Paul Nicholson, Iosu Egireun

Foro Social Mundial, cambios necesarios
(Hika, 153-154 zka, 2004ko martxoa-apirila)

El Foro Social Mundial surgió como producto de las movilizaciones contra la globalización neoliberal como un espacio internacional para la reflexión y organización de quienes se contraponen a las políticas neoliberales o están construyendo alternativas para priorizar el desarrollo humano y la superación de la supremacía del mercado tanto en cada país como en las relaciones internacionales y, al mismo tiempo, un espacio para la articulación de luchas y movimientos. Cuatro años después, tanto el desarrollo del FSM como los procesos de articulación de las luchas y los movimientos han puesto sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre el propio FSM y su relación con los movimientos sociales. Una reflexión que, aunque haya formado parte de los debates del Consejo Internacional, adquirió proyección pública tanto en el último Foro Social Europeo, como en el FSM celebrado en Mumbai.

El debate sobre el Foro forma parte de una reflexión más general sobre cómo generar, desde la perspectiva común de crítica radical al neoliberalismo, espacios de inclusión que sirvan tanto para avanzar en la reflexión y definición de la crítica, las alternativas y estrategia al modelo neoliberal, y hacer del Foro un instrumento útil para avanzar en la articulación de movimientos y luchas para la confrontación del neoliberalismo y la guerra.

Estos dos términos de la ecuación son indisociables: el FSM sólo tiene sentido y futuro en la medida que se alimente de las luchas contra la globalización neoliberal y sirva de aliento a las mismas, permitiendo combinar en su interior espacios no resolutivos, como las Conferencias, seminarios, paneles, etc. con otros más resolutivos como son los autoorganizados dentro del Foro por los distintos movimientos sociales. Entre estos se encuentra la Asamblea de los Movimientos Sociales que ha actuado como marco referencial en la lucha contra la globalización neoliberal de estos últimos año, porque desde ella se han impulsado movilizaciones como las de Québec contra el ALCA, o la de Cancún contra la OMC, pasando por Génova y el 15 de febrero, y que, al fin y a la postre, ha sido uno de los elementos centrales de la legitimación del FSM como referente en la lucha contra el sistema.

Son muchas las cuestiones que plantean a debate los cuatro años de experiencia del FSM; sin embargo no es nuestra intención entrar en un balance detallado, sino centrarnos en lo que consideramos son los tres elementos centrales de cara al futuro del FSM: los que se refieren a la estructura del FSM, su periodicidad y el papel del Consejo Internacional que es la estructura permanente entre foros.

I. La experiencia de Mumbai ha servido para comprobar que el FSM es posible fuera de Porto Alegre, que su carácter abierto facilita la integración de una pluralidad amplia de movimientos sociales diversos, alimenta la movilización social y deja patente que la mundialización del FSM no sólo es posible, sino que es necesaria. Además ha puesto de manifiesto que la realización del FSM es posible con parámetros distintos a los que se venían dando en Porto Alegre: una presencia y visibilidad real de los sectores más sociales más deprimidos, vetar el espacio a fuentes de financiación que comprometen al Foro, etc. Mumbai también ha mostrado que hay movimientos sociales de oposición al neoliberalismo que no se sienten cómodos con las formas de hacer y trabajar en del FSM y que aún quedan espacios por construir para integrar al máximo de movimientos posibles..

Pero, la experiencia de cuatro años también pone en evidencia que la estructura del FSM presenta algunas debilidades y demanda algunos cambios:

En primer lugar, en lo que se refiere a los espacios de Conferencias, seminarios y paneles de debate. Por regla general, en estos cuatro años, no se ha avanzado mucho más allá de la crítica al neoliberalismo (sin que hasta ahora hayamos llegado a construir una memoria de la misma), y arrastramos un déficit grande en lo que tiene que ver con la reflexión y confrontación en torno a las estrategias de lucha para hacer frente al sistema y, mucho más, en la elaboración de alternativas, no entendida como un ejercicio intelectual de gente especializada, sino como un proceso de reflexión y contraste construido a partir de las dinámicas de lucha de los movimientos sociales. El proceso de construcción de alternativas como la soberanía alimentaria pueden servir de referente en este capítulo, en el que habría que empezar por definir aquellos temas en los que por la urgencia de los problemas, como por el desarrollo de los movimientos, se podría estar en condiciones de abordarlos.

En este sentido, las Conferencias, seminarios o paneles de debate, tendrían que combinar tanto la reflexión sobre los temas de más actualidad o aspectos de la realidad no abordados (como este año el de las castas...) entre Foro y Foro, como la confrontación sobre estrategias y alternativas de los movimientos.

Porque medida que avanzamos en la confrontación con el sistema el debate sobre alternativas, estrategias de lucha, construcción de alianzas y formas de acción adquiere una urgencia y una relevancia mayor; y el FSM no puede vivir de espaldas a esta realidad. Si no queremos que el FSM se agote en una fórmula repetitiva, es necesario que su actividad se vincule estrechamente a la dinámica real de los movimientos y luchas sociales y sirva para hacer avanzar a éstas..

No se trata de que el Foro se convierta en un espacio deliberativo que decide entre opciones en debate, ni de que abordemos la elaboración de alternativas a través de cónclaves de sabios que someten al Foro una propuesta para concluir con un paradigma alternativo, el consenso de Porto Alegre frente al consenso de Washington, sino que, preservando el carácter abierto y plural del FSM, se inicie una reflexión en común sobre los problemas concretos a los que se enfrenta la lucha contra el neoliberalismo y la guerra y traslade al FSM los debates presentes en la dinámica real de los movimientos, como una forma avanzar en la construcción de alternativas en las distintas escalas en las que este movimiento se expresa: global, la local...

Alternativas basada en la confrontación radical del modelo neoliberal que sacrifica la vida de las personas y el futuro del planeta a la propiedad privada y al dios dinero en el altar del libre mercado y que evite su cooptación por el sistema.

Esto implica, también, que los espacios físicos, las salas para las conferencias deben tener un tamaño limitado y que para facilitar la participación y la aportación de la gente, es necesario que las propuestas puedan circular previa la realización del Foro.

En segundo lugar, la consideración de que las conferencias han de ser espacios para la disertación de personalidades, hace que en el Foro se consoliden una serie de desequilibrios que es necesario corregir. Desde lo que se dan entre personalidades y activistas de movimientos, hasta los que existen entre mujeres y hombres, y entre los que se encuentran la escasa presencia de generaciones jóvenes, la invisibilidad de los sectores sociales más golpeados por el sistema, la cuasi inexistencia de determinados continentes..., lo que hace que, con demasiada frecuencia estos espacios centrales del Foro se conviertan en un espacio privativo de académicos e intelectuales, que sumergen en la invisibilidad a los sectores sociales más agredidos y secuestra la participación de los movimientos sociales.

Por último, el tratamiento de la política y el espacio a los partidos políticos viene siendo un terreno en el que la teoría no tiene mucho que ver con la realidad. Y así, mientras la Carta de Principios excluye explícitamente la participación de los partidos políticos, la presencia del PT, de cargos institucionales o gubernamentales e, incluso, de jefes de gobierno... y una proyección mediática desmesurada ha sido una realidad permanente en el FSM. Está claro, que no se puede continuar viviendo en esa contradicción y que es necesario articular el espacio de los partidos políticos y de cargos institucionales en marco del FSM.

Aquellos países donde las movilizaciones sociales más han convulsionado a la sociedad, o las movilizaciones como contra la guerra, han situado la política y la relación entre lo social y lo político en el primer plano, y la relación entre los movimientos sociales y los partidos políticos y las instituciones en el centro del debate.. Esa es una realidad a la que no se puede dar la espalda, pero que es necesario articularla sin que el FSM pierda su identidad.

II. La periodicidad y la ubicación del FSM o, lo que es lo mismo, dónde y cada cuanto tiempo se ha de realizar el FSM es otro de los elementos centrales de cara al futuro . Hasta el presente, se viene realizando de año en año, y a pesar de que en un inicio la conclusión era de que el Foro iba a circular por el planeta, la realidad es que el Foro parece estar preso de Porto Alegre. Sin embargo, la experiencia de Mumbai ha supuesto un aporte importante en el devenir del FSM: contacto con nuevas realidades, inclusión de movimientos sociales, nuevos dinamismos; también, nuevos problemas (Mumbai Resístanse, El II Encuentro de los Movimientos Populares...), etc. y en ese sentido marca el camino a seguir. Máximo cuando la nueva cultura que supone la realización de los Foros Sociales (horizontalidad, consenso, espacio abierto y plural...) permite generar dinámicas de trabajo unitario y alimentar dinámicas de movilización entre los movimientos sociales, tal y como ha ocurrido en la India este año.

Por ello resulta preocupante que, tras cuatro años de trayectoria y un amplio abanico de movimientos sociales participando activamente y de forma estable en el FSM, la decisión de dónde se realiza el Foro esté limitada al marco del Consejo Internacional, del que resulta incomprensible que cuando se decide la salida del FSM a Mumbai sea con la subsidiaridad de volver a Porto Alegre, cundo esta decisión podía haber quedado abierta y/o orientada hacia otro continente y otro país.

Pero más allá de este debate, que nos sitúa en la necesidad de democratizar la estructura en la que se asienta el Foro Social Mundial, está el debate sobre su periodicidad. A este respecto, queremos indicar que:

La extensión, desde hace un par de años, de la del FSM a los Foros Regionales o Continentales y Temáticos, en una tendencia a que se ramifique a escalas locales, plantea el problema de cómo articular la dinámica de trabajo entre los distintos Foros. Y en contexto no hay razones que justifiquen la realización anual de los distintos Foros en las diferentes escalas; más bien lo que está sobre la mesa es la necesidad de articular un calendario que integre las distintas dinámicas. Actualmente, el criterio de realización anual de los Foros allí donde están constituidos, resulta una carga insoportable para los movimientos sociales (justo cuando el papel de los mismos es facilitar su desarrollo), y sólo puede satisfacer a quienes viven de, por y para los Foros..

El segundo y al hilo de lo planteado en relación a la estructura del Foro, de que, tenemos que avanzar hacia un debate sobre alternativas y estrategias y un Foro más participativo que integre problemáticas nuevas –las que surjan de una edición a otra, pero también las que aún no se han abordado–, construir un Foro de esas características exige un trabajo de articulación y elaboración previo que no se puede corresponder con una frecuencia anual del FSM.

Por último, partiendo del interés de trasladaR el FSM a distintos países y continentes (por lo que supone de enriquecimiento para el propio FSM como de positivo para el país en el que se realiza), su puesta en pie exige tiempo (para establecer relación con los movimientos sociales, facilitar su dinámica de integración...); y, aquí también, la periodicidad de un año resulta un corsé demasiado estrecho. .

Por todo ello, consideramos que el FSM debería celebrarse que ampliarse a tres años. De ese modo se podría abordar en mejores condiciones lo retos del Foro, se evitaría que en algunos continentes (Europa) en unos pocos meses se tengan que abordar tres Foros (Europeo, Mediterráneo y Mundial) y que permitiría articular un calendario integrado de Foros, desde el FSM, a los foros de cada país. Si bien es cierto que esta alternativa plantea la necesidad impulsar esos espacios tanto a nivel continental como en los distintos países.

III. En cuanto al Consejo Internacional que tutela la realización del FSM con toda la legitimidad que le otorga la historia, no puede convertirse ni en un espacio privativo de quienes actualmente lo constituyen, ni en un espacio cerrado donde se dirime lo habido y por haber del FSM. Más bien, cuatro años después, es hora de crear espacios de participación democrática, tanto en la reflexión sobre el futuro del Foro (cómo avanzar en la consolidación de ese proceso), como en las tomas de decisión sobre las cuestiones que afectan al mismo. Y en estas cuestionen resulta un contrasentido que los movimientos sociales constituyamos la columna vertebral del Foro y, al mismo tiempo, salvo algunas redes y movimientos muy concretos (Via Campesina, Marcha Mundial de Mujeres, CUT .).. los movimientos sociales estemos tan al margen de esos procesos de reflexión y toma de decisiones. Más en unos momentos en los que por el tiempo transcurrido y la consolidación del FSM, su futuro está en debate y en el que el Consejo Internacional se viene dotando de unas funciones ejecutivas que contrastan bastante con su papel central: facilitar la realización del FSM y su desarrollo a partir de los criterios con los que fue creado y respetando la Carta de Principios.

No se trata de poner en cuestión la representatividad de quienes componen el Consejo, sino de articular un proceso participativo en la definición de los criterios por los que se ha de regir el FSM (periodicidad, país, formato, estructura...), e integrar en la estructura del mismo a las asambleas o comités organizadores de los Foros que se vienen construyendo en los últimos años para integrar esas experiencias en la construcción del FSM. Y en cualquier caso parece obligado que en el CI se integre entre sus miembros a los Comité Organizadores del FSM, y que se sepa esta situación no se ha contemplado para el Comité hindú, tras el éxito de Mumbai.

A estas alturas resulta un contrasentido que una de las principales reivindicaciones de ese “otro mundo posible” sea la democracia participativa, y en los trabajos de preparación del FSM se haya avanzado tan poco en la construcción de esa democracia participativa.

A modo de conclusión

Todas y todos somos conscientes que a medida que transcurre el tiempo y el Foro se consolida, los riesgos de institucionalización e instrumentalización del FSM aumentan. Por ello la evolución y el futuro, del FSM, su papel en la lucha contra la globalización neoliberal, su relación con los movimientos sociales y el papel éstos en su desarrollo ha de ser una preocupación permanente entre nosotros y nosotras, sin caer en la tentación de mermar su carácter abierto y plural.

Hay muchos aspectos en la experiencia de estos cuatro años que merecerían un tratamiento específico y muchos otros referentes a su futuro que exigirían más tiempo y espacio para abordarlos; en esta contribución nos hemos querido centrar en los tres elementos que nos parecen centrales en el debate sobre su futuro inmediato. Conscientes de que lo importante no es tanto que estemos acertados o no en las propuestas, como el que estas sirvan para fomentar el debate entre los movimientos sociales y lograr que éste fluya al Consejo Internacional e influya en el devenir del Foro.

Pero nuestra atención no puede ceñirse al futuro del Foro, porque la Asamblea de los Movimientos Sociales que se desarrolla durante el mismo ha constituido y constituye un referente central no sólo para quienes acudimos a los Foros, sino también para el impulso de luchas y el desarrollo de iniciativas. Y, en gran medida, una de las fuentes de legitimidad del Foro se encuentra en que los compromisos adquiridos en esa asamblea ha servido para demostrar la utilidad del Foro como marco desarrollar en la práctica la confrontación al neoliberalismo desde la radicalidad de las propuestas y la flexibilidad a la hora de construir alianzas.

No hay duda de que el reforzamiento de esa asamblea, los pasos que vayamos a dar en la construcción de la red mundial de los movimientos sociales y la traslación de nuestros compromisos a escala global a los ámbitos locales y cotidianos, son la mejor garantía para mantener el Foro en el buen rumbo. Porque sólo en la medida que su desarrollo tenga como referente la lucha social y aborde los problemas que se le plantean en ella a los movimientos, en Foro no correrá riesgo de anquilosamiento, si bien es cierto que su apertura a un abanico de fuerzas cada vez más amplias y diversas será, al mismo tiempo, fuente de contradicciones y tensiones.