CTXT, 4 de octubre de 2021.
En los últimos diez años, el país ha realizado importantísimas inversiones en lo tecnológico y ambiental, pero lo social sigue siendo una asignatura pendiente, tanto que puede llegar a convertirse en un lastre.
La persistencia de déficits sociales en China es harto conocida y constituye uno de los más significados aspectos que ensombrecen el despegue económico de las últimas décadas. La China maoísta, que, a pesar de todos sus sinsabores, logró catapultar a un país que en 1949 tenía el PIB equivalente al de 1890 a la condición de 32ª potencia económica del mundo, elevó a los altares el igualitarismo. En 1978, el índice de Gini ascendía a 0,16. En el denguismo tardío, con Hu Jintao en la presidencia del país, este ascendía a su máximo histórico, el 0,49 (2008). No es de extrañar por tanto que Hu convirtiera el anhelo de una “sociedad armoniosa” en una guía de su mandato.