintos partidos. El sandinismo representa la alianza progresista obrero campesina a la que se agregan algunos empresarios progresistas. La ALN representa a la oligarquía títere del imperialismo norteamericano. El PLC, a la burguesía nacional, cuyos intereses oscilan entre plegarse a los del imperialismo y promover un desarrollo autónomo. Y, por fin, el MRS, un conjunto de izquierdistas vendepatrias al servicio del imperialismo.
            ¿Y qué han votado mis amigos? De todo, a los cuatro partidos. Pero buena parte de mis amigos dirigentes indígenas votaron a Montealegre, el candidato de ALN. Fue el único que les prometió su apoyo a la ley indígena. Era curioso ver fotos de Evo Morales en sus despachos y verles a ellos pidiendo el voto para Montealegre en la calle.