El Correo y El Diario Vasco, 15 de enero de 2025.
“Cuando sities alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra tí” (Deuteronomio, 20:19). Desde hace miles de años, el ser humano ha intentado poner límites a la guerra, estableciendo qué comportamientos son legítimos en guerra y cuáles no. Estas normas que regulan cómo hacer la guerra suelen agruparse en dos: el Ius ad bellum y el Ius in bello. El primero regula la legitimidad de origen; cuándo es legítimo entrar en guerra; y el segundo, la legitimidad de ejercicio: qué acciones de guerra son admisibles y cuáles no.