Octavio Rodríguez Araujo

La izquierda y la derecha unidas...
(La jornada, 1 de septiembre de 2005)

En los años 80 del siglo pasado las encuestas de opinión, que eran poco usadas en México, perdieron credibilidad, pues el gobierno y el PRI encargaron algunas cuyos resultados fueron poco creíbles. Sin embargo, las encuestas son muy confiables como reflejo de la opinión de un determinado universo a partir de muestras representativas y estadísticamente válidas. En otros países donde se han utilizado desde hace varias décadas no han dado motivo para sospechas ni descalificaciones.

Una sola encuesta, levantada en un momento específico, da el retrato de ese momento específico, por lo que para poder observar tendencias es necesario hacer varias con la misma metodología. De aquí que las encuestas sean indicadores de ciertas realidades o de dinámicas de éstas, según sean elaboradas, y que su margen de error sea, en general, de tres a cinco puntos porcentuales.

Hay, naturalmente, personas que no sólo desconfían de las encuestas, sino que rechazan que lo cuantitativo represente algo digno de ser tomado en cuenta. Empero, quienes así piensan terminan por hacer sumas y contar cuando así les conviene. Es así que se hace el cálculo de quienes asistieron a un mitin: que si 100 mil o 200 mil o un millón o más de manifestantes. En estos casos la policía da cifras hacia abajo, los organizadores, por contraparte, hacia arriba, y los medios, según sus preferencias o grados de objetividad (que los hay objetivos), presentan algún dato más cercano a la realidad o una ponderación con base en experiencias pasadas. Otros, como por ejemplo la comandanta Rosalinda del EZLN nos ha dicho que "hasta el 24 de agosto se han adherido a la otra campaña 48 organizaciones políticas de izquierda, 95 organizaciones indígenas, 135 agrupaciones sociales, 287 ONG, grupos y colectivos, mil 79 individuos y 286 en lo internacional" (La Jornada, 28/8/05). Cuantificación también.

Los datos duros, incluso para quienes los tratan de minimizar, dicen muchas cosas, más de las que se quieren decir. Ahora, gracias a la comandanta Rosalinda, nos enteramos de que en México hay por lo menos 48 organizaciones políticas de izquierda, lo cual nos revela la gran atomización existente en esta corriente. Si esto es verdad, y no tengo por qué dudarlo, el gobierno debe estar muy contento de la dispersión de la izquierda: la izquierda desunida no representa peligro para los intereses dominantes en ningún país. Preocupa en cambio que habiendo más de 5 mil ONG registradas en México, más otras tantas sin registro, sólo asistieran 287 a una convocatoria dirigida a la mayoría del país, es decir, a los más pobres y explotados de la población.

Las encuestas, para el caso, son datos duros: nos dicen por ejemplo las preferencias que la población tiene por partidos políticos o posibles candidatos o personalidades. Las encuestas convierten miles de opiniones subjetivas en datos objetivos, y si las muestras y la metodología son correctas, nos dan resultados muy interesantes. Una encuesta reciente de Reforma, en el capítulo "popularómetro", señala que las personalidades que ocupan los dos primeros lugares en opiniones favorables son López Obrador (46 por ciento) y Creel (30 por ciento), y los dos primeros lugares en opiniones desfavorables son subcomandante Marcos (36 por ciento) y Cuauhtémoc Cárdenas (32 por ciento), cosa que nunca hubiera imaginado. En la misma encuesta y ante la pregunta "¿por quién votaría si los candidatos a la Presidencia en 2006 fueran...? 35 por ciento lo haría por López Obrador, 25 por ciento por Creel y 22 por ciento por Madrazo.

La encuesta Mitofsky ha revelado que en mayo de este año López Obrador tenía 42.5 por ciento de intenciones de voto, en tanto Madrazo y Creel contaban, respectivamente, con 24.3 y 20.0 por ciento en el mismo mes.

Covarrubias y Asociados, por su lado y con base en su encuesta levantada entre el 8 y 21 de agosto pasado, revela que AMLO, si en ese momento hubieran sido las elecciones, habría logrado 40 por ciento de los votos, Madrazo 25 por ciento y Creel 20 por ciento (véase La Jornada, 30/8/05).

Interesaría hacer notar que tanto Mitofsky como Covarrubias (en mayo y en agosto, respectivamente) coinciden en que mientras los candidatos del PRI y del PAN casi tendrían el mismo porcentaje de votos que sus partidos, en el caso del PRD-AMLO las cosas son diferentes: su partido ganaría sólo la mitad de votos de su candidato si éste no participara como tal. Es decir, el PRD no garantiza, por sí mismo, el triunfo de López Obrador o, dicho de manera menos fuerte, el PRD alcanzaría alrededor de 20 por ciento de votos, independientemente de quién fuera su candidato, pero con AMLO el doble. Quizá por esta razón se ha combatido con énfasis al ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, tanto desde la autodenominada izquierda como desde la derecha y el gobierno. ¿La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas? Parece, pero no tiene que ser una fatalidad.