Nueva Sociedad (NUSO) nº 302, noviembre-diciembre de 2022
«Con el tiempo, todo se va… todo se desvanece», cantaba Léo Ferré. Sin embargo, con el tiempo, a veces todo vuelve. En Israel, se asiste a una sucesión de revelaciones sobre un pasado poco glorioso. La mayoría de ellas fueron publicadas por el diario Haaretz, uno de los más importantes del país, que se ha vuelto cada vez más crítico con la política de los sucesivos gobiernos hacia los palestinos. Pero pese a la gravedad de las críticas, el efecto en la opinión pública es mínimo.
La develación de los hechos truncados de la historiografía oficial por los dirigentes sionistas durante décadas no ha comenzado hoy. Desde finales de la década de 1980 hasta el cambio de siglo, los «nuevos historiadores» israelíes se dedicaron a profanar la «narración nacional» construida desde cero por los fundadores del Estado y a acreditar gradualmente, sobre la base del trabajo en los archivos, las tesis de los historiadores palestinos sobre la colonización y luego la expulsión masiva de los palestinos de su tierra. En 1993-1995, estos historiadores fueron vedettes en Israel. Pero esta escuela, que puso en cuestión las falsificaciones históricas que acompañaron la creación del país, acabó desintegrándose.