El País, 5 de mayo de 2022.
La covid-19 no ha hecho sino exacerbar una tendencia continental. Los millonarios aumentan sus fortunas y, mientras, la lucha contra la pobreza extrema avanza tímidamente. La ausencia o ineficacia de mecanismos para redistribuir la riqueza empieza a adquirir tintes endémicos.
Fue una casualidad algo perversa. Un golpe de realidad estadística que dibujó, con frío trazo, un panorama inquietante. A finales del pasado enero, en fechas casi simultáneas, salieron a la luz dos cifras que condensan la polaridad económica en África. Una sólida jerarquía de rentas e ingresos que, sin haber causado, la covid-19 sí ha contribuido a agudizar.