La memoria olvidada de las mujeres
(Página Abierta, 178, febrero de 2007)

            En el llamado “año de la memoria”, Andaina, revista gallega de pensamiento feminista, quiso hacer su aportación con un dossier en su número 45 (otoño de 2006), titulado “La memoria olvidada”, dedicado a las mujeres conocidas, reconocidas, pero sobre todo desconocidas que también han de formar parte de la memoria histórica. Al mismo tiempo, con los estudios y testimonios de estas mujeres olvidadas de la Guerra Civil, esta revista decidió editar un libro, en el que se añaden otros textos que no tuvieron cabida en ese dossier. El libro, escrito en gallego y coeditado con el Servicio Gallego de Igualdad de la Xunta de Galicia, lleva por título A memoria esquecida: Peladas, presas, paseadas (La memoria olvidada: Peladas, presas y paseadas), y está dedicado a las mujeres revolucionarias que murieron en el anonimato.
            A lo largo de sus 136 páginas, el volumen nos ofrece ocho estudios y testimonios de mujeres que sufrieron las nefastas consecuencias de aquella guerra y la consiguiente posguerra: “Recuperando la memoria de las mujeres”, de Carmen Alvariño y Mercedes González; “Memoria de Mujeres Libres”, de Carmen Blanco; “Mujeres en la guerrilla antifranquista: Consuelo Rodríguez López, Chelo”, de Aurora Marco; Entrevista con Lola Rodal Blanco, de Laura Gómez; “Combativas”, de Raquel Barreiro Paz; “En el internado de las monjas”, de Nanina Santos; “A la cárcel por tercera vez”, de Victoria Díaz; y “Una bibliografía posible”, de Patricia Arias Chachero.
            Nos ha parecido de interés reproducir en estas páginas este último texto de la obra, que contiene las reseñas de una selección de libros publicados recientemente que intentan rescatar la memoria olvidada de las mujeres. Una selección que, como advierte la autora, «es sólo una propuesta, ciertamente, ni la más completa, ni la mejor, ni tan siquiera la más sistemática de las posibles».

Una bibliografía posible

Unión Libre: Cadernos de Vida e Culturas: Vermellas, nº 11. Sada, Edicións do Castro, 2006


            Coordinado por Carme Blanco y Claudio Rodríguez Fer, acaba de salir al mercado este siempre cuidado cuaderno monográfico de periodicidad anual. Enlazando con el número 9 de la colección, aparecido bajo el título “Memoria antifascista de Galicia”, el presente ejemplar aborda la vida de distintas mujeres gallegas represaliadas.
            En estas páginas se recogen colaboraciones de Carmen Veiga de Bernardo, Luis Lamela, Dionisio Pereira, Eliseo Fernández, María Xesús Souto Blanco, Ruth Fernández, María Lopo y Olga Novo.
            Entre ellas, el relato de la muerte de Juana Capdevielle, la culta esposa del gobernador de A Coruña, asesinada en 1936 en una cuneta cerca de Rábade. O la terrible narración de las tres muertas a manos de los falangistas en una pequeña aldea lucense de Montecubeiro. Una de ellas era la fervorosa creyente Carme Sarille Lenceiro, vejada hasta la muerte simplemente por ser hermana de un republicano huido.
            Completan esta publicación interesantes reflexiones sobre la comunista Consuelo Alonso, sobre la paseada Mercedes Romero Abella o sobre la represión franquista ejercida contra las mujeres libertarias en Galicia.

Poemas pola memoria (1936-2006), de VV. AA. Xunta de Galicia, Consellaría de Cultura e Deporte, Dirección Xeral de Creación e Difusión Cultural, Santiago de Compostela, 2006

            Elaborado trabajo de Manuel Fernández Rodríguez, compilador de los poemas y autor de la introducción con la que se abre esta hermosa antología temática que consta de un total de 78 textos en verso escritos en gallego por 35 autores diferentes.
            Perfectamente estructurado, el poemario se divide en tres grandes apartados: memoria de guerra, memoria de la posguerra y memoria de la memoria. Por sus páginas circulan textos ya clásicos de Cabanillas, Celso Emilio, Pimentel o Ferrín. Reivindicación, denuncia, memoria y compromiso fueron los ejes que sirvieron para unir a todos estos autores. Llegados aquí no podemos dejar de decirlo: sólo seis mujeres, cada una con su poema, forman parte de este interesante proyecto. En franca minoría, pues, merecen nuestros más expresivos parabienes: Carme Blanco, Marga do Val, Luisa Villalta, Luz Pozo Garza, Xohana Torres y Olga Novo.
            El libro, publicado dentro de los actos que oficialmente se están celebrando para conmemorar el llamado Año de la Memoria, fue presentado el día 1 de mayo del presente año en la ciudad de Buenos Aires.

Rosario dinamitera: Una mujer en el frente, de Carlos Fonseca. Temas de Hoy, Madrid, 2006

            En la feria del libro de Madrid de este año nos firmó un libro Rosario Sánchez Mora, la “Rosario dinamitera” inmortalizada en el poema de Miguel Hernández. Hoy no podemos dejar pasar su historia. Derrota y dignidad se dan la mano en esta novela que Carlos Fonseca, el autor de Trece rosas rojas (*), escribe con la ayuda de la protagonista.
            Con 17 años, Rosario ingresó voluntaria en las filas del Quinto Regimiento. Durante meses participó en la defensa de Madrid. El 15 de septiembre de 1936 perdió su mano derecha mientras lanzaba cartuchos de dinamita contra el autodenominado Ejército nacional. Llevaba semanas fabricando bombas en latas de leche condensada rellenas de dinamita, cristales, clavos y tornillos.
            Durante toda la contienda la joven Rosario trabajó al lado del bando republicano. En ese mismo periodo se casó por lo civil y se quedó embarazada. Su compañero marchó al frente y sus cartas dejaron de llegarle.
            Acabada la guerra, Rosario, acusada de adhesión a la rebelión, sufrió prisión en distintas cárceles españolas. Finalmente le conmutaron la pena de muerte por 30 años de reclusión.
            Cuando logró reunirse con su hija, descubrió que su marido estaba vivo y que se había vuelto a casar con otra mujer. El régimen de Franco invalidará las bodas por lo civil realizadas durante la República. Nuestra protagonista no se rindió y sólo al final de esta apasionante historia logró volver a reunirse con el que fuera su hombre.

(*) Trece rosas rojas, Temas de Hoy, Madrid, 2004. Texto en el que el autor recoge e investiga la muerte de trece menores ajusticiadas en Madrid en 1939


Cuerda de presas, de Jorge García y Fidel Martínez. Astiberri, Bilbao, 2005


            Ya hemos hablado de este trabajo diseñado en Andaina (número 45, verano de 2005). Aun así, no queremos dejar pasar la oportunidad de recomendarlo una vez más. Sirva, pues, este pequeño espacio para recordar la versatilidad y eficacia de las viñetas a la hora de narrar gráficamente las atrocidades cometidas en las cárceles de mujeres durante la posguerra.
            Los primerizos autores recogen en este cómic un total de once historias acontecidas en diferentes presidios españoles. Con verdadera maestría logran dibujar una realidad insoportable por humillante y grotesca que no debe permanecer silenciada.

Presas: Mujeres en las cárceles franquistas, de Tomasa Cuevas. Icaria (Mujeres, voces y propuestas), Barcelona, 2005


            La autora de este libro nació en Guadalajara hace ahora 89 años. Con 9 entró a trabajar en una fábrica de tejidos. Apenas cinco años después comenzó a militar en las Juventudes Comunistas. En 1931, Tomasa, como tantas otras mujeres, se convirtió en una activa y comprometida defensora de la República y de sus ideas.
            Terminada la Guerra Civil, la detuvieron y la condenaron a pasar 30 años en prisión, de los que cumpliría cinco. En esta primera estancia en las humillantes cárceles de Franco, conocería la historia de muchas mujeres presas. No tardó en decidir que había que contar la verdad de lo que sucedió.
            En 1945 la volvieron a apresar y, después de sufrir torturas y vejaciones, ingresó de nuevo en prisión y reafirmó su voluntad. En 1974, con 57 años cumplidos, decidió coger una grabadora y recorrer España en busca de sus antiguas compañeras de cárcel. Cuando las encontraba, las animaba para que contaran lo que vivieron, lo que hacía siendo plenamente consciente de la importancia de la denuncia y de la injusticia del silencio que pesaba sobre la naciente transición española.
            Durante años, logró reunir más de trescientos testimonios de otras tantas mujeres. Con la ayuda de Vázquez Montalbán y Teresa Pàmies, se publicaron en tres tomos. La obra, actualmente agotada, no tardó en convertirse en un referente para todos los estudiosos de la Guerra Civil española. El libro que aquí presentamos es una reedición condensada de este singular y valiente trabajo.

Nosotras que perdimos la paz, de Llum Quiñonero. Foca, Madrid, 2005


            Las mujeres de este libro no son sólo hermanas, novias, esposas y madres, son guerrilleras, rebeldes luchadoras e inconformistas; son las protagonistas de duros relatos de callada resistencia, de injusticia y dolor que provocan en la lectora ira y tristeza a un tiempo.
            Trinidad Gallego es una nonagenaria comunista que soportó la cárcel, el acoso, las torturas y violaciones insistiendo en la idea de que luchar por lo que una cree vale la pena. Concha Pérez ejerció como convencida anarquista, miliciana y obrera cenetista. Junto a ellas están Rosa Cremón, brigadista internacional que abandonó su Francia natal para defender en España las ideas republicanas, y Conchita Liaño, miembro de Mujeres Libres, agrupación feminista de ideología anarquista que propuso por primera vez en España lo que se viene llamando feminismo proletario.
            Acompaña este hermoso trabajo un interesante DVD, en el que se incluye el documental Mujeres del 36. Realizado siguiendo un guión de Ana Martínez y de la propia Llum Quiñonero para el programa de televisión “La noche temática”, la filmación recoge los testimonios de estas mujeres de diferentes ideologías que, desde distintos lugares, cargos y sensibilidades, participaron activamente en la instauración de la República y en la posterior Guerra Civil.

Cárcere de Ventas, de Mercedes Núñez. A Nosa Terra, Vigo, 2005


            A la socialista Mercedes Núñez la detuvieron en 1939 en la calle Real de A Coruña. El 7 de marzo de 1940 ingresó en la cárcel de Ventas, un centro pensado para acoger a 500 presas que en ese momento habitaban algo más de 6.000 reclusas.
            Durante dos largos años, la principal protagonista de esta breve e intensa historia soportó las duras condiciones de vida en este penal. Las sacas nocturnas, las palizas y vejaciones, el ruido de los tiros de gracia dados a los fusilados, el hambre y la suciedad conviven en este relato con la fortaleza y entereza de unas mujeres que no están dispuestas a rendirse.
            El libro, escrito en el exilio y publicado por primera vez en París en 1967, está dedicado a los «hijos de los vencedores y de los vencidos». La autora quiere que conozcamos lo que sucedió y que no mueran en el olvido las vivencias y sufrimientos de tantas mujeres que lucharon con desigual fortuna por la libertad. La edición en gallego, publicada el año pasado por A Nosa Terra, se abre con un certero prólogo de Carme Vidal.

Mujer y exilio 1939, de Antonina Rodrigo. Flor del Viento, Barcelona, 2003


            Este libro forma parte de una trilogía con la que se pretende hacer justicia a tres colectivos femeninos marcados por la Guerra Civil. Nombrados en genérico, la autora habla de las silenciadas, las exiliadas y las olvidadas. Concurren en estas páginas de las exiliadas un total de 22 semblanzas de otras tantas mujeres que por ideología o por parentesco se vieron forzadas a abandonar España tras la derrota de 1939.
            Los aviones franquistas bombardean las entradas y disparan en vuelos rasantes a aterrados niños, ancianos y mujeres que intentan huir del horror. Entre ellos, Ana Ruiz Hernández logra cruzar la frontera francesa acompañada de sus hijos Manuel y Antonio Machado. Peor suerte tuvo otra madre, Vicenta Lorca Romero, quien partió para el exilio dejando a su hijo Federico García Lorca brutalmente asesinado en un campo de Granada.
            La bibliógrafa Antonina Rodrigo traza en estas páginas interesantes bocetos de la trayectoria ideológica y vital de diferentes mujeres, entre ellas María del Carmen García, actriz y compañera de Lorca en La Barraca; la filósofa María Zambrano;  Rosario dinamitera; la escritora María Enciso, o la luchadora Lola Iturbe.

Mujeres caídas: Prostitutas legales y clandestinas en el franquismo, de Mirta Núñez. Oberon, Madrid, 2003


            En la época franquista no todas las mujeres fueron amantes madres y sumisas esposas. La catedrática de la Universidad Complutense Mirta Núñez nos muestra en este estudio la realidad de unas mujeres que buscan en la prostitución una salida a la miseria que la larga posguerra impuso en muchos hogares.
            Hasta 1956 la prostitución fue un medio lícito de ganarse la vida en España, siempre y cuando se realizase en lugares cerrados. Las prostitutas más humildes se veían obligadas a ejercer por libre, lo que motivaba que fuesen perseguidas o encarceladas.
            Las caídas necesitaban, según el régimen, ser redimidas y regeneradas. Con la colaboración de sacerdotes y órdenes religiosas, el hipócrita sistema de la época creó en 1941 la Obra de Redención de Mujeres Caídas. Invención que obligó a las prostitutas detenidas a catequizarse y a trabajar de balde para el Estado sin reducir condena con su trabajo. Una vez abolida la prostitución, fue necesaria la creación de una singular Comisión Coordinadora de los Problemas de Moralidad Pública, dependiente directamente del Ministerio de Justicia.

Irredentas: Las presas políticas y sus hijos en las cárceles de Franco, de Ricard Vinyes. Temas de Hoy, Madrid, 2003


            En Madrid existió la Prisión de Madres Lactantes, donde las mujeres sólo podían ver a sus hijos una hora al día, y donde los niños acostados en cunas lloraban durante horas en un insalubre patio, mientras desde las ventanas enrejadas las presas los contemplaban también llorando.
            La cruel María Topete Fernández fue la directora de tan lúgubre penal desde enero de 1941. Desde el comienzo siguió con empeño métodos coincidentes con el discurso segregacionista del militar y psiquiatra Antonio Vallejo Nájera. Topete separaba a los pequeños de sus familias para reeducarlos en centros adecuados, por supuesto, siempre en manos del Estado o de la Iglesia.
            Se sabe que en 1943 había algo más de 12.000 menores ingresados en centros españoles de asistencia pública o religiosa. El 62,6% de ellos eran niñas. La mayoría ingresó en centros religiosos para redimir los pecados cometidos por sus madres y sus padres. Muchas jamás salieron. Convertidas en monjas y freilas, renegaron abiertamente de su pasado y de sus progenitores.
            El historiador barcelonés Ricard Vinyes reconstruye en este interesante estudio de 267 páginas la situación de las presas y de sus hijos. Niños y niñas encarcelados sin figurar en ningún libro de registro. La falta de documentación hace que sea muy difícil precisar cuántos pequeños murieron entre rejas.

La voz dormida, de Dulce Chacón. Alfaguara, Madrid, 2002


            Esta estremecedora novela de la extremeña Dulce Chacón, tejida con relatos de muchas vidas reales y testimonios de la posguerra española, se ha convertido en todo un éxito comercial. Es la historia de un grupo de presas de la madrileña cárcel de Ventas, de ellas y de los que las rodean y del país en que todos malviven.
            Por las 390 páginas del libro circulan indignantes carceleras que simulan banderas de los vencedores con caramelos de limón entre bordes pintados de rojo; mujeres obligadas a beber litros de aceite de ricino y garbanzos que se clavan en las rodillas durante crueles interrogatorios. Pero también orgullosas presas que cosen clandestinamente uniformes para la guerrilla con retales que roban de los talleres del presidio, o parejas que para no ser multadas por escándalo público se besan en la estación de tren de Delicias mientras simulan despedidas apresuradas.
            «Llorar es perder el control», afirma una de las protagonistas. Y el control y la dignidad es lo único que poseen todas ellas: la adolescente violentamente rapada con las siglas UHP (Unión de Hermanos Proletarios) escritas en la frente; la embarazada que espera en la cárcel el momento de dar a luz para ser fusilada; o la mujer que a escondidas entra en el cementerio a recortar pedazos de ropa de los asesinados, para que los suyos los reconozcan y puedan llorar por ellos.

Rojas: Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, de Mary Nash. Taurus, Madrid, 1999


            En este riguroso trabajo, la prestigiosa historiadora irlandesa Mary Nash investiga y analiza los distintos papeles asumidos y ejercidos por las mujeres durante la Guerra Civil española.
            Por las algo más de 350 páginas de este libro circulan milicianas, heroínas de retaguardia, luchadoras anónimas, prostitutas, anarquistas, marxistas y otras muchas mujeres. Lo que importa en esta ocasión no son las historias particulares, sino las distintas reacciones y actuaciones de los colectivos femeninos. La conclusión del trabajo pasa por reconocer una activa y masiva participación de las mujeres contra Franco y el régimen que éste representaba. Durante la guerra resultó evidente el dinamismo de unas mujeres hondamente comprometidas que rompieron con los papeles tradicionales que las relegaban al ámbito doméstico, para participar conscientemente en la vida pública y política.
            Asumieron los trabajos más inverosímiles en la época: tomaron las armas; se formaron; impusieron su voz, expresando públicamente su opinión; editaron y publicaron periódicos y revistas. Todo esto trajo aparejado una obligada reformulación de la feminidad y de los papeles de las mujeres, que se vio drásticamente truncada con la victoria del Ejército franquista.

Desde la noche y la niebla (mujeres en las cárceles franquistas), de Juana Doña. Ediciones de la Torre, Madrid, 1978


            Republicanas amontonadas en antiguos vagones de ganado viajan presas al final de la guerra entre Alicante y Valencia, con ellas sus pequeños hijos. Durante tres sofocantes días, las detenidas malviven apretadas sin poder salir. Como único sustento, una cantimplora de agua y tres sardinas. Son muchos los pequeños que no lo resisten. Cuando los militares fascistas abren por fin los vagones, preguntan espantados a qué huele. A mierda y a niño muerto, responden las desesperadas madres.
            La militante comunista Juana Doña reconstruye en esta espeluznante novela su propia vida. Leonor, la protagonista, es detenida en la Navidad de 1939. Durante sesenta interminables jornadas sufre todo tipo de torturas en los bajos del edificio de Gobernación de Madrid. Aplastada por la policía político-social, que usaba con saña los métodos aprendidos de la Gestapo, Leonor ve cómo matan a golpes a un compañero o cómo otro detenido se corta las venas con vidrios de sus gafas.
            Cuando abandona el edificio mencionado es para ingresar en la cárcel de Ventas, donde miles de mujeres mueren de avitaminosis y hacen de cada peldaño de las escaleras una inhumana cama. Condenada a muerte en 1947, vivió increíbles meses aguardando a su fusilamiento, para al final ver conmutada su pena por la de 30 interminables años de prisión.

La mujer en la Guerra Civil española, de Carmen Alcalde. Cambio 16, Madrid, 1976

 
            Carmen Alcalde fue una de las pioneras en recoger y publicar un número considerable de testimonios, de documentos y de datos sobre el papel y las actividades desarrolladas por las mujeres durante la contienda. El trabajo, conciso pero completo, conforma un necesario paseo por el vivir de aquellas que experimentaron en carne propia lo estúpido de la Guerra Civil española.
            Una curiosidad: Lorenzo Varela cantó la muerte de la militante comunista Lina Odena, muerta en el frente en 1936 al lado de campesinos y mineros que luchaban por una república que trajera a la vida de las mujeres el divorcio, la enseñanza libre y la posibilidad de militar en partidos. De aquellas oportunidades surgirán mujeres activas y comprometidas que en este estudio salen del silencio para recordarnos que un día lucharon, pensaron y trabajaron por lo que creían justo.

Mujeres Libres: España 1936-1939, de Mary Nash. Tusquets (Acracia), Barcelona, 1976


            Texto indispensable para conocer y comprender esta organización feminista de orientación anarquista que actuó en España de 1936 a 1939.
            Las más de 20.000 afiliadas a Mujeres Libres defendieron la necesidad de llevar a cabo una verdadera revolución social. El movimiento, que tuvo especial repercusión en Cataluña, hizo que durante la contienda estas mujeres luchasen no por defender un Estado o ganar una guerra, sino con clara voluntad de conseguir una profunda transformación social que pasaba por la emancipación total de la mujer.
            El objetivo era liberar a la mujer de las esclavitudes que por tradición se le venían imponiendo. Para esto, rechazaban abiertamente todo tipo de autoritarismo masculino, y consideraban imprescindible que la mujer pudiese acceder en igualdad de condiciones al trabajo, ya que de él hacían depender directamente una autonomía económica que suponían indispensable para construir relaciones de pareja igualitarias y libres.
            Las avanzadas ideas de esta organización sobre educación, prostitución, sanidad e igualdad sorprenden hoy por la vigencia con que se nos muestran.