La Constitución de Catalunya

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La Vanguardia, 29 de septiembre de 2018

 

Empezamos el curso político y académico con un justificado abandono de toda esperanza de
que algo pueda cambiar en el procés. Los mismos protagonistas del ejercicio anterior siguen al
frente diciendo cosas ya oídas hasta el aburrimiento. La mayor parte de ellas de imposible
realización y poco meditadas. Fastidia que en este viejo Estado mediterráneo tengamos que
seguir ocupándonos de problemas tan locales cuando Europa se tambalea y el mundo está
luchando por fijar nuevos equilibrios, establecer pactos sociales renovados, formas de gobierno
adaptadas a las circunstancias globales, y por realizar la igualdad, luchar contra la pobreza,
defender el medio ambiente y asegurar la protección de los derechos humanos en el universo de
las nuevas tecnologías de la comunicación. Mientras la aldea global nos absorbe, luchamos en la
de Astérix contra las legiones de César. Estamos limpiado de herrumbre las lanzas. Madeleine
Albright, que algo sabe de geopolítica, ha declarado hace unos días que lo de Catalunya ya lo
vimos en Yugoslavia; habrá que irse preparando, pero es desesperante pensarlo.

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