La Vanguardia, 27 de junio de 2018
Leo con esperanza un dato de la encuesta de nuestro diario: ocho de cada diez
catalanes se oponen a la prisión de los líderes independentistas. Casi el 80% de los
catalanes rechaza la amarga y cruel receta judicial que se impone a Junqueras y
compañía. Este dato del 80% supera todas las divisiones políticas y nos devuelve al
mínimo común denominador del viejo catalanismo.
Me aseguraban que el catalanismo estaba muerto. Ha sido el nervio político
catalán de los 50 últimos años, pero los soberanistas, con la complacencia antagónica de
Cs, lo bombardearon hasta hacerlo aparecer como obsoleto e impotente. Los que aún
propugnamos los valores del catalanismo hemos sido acusados de blandos, cobardes o
pasados de moda. Incluso de deshonestos (Graupera). Sin embargo, este 80% de
coincidencia revela una cordialidad de fondo entre catalanes y debe ser interpretada
como la demostración de que el humus del catalanismo sobrevive a las durísimas
batallas de estos años.