Planeta Futuro/El País, 15 de marzo de 2024.
Justin Arestein, experto en desinformación sudafricano, explica cómo actores políticos africanos y extranjeros, -sobre todo rusos y chinos- inoculan narrativas a favor de sus intereses geoestratégicos gracias a la inteligencia artificial y al abaratamiento de la tecnología y cómo los yihadistas avanzan en el terreno de la propaganda.
Hablar con Justin Arestein (Pretoria, 1970) requiere prestar mucha atención. Habla rápido y sobre todo, maneja mucha y muy valiosa información. Conoce bien las cloacas por las que circula la desinformación política y militar en África; la que termina por emerger a la superficie a través de campañas de desprestigio a opositores, en el campo de batalla en el Sahel o incluso cristalizan en golpes de Estado. Sigue la pista a la desinformación que nace en África, pero también que viene de Moscú o de Pekín e impacta de lleno en el continente africano con objetivos políticos claros. “Los rusos utilizan una narrativa en África que asegura que Occidente es decadente y pervierte a nuestros hijos para que se hagan homosexuales”, asegura.