Perspectivas, septiembre de 2019.
Durante muchos años las autoridades nicaragüenses se ufanaban en repetir la frase de que el país
era el más seguro de Centroamérica considerando que las estadísticas eran menos elevadas que en el resto de la región. Esa afirmación era cuestionada pues el país no estaba aislado de los cambios que estaban experimentando las dinámicas de la seguridad y la violencia
en el resto de los países centroamericanos. La crisis sociopolítica que estalló en abril de 2018 y se mantiene hasta hoy puso en evidencia la precariedad de las condiciones de seguridad y potenció distintas formas de violencia, especialmente aquella ejercida desde el Estado en contra de los ciudadanos.