lamarea.com, 11 de agosto de 2022.
La idoneidad de las diferentes estrategias por las que se puede optar frente a la crisis climática es un leitmotiv dentro del movimiento ecologista. Para empezar a tratar este tema, es importante establecer una hipótesis: la crisis climática es, en esencia, una crisis social y política. Y lo es porque “lo ecológicamente necesario es hoy cultural y políticamente imposible”, como explica el filósofo Jorge Riechmann. Es innegable que vivimos en una sociedad de consumo donde se han sobrepasado los límites ecológicos que nuestro planeta puede soportar: se calienta la atmósfera, se acidifican los océanos, se extinguen las especies, y un largo y triste etcétera. Sin embargo, sigue pareciendo imposible que la humanidad renuncie al modo de vida que nos hace vulnerar esos límites. Sigue siendo impensable que la población deje de comer dietas insostenibles, de vestir moda perecedera, o de utilizar todo tipo de artilugios tecnológicos programados para su obsolescencia. Por tanto, estamos ante un desafío social y político sin precedentes, en el que parece que tendremos que cambiarlo todo, pero sin que nada cambie (de momento).