Project Syndicate, 28 de enero de 2022.
Jonathan Marks, Seamos razonables: un caso conservador para la
educación liberal , Princeton University Press, 2021.
Roosevelt Montás, Rescuing Socrates: How the Great Books Changed My
Life and Why They Matter for a New Generation , Princeton University
Press, 2021.
Gary Saul Morson y Morton Schapiro, Minds Wide Shut: How the New
Fundamentalisms Divide Us , Princeton University Press, 2021.
SEATTLE – “La educación superior está rota”, escribió el historiador Niall Ferguson en un comentario de Bloomberg del 8 de noviembre de 2021 . Para ayudar a solucionarlo, ayudó a crear la Universidad de Austin, una nueva institución que se supone que está libre de la creciente intolerancia izquierdista que se encuentra en demasiadas universidades hoy en día. Según Ferguson, esa intolerancia es evidente no solo entre las facultades, sino, lo que es más inquietante, entre los administradores de universidades de élite como MIT y Harvard. Como pueden atestiguar los profesores políticamente centristas de cualquier universidad pública importante, la situación tampoco parece mejor allí. El corazón del problema identificado por críticos como Ferguson es que las universidades han ido abandonando el ideal de lo que solía llamarse una “educación liberal”. Alguna vez se aceptó que una buena educación incluía algo más que materias técnicas. La apreciación por la historia, la literatura y las artes se consideró esencial para preparar a los jóvenes para los papeles profesionales y de otro tipo que aspiraban a desempeñar. Esto también fue importante en las escuelas secundarias e incluso primarias, donde los estudiantes deberían estar expuestos a una forma simplificada del mismo programa como parte de la creación de ciudadanos informados y democráticos.
