Mikel Isasi

La izquierda abertzale y el autoritarismo antipluralista
(Hika, nº 140, enero de 2003; Página Abierta, nº 134, febrero de 2003)

El articulo de Eugenio del Río sobre el autoritarismo antipluralista de ETA supone una acertada reflexión sobre la teoría y practica de la organización armada. Pero, pese a compartir gran parte del texto, según se va avanzando en él encuentro algunos desacuerdos que me parece interesante plantearlos a debate. Uno es la imagen de persecución política masiva que sufriría el nacionalismo español y otro la escasa diferenciación entre ETA, “ETA y sus seguidores”, “la sociedad paralela” propiciada por ETA y el nacionalismo vasco, aplicándoles a todos responsabilidades en la discriminación que sufren quienes se sienten españoles. Esta confusión, por ejemplo, es evidente cuando se habla de erradicación por parte del nacionalismo vasco de la identidad española.

ETA y la Izquierda Abertzale

Creo que es importante diferenciar a ETA de la Izquierda Abertzale (IA), definiendo esta como el conjunto de organizaciones que tienen como ejes la independencia y una cierta afinidad con ETA. En la IA conviven sectores muy diversos: nacionalistas radicales, ocupas, socialdemócratas, comunistas ortodoxos... y que tienen una visión de ETA también diversa, desde quienes mantienen un seguidismo total hasta quienes piensan que su tiempo ha pasado y que debe dejar la lucha armada. Entre estos están quienes prefieren no hacer publicas sus criticas y quienes han optado por salirse de Batasuna como ANV y Aralar. La relación de ETA con la IA es más parecida a la que tiene la Iglesia con la gente católica, van en carriles diferentes de una autopista, el discurso homófobo, misógino y contrario al aborto o al divorcio de la jerarquía católica se oye, llevan altavoces pero cada grupo social va en su carril a la velocidad que quieren, eligiendo esto o aquello en función de sus necesidades y gustos. En ambos casos, (ETA o la Iglesia) hay núcleos que siguen al pie de la letra lo que dice la jerarquía, ese es un grave problema, pero no son mundos homogéneos. En la IA hay un evidente sentimiento de izquierda, de gente que tienen una larga tradición anticapitalista pegada a sus realidades sociales y que contrarresta, en parte, el monocultivo nacionalista de ETA con sus secuelas excluyentes. Es el compromiso de la IA en los movimientos sociales, en los barrios, en los lugares de trabajo un elemento a tener en cuenta y que modela su entorno social pese al evidente sectarismo de la IA, lo que da una foto de la realidad menos excluyente de la dibujada en el articulo. Sin esta perspectiva de la IA no seria entendible la participación de Zutik y Batzarre en Euskal Herritarrok. También es verdad que en los dos últimos años, la ruptura de la tregua por parte de ETA y la política seguidista de la IA ha significado el abandono de los sectores más críticos dentro de esta y un mayor alejamiento de quienes nos acercamos en la época de E.H.

El articulo habla sobre una “sociedad paralela” donde ETA estaría en centro absoluto de esta. Por ejemplo, quienes compramos el periódico Gara, y aunque Gara es un periódico tan parcial como el resto de medios, sin embargo es el que mejor ha tratado y trata los pequeños movimientos sociales que hay en Euskadi, algunos de ellos como el antimilitarista y el antiprohibicionista en clara contradicción con la línea oficial de la IA. Mientras aparecíamos en Gara para la mayoría de medios estatales sencillamente estos movimientos no existían. Tampoco veo que quienes vamos a ciertas manifestaciones de la IA formemos parte de esa sociedad paralela, sencillamente estamos de acuerdo con algunos de sus postulados. No creo que quienes hemos apoyado votar HB o participar en EH hayamos formado parte de esa sociedad paralela.. Sobre quienes callan pese a discrepar de ETA falta un argumento a los dichos (“no verse excluidos y aislados, o simplemente por miedo a posibles represalias”), el argumento es no querer formar parte del sufrimiento y represión generados por el estado. Esa era la postura de EMK y LKI hasta la unificación en Zutik, esa era la postura de Zutik hasta que decidimos que era insoportable ese silencio. No veo por qué quienes tienen ahora esa postura (equivocada desde mi punto de vista) desaparecen o forman parte del entorno de ETA. En definitiva no me veo a mí ni a la izquierda de los movimientos sociales dentro de esa sociedad paralela que discrimina al nacionalismo español. Tampoco veo a Zutik en esa sociedad paralela, pese a que puso dinero para Gara, haya convocado cientos de manifestaciones de la IA (sobre todo referente a presos), hayamos realizado campañas a favor de votar HB o hayamos participado colectivamente en EH.

¿Esta perseguido el nacionalismo español en Euskadi?

Sin minimizar la grave situación que viven las personas amenazadas por ETA la imagen de persecución general del nacionalismo español en Euskadi me parece excesiva.

Cuando se habla de la hegemonía nacionalista vasca en la Comunidad Autónoma Vasca esta tiene poco que ver con la denuncia del autoritarismo antipluralista de ETA y me parece infundada aplicarle como objetivo erradicar el pluralismo nacional en Euskal Herria. Desde luego es inexistente en los textos del PNV o de EA, también lo es en los grupos minoritarios como AB, Aralar o Zutik. Esto no significa que no existan discriminaciones nacionales en Euskadi, pero por cada caso de un signo podremos encontrar otro de signo contrario, la diferencia esta en que uno (el nacionalismo español) tiene muchísimos más medios para denunciar esto y juega con ventaja, las leyes del parlamento español son de obligado cumplimiento en nuestra tierra.
En Euskadi no hay diferenciación nacionalista en nuestros barrios, aunque existen muchos con mayoría de origen inmigrante (lo que no significa necesariamente identidad nacional española) la movilidad de una zona a otra depende del dinero que se tenga, no de sentirse vasco o español. Entre otras cosas porque a la mayoría de la población le importa bastante poco o nada si sus vecinos se consideran vascos o españoles. La agonía nacional esta unida a la IA y es muy escasa en el nacionalismo español. Somos, pese al conflicto armado, una sociedad donde la gente no se pega en los bares por ser vasco o español.
Si hablamos de hegemonía nacionalista vasca hay que tener en cuenta que ha sido y es inexistente en Nafarroa y en Iparralde donde nunca ha habido gobiernos vasquistas. Además, el nacionalismo vasco (PNV y PNV-EA) ha tenido que gobernar en la CAV en muchas ocasiones con el nacionalismo español. En la practica lo ha hecho en ayuntamientos con el PP, o con el PSOE o con EB-IU, y con estos dos últimos también ha estado o esta en el Gobierno Vasco. Tampoco podemos olvidar que el nacionalismo español esta presente en todas las esferas de poder en la CAV: en la mayoría de los medios de comunicación, en organizaciones empresariales, sindicales, etc.

En otro de los ejemplos, en el caso de la campaña Bai Euskal Herriari se apostaba por la utilización de un DNI vasco como signo de identidad nacional. Como todos los carnets es un elemento de inclusión y también de exclusión (para quien no lo tiene). ¿En que se diferencia del documento nacional de identidad español? Éste es también un signo de exclusión e inclusión con la diferencia de que hoy tiene unas consecuencias mucho más graves para la mayoría de extranjeros que el carnet vasco para la ciudadanía de Euskadi, ya que supone la posibilidad o no de ser tratado como un ciudadano, es decir como persona con derechos o sin ellos. Lo que en un caso es una posibilidad de exclusión que nadie defiende públicamente (DNI vasco) en el otro supone una realidad: la exclusión. Por ese fortalecimiento del discurso, nosotros-ellos, ciudadanos-extranjeros, el carnet vasco me gusta tan poco como el español, pero no menos.

En el texto se afirma que hay un “nutrido exilio” por los atentados y la persecución política, dando una imagen de persecución masiva que sufre el nacionalismo español. Realmente no sé que es nutrido exilio, los 200.000 que dice el gobierno o varios cientos. Aun siendo consciente de la dificultad para realizar tal recuento me inclino por un numero pequeño de exiliados basándome en los objetivos de ETA de las ultimas décadas (quiero remarcar que un numero pequeño de personas que sufren, no significa que no sea importante y que merezca ser tenido muy en cuenta). La extensión del enemigo por parte de ETA (electos, intelectuales,...), mas allá de las fuerzas policiales, es algo relativamente reciente. Hasta hace unos pocos años los políticos e intelectuales del nacionalismo español vivían tan tranquilos como el resto. La visión del exilio en Euskadi tiene que tener también la otra mirada, la de quienes han huido de las torturas y la cárcel por su relación real o no con ETA. No podemos olvidar que una parte importante de personas presas lo están por confesiones arrancadas bajo tortura o que las acciones de kale borroka tienen condenas desorbitadas, 12 o 14 años de cárcel por quemar un cajero automático.

Estoy de acuerdo en la critica a la IA sobre la sistemática exageración de las carencias del sistema democrático en Euskadi, pero me parece desafortunada que a renglón seguido se hable de hechos escandalosos refiriéndose a la tortura, creo que es más adecuado hablar de la practica sistemática de esta, de una practica común escandalosa. Para entender la situación de Euskadi es necesario destacar que desde la Constitución ha habido mas de 25.000 personas detenidas y 4.600 torturadas, en un pueblo que apenas supera los tres millones de personas. Si a esto le sumamos los asesinados por ETA, las personas amenazadas, nos da una foto donde el sufrimiento propio oculta al de los otros, unos “otros” ajenos, sin derechos,... superar la política hecha desde el sufrimiento propio y comprender el de los demás es algo imprescindible, entre otras cosas, para resolver el conflicto.

Eugenio del Río
Un comentario al margen

Pensaba yo que mi artículo sobre los autoritarismos antipluralistas podría estimular cierta discusión sobre un asunto que me parece de envergadura. Mikel Isasi es el primero que rompe el fuego, cosa que agradezco de veras. Ojalá haya más contribuciones.

Al hablar de las realidades ideológicas, sicológicas, sentimentales, las apreciaciones están marcadas por la toma de partido de cada cual.

Mikel Isasi desea que quede claro que no son tantas personas como piensa que sugiero las que secundan el autoritarismo antipluralista de ETA.

A mi me interesa destacar la gravedad de ese fenómeno. Y, tal como yo lo veo (mi apreciación es discutible, sin duda), no creo que se me haya ido la mano en las magnitudes. Me gustaría hallar signos de oposición al autoritarismo antipluralista dentro de los sectores sociales afines a ETA, pero no los encuentro. La diversidad ideológica en ese ambiente, diversidad que constato en mi artículo, no parece afectar a este aspecto.

Mikel entiende que tampoco son tantos, como se deduce de mi artículo, los perjudicados por las prácticas represivas que llevan a cabo ETA y sus seguidores.

Perseguidos, en un sentido fuerte, quizá no haya tantos; otra cosa sería si empleamos esa palabra en un sentido más amplio. Pero, en mi opinión, en grados diversos, es toda la sociedad vasca, incluyendo a quienes pertenecen a la red de organizaciones que simpatizan con ETA, los que sufren esa presión despótica, como digo un par de veces en mi escrito.

Mikel estima que habría que subrayar más la diferencia entre ETA y su campo más próximo, por un lado, y el resto del nacionalismo, por otro lado.

A mi modo de ver, mi texto deja claras las diferencias y en ningún momento achaco una actitud autoritaria antipluralista al conjunto del nacionalismo vasco. Pero no puedo dejar de apuntar los fundamentos ideológicos antipluralistas que comparte ETA (hija ella misma de una de las tradiciones del nacionalismo) con una parte, no digo con la totalidad, del nacionalismo vasco. Pretender que el PNV está enteramente limpio de antipluralismo me parece excesivo (lo que no quita para que en mi artículo haya sido muy generoso en la consideración del PNV).

Mikel es contrario al autoritarismo antipluralista, pero considera que cuando se formula una crítica contra él deben criticarse igualmente las fechorías del campo contrario.

Por mi parte, trato de conservar, lo que no siempre es fácil, la libertad de criticar a unos o a otros, sin verme obligado a compensar una crítica a ETA con otra simétrica a la Guardia Civil, o a la inversa.
Sería bueno discutir sobre las cuestiones centrales que se desprenden de mi artículo: 1) ¿Existe o no el autoritarismo antipluralista que yo denuncio?; 2) ¿Cómo se manifiesta?; 3) ¿Qué importancia tiene?; 4) ¿Debe ser combatido?; 5) ¿Cómo?