Meir Margalit

La trampa del sacrificio

(23 de julio de 2014).

 

¿Hasta cuando continuara esta inutil contienda? 

Kenneth Boulding, economista y filosofo Ingles, acuñó un concepto denominado "la trampa del sacrificio", que explica, de alguna manera, la actual escalada israeli en la franja de Gaza.  De acuerdo a dicha tesis, dirigentes políticos o militares tienden a aferrarse a conflictos perdidos a fin de evitar que sus pueblos se cuestionen el porqué de tanto sacrificio invertido en vano. Políticos que han sacrificado a sus hijos en aras de un objetivo absurdo, prefieren continuar el conflicto antes de reconocer que se han equivocado y que todo el sufrimiento carece de sentido. Para ellos, es preferible continuar luchando antes que reconocer un error, y cuanto mayor sea el precio pagado, mayor será la incapacidad para comprender los efectos de su conducta. Este tipo de "trampa" es muy común en el área militar, donde generales prefieren seguir combatiendo a pesar que la batalla esté ya perdida, debido a la incapacidad para reconocer su equivocacion. Durante la Segunda Guerra Mundial generales de ambos bandos continuaron la guerra de trincheras a pesar de saber que no tenía sentido, tan solo para evitar que la opinión pública formulara preguntas embarazosas, al igual que la guerra de Vietnam continuó causando estragos cuando estaba claro que carecia de sentido seguir luchando por una causa perdida, por el simple motivo de que "¡después de haber perdido 54 mil soldados nos podemos abandonar ahora!". Lo mismo ocurrió durante la década del 80' cuando el ejercito israelí  se  nego a retirar sus tropas del Líbano, solo para esquivar preguntas incomodas. 

Esta misma estructura mental rige hoy en dia en Israel y es uno de los motivos principales por los que esta guerra continuará hasta que alguna potencia internacional tome las riendas y ponga fin a esta locura. A esta altura de los combates, esta claro que esta contienda no tiene sentido, por el solo hecho de que Israel es incapaz de destruir a Hamas, y ni siquera es posible concretar el objetivo minimalista que se propuso -desmantelar el arsenal del Hamas-. La prueba está en el hecho de que despues de tanto bombardear, los misiles de Gaza continúan volando sin cesar. Pero, a pesar de ello, el argumento mas popular entre aquellos que instan al gobierno a continuar luchando es que “después de haber derramado tanta sangre, no es factible acabar la guerra asi sin más, sin una victoria contundente”. Negociar una tregua con Hamas es considerado una postura inaceptable, ya que  "al enemigo hay que aniquilarlo", aunque solo sea en honor a los caídos, o por respeto a los padres de aquellos que perdieron la vida en la lucha por la patria.

Cada dirigente necesita justificar sus guerras y la mejor manera de justificarlas es continuarlas. En su imaginario, todo lo que hace falta para ganar la batalla es un pequeño esfuerzo más, y ese "pequeño esfuerzo" conduce siempre, indefectiblemente, a un pantano que se cobra mas vidas y hace mas dificil finalizar la contienda. El gobierno se enreda en esta postura a sabiendas de que, de lo contrario, puede pagarlo caro en las proximas elecciones. Es por ello por lo que el gobierno israeli no puede admitir que esto carece de sentido y continua inventando razones o pretextos inauditos para seguir combatiendo sin saber hasta cuando.  

Esta actitud irracional nos ofrece una de las explicaciones de la incapacidad israelí de acabar con el conflicto, ya que en el sub-consciente colectivo activa una voz destructiva, una “pulsion de muerte", si usamos el clasico concepto freudiano,  que los induce a continuar sacrificando "un poco más", con tal de no reconocer que la lucha marcha por mal camino.