Retrospectiva de un compromiso: Paul Strand

La Fundación Pedro Barrié de la Maza presenta en sus sedes de A Coruña y Vigo una retrospectiva dedicada a la obra del fotógrafo Paul Strand. La muestra está dividida en diez secciones que abordan la evolución del fotógrafo desde 1915 hasta 1976. En total representan 114 fotografías y tres películas: Mannahatan (1921), Redes (1934), y Native Land (1942). Se trata de la primera exposición que se organiza en Europa en los últimos 30 años (1).

Se pueden ver algunos de sus trabajos en:

http://www.artphotogallery.org/02/artphotogallery/photographers/paul_strand_01.html

 Algunos datos biográficos

            Paul Strand nace en Nueva York en el año de 1890, en el seno de una familia judía originaria de Bohemia. Desde joven se interesa en la fotografía, bajo las influencias de Lewis Hine y Alfred Stieglitz, dos impulsores de la fotografía realista que animan la vanguardista asociación Photo-Secession y la mítica Galería 291 de la Quinta Avenida. Publica sus primeras fotos en la revista Camera Work y realiza su primera exposición individual dejando ya claro un estilo que se caracterizará por las imágenes profundas y de gran realismo.       
            Tras una breve experiencia como técnico de rayos X en el cuerpo médico del ejército durante la primera guerra mundial, Paul Strand se gana la vida realizando reportajes de deportes y películas médicas. Colabora con Charles Sheeler en la película corta Mannahatta. En 1925 es seleccionado para mostrar su obra en la exposición "Siete americanos en la galería Anderson", y en este mismo año comienza su serie de acercamientos a las fotografías de plantas y de formas naturales.      
            En la década de los treinta, Strand desarrolla una conciencia y un activismo político que lo llevó a vivir y trabajar durante casi dos años en México, en donde, entre otras actividades, hace la fotografía para la película Redes y toma las imágenes para su Portofolio mexicano, obra publicada en 1940. Visita la Unión Soviética, donde conoce a Sergei Eisenstein y a otros artistas rusos de vanguardia. De regreso a los Estados Unidos participa en la película El arado que rompió los llanos, dirigida por Pare Lorentz.
            Impulsa posteriormente Frontier Films, productora que llevó a cabo proyectos documentales de alto contenido social. Tras la experiencia, Paul Strand se dedica ya de pleno a la fotografía fija.
            El Macarthismo, la persecución anticomunista de los años 50, se cebó particularmente en su círculo de amistades y ante las dificultades para encontrar trabajo decide irse a Europa estableciéndose, a partir de 1955 en Orgeval, una localidad cercana a París. Desde entonces, hasta su muerte, su vida es una sucesión de trabajos fotográficos de una enorme calidad donde irá dejando constancia de un documentado estudio de realidades tan variadas como el valle del Po (Un Paese, 1954), la isla de Uist del Sur en Escocia (Tir a'Mhurain: Outer Hebrides, 1968) (2), Egipto (Living Egypt,1969), Marruecos, Ghana (Ghana: Un Retrato Africano, 1976) o Rumanía.  Su obra forma parte de la historia de la fotografía. 

COSMOVISIÓN: individuos, grupos, entornos...

            Paul Strand ejerce el oficio de fotógrafo con una delicadeza y una parsimonia extraordinarias. La fotografía capta el instante, detiene el tiempo y es, a la vez, la reproducción más imparcial de la vida social. Pero la imagen es también expresión de las preocupaciones y sentimientos del propio fotógrafo que revela con su cámara una realidad sobre la que ejerce una selección interesada. Así que sus imágenes, dotadas de un enorme realismo y nitidez, no albergan pretensión alguna de objetividad. Muy al contrario, la obra de Paul Strand debe analizarse como la expresión de una toma de partido por la gente corriente.
            Cada uno de sus trabajos viene precedido por un arduo estudio. Son conocidas sus estancias de meses –en ocasiones, hasta de un año- en el lugar elegido para familiarizarse con sus gentes, simpatizar con el pueblo, conocer sus ocupaciones habituales, sus construcciones y  sus artilugios, su medioambiente. Strand delimitaba el área de investigación –como gustaba llamarla- hasta precisar los elementos característicos de lo que quería captar con su cámara. 
            En cada uno de sus álbumes fotográficos hay un esfuerzo notable por comprender al hombre y a la mujer común, popular, ya como individuo ya dentro de su grupo familiar o de convivencia y en un su hábitat. Así, sus fotografías nos presentan a hombres, mujeres o niños en sus lugares de vida habituales, a la puerta de la casa, en la calle, en el campo… Con luz natural, sin trucos ni efectos. Y sin decirles como situarse ante la cámara. Son también notables sus fotos de grupo en entornos naturales que la acción humana ha ido modificando, humanizando, con el transcurrir de las generaciones.
            Sus retratos son el reconocimiento de una humanidad inmortal, captando en los gestos y la actitud espiritual de los retratados la peculiar fortaleza y dignidad que la vida ha ido depositando en la gente humilde. Se trata de una fortaleza moral que se expresa en la firmeza de sus miradas, a través de sus manos o en sus cuerpos deformados por años de trabajo. Se trata de retratos de simples trabajadores, curtidos por el sol y los esfuerzos cotidianos en el campo, que llevan con orgullo trajes de faena de paño burdo y que, con todo eso, no parecen gentes vulgares.
            Sus retratos nos dan a conocer una humanidad digna e inalienable que reconocerá en los campesinos de México, en Nueva Inglaterra, en las Islas Hébridas, en Ghana, en Rumanía y en Egipto.
            El mismo afirmaría sobre la gente a la que le interesaba retratar: “Las personas que sí me gusta fotografiar son aquellas cuyos rostros expresan fortaleza y dignidad; aquellos que, no importa lo que la vida haya hecho con ellos, no han podido ser destruidos. Gente así siempre me ha atraído”. 

FRONTIER FILMS


            Paul Strand abraza entre 1937 y 1942 la causa del cine documental presidiendo una cooperativa de producción cinematográfica mítica: Frontier films. Esta productora neoyorquina, crítica radical de las ficciones de Hollywood, “que no abordan los problemas reales de los americanos”, pretendía impactar emocionalmente a los espectadores, al modo de los grandes films revolucionarios soviéticos, y modificar los “hábitos y opiniones del público” en los temas importantes de actualidad.
            Frontier Films contribuyó a la causa republicana con dos películas memorables: Heart of Spain (Herbert Kline y Charles Korvin, 1937), donde la solidaridad fraternal comparece como contrapunto militante y esperanzador, y Return to Life (Henri Cartier-Bresson y Herbert Kline, 1938), en la que se detalla la labor de los servicios médicos internacionales convirtiendo a un soldado herido en símbolo de todos los heridos de guerra. 
            Frontier films realizó otros cinco documentales: China Strikes Back (1937), sobre el entrenamiento del Ejército Rojo en la provincia de Shensi; People of the Cumberland (1937), sobre una escuela de Tennessee dirigida por un joven Elia Kazan; White Food documental sobre los glaciares filmado por el naturalista Osgood Fiel; United Action acerca de las huelgas de los trabajadores de Detroit y Native Land (1942), dirigido, filmado y editado por Hurwitz y Strand en el que muestran las violaciones de los derechos civiles en Estados Unidos. La onda expansiva del ataque a Pearl Harbour cerraría esta experiencia de cinematografía alternativa y de alto compromiso social.

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(1) Desde el 2 de octubre hasta el 11 de enero puede ser contemplada en la sede de la fundación en Vigo.
(2) Tir a'Mhurain en gaélico, la lengua que se habla en las Hébridas o Islas del Oeste, significa "Tierra de la hierba combada" (Land of Bent Grass ) y es con este nombre como se conoce tradicionalmente a South Uist.