Juan Zubillaga

El cardenal Obando vuelve a ganar las elecciones
(La Prensa, Managua, 12 de diciembre de 2006)
 
            Daniel Ortega será el nuevo presidente de Nicaragua y Rosario Murillo su nueva primera dama. Como ha solido pasar, lo que fue tragedia en una ocasión adquiere apariencia de comedia la segunda.
            Pero el título de este artículo hace referencia a Obando, no a Ortega, y debo una explicación.
            El Cardenal, ya no arzobispo, es uno de los hacedores de la historia moderna de Nicaragua.
            Ya en tiempos de Somoza protagonizó un gradual alejamiento de la iglesia respecto al gobierno del sátrapa. Son famosas sus actuaciones negociadoras en un par de tomas de rehenes donde medió para intercambiarlos por presos.
            Durante el periodo sandinista fue capaz de ir aglutinando a la oposición al gobierno contribuyendo a desgastarlo. Uno de esos hitos fue la organización de la visita del Papa. Un duro golpe para el sandinismo.
            Durante las prenegociaciones con la Contra hizo lo imposible para legitimarla como interlocutor al mismo nivel que el gobierno. Practicó sin descanso aquello de “ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor” (a veces muy descaradamente).
            En las primeras elecciones con garantías democráticas apoyó también con éxito a la candidatura de doña Violeta Barrios de Chamorro. Luego apoyó a Alemán con igual resultado y únicamente falló cuando permitió la candidatura de Bolaños que se separó de él tanto como de Alemán.
            Ahora ha vuelto a repetir triunfo. Daniel Ortega se hizo católico, se casó con la bendición del Cardenal, comulga regularmente y aprobó y justificó la prohibición del aborto terapéutico, justo una semana antes de que se celebrase las elecciones.
            El milagro se ha producido al comprobar Daniel Ortega que el apoyo eclesiástico le era necesario para triunfar. Así vendió su alma a Obando y transformó su campaña en un mantra religioso con el fondo de la canción de Lennon Give me Peace a Chance con la letra cambiada pidiendo “paz, trabajo y reconciliación”. Esto acompañado con continuas alusiones a Dios y a su ayuda (cosa que al parecer se ha producido). Esto es, Ortega ha ganado, pero después de haber sido convertido con la varita mágica de Obando.
            ¿Qué pasó para que Daniel Ortega y Obando convergieran?
            Puedo decir que Obando no cambió de posición, pero que Ortega, llamado con razón “el maquiavelo tropical” dio un giro total.
            Obando sin embargo también se había llevado su premio. Los resultados electorales fueron comunicados por el presidente del Consejo Supremo Electoral, cargo para el que fue nombrado Roberto Rivas, por supuesto con el apoyo de Ortega. Recordemos que Rivas es el protegido de Obando, hijo de su mayordoma y de extraordinaria afinidad con el cardenal.
            También puedo asegurar que no le faltará apoyo económico a su Universidad Católica. Es de mal amigo no ser agradecido y Rosario Murillo inauguró la lista de menciones personales de agradecimiento postelectoral con el nombre de nuestro Cardenal.
            Pocos días después, Daniel Ortega y su familia conmemoraban su cumpleaños con una misa concelebrada presidida por el cardenal Obando. En ella Ortega leyó unos pasajes bíblicos.
            Entre los concelebrantes se encontraba monseñor Bismarck Carballo, el sacerdote católico que cayó en su día en una burda trampa diseñada por Tomás Borge.
            En todo caso Obando estaba concelebrando su triunfo.