La Vanguardia/Dossier, 8 de septiembre de 2022.
La política de defensa y seguridad nacional prepara y despliega fuerzas armadas. En sí
misma, es una función legítima y esencial de un Estado, pero solo constituye una
respuesta al primero de los tres grandes retos. Para nueve estados ( EE.UU., Rusia, Reino
Unido, Francia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte), el vértice de sus fuerzas
son las armas nucleares. Aunque se justifiquen en nombre de la seguridad, las armas
nucleares generan, en mayor medida aun que las fuerzas convencionales, inseguridad y
riesgo. ¿Es posible que las tres grandes potencias abandonen la dependencia de las armas
nucleares y aborden los verdaderos problemas de inseguridad a los que nos enfrentamos?